63 edición del Festival de San Sebastián
Previa del #63SSIFF Por Manu Argüelles
La 63 edición del Festival de San Sebastián supone el quinto año consecutivo que acudo al evento. Un año después de la que para mí fue la mejor, junto con la primera, de todas las que he acudido. Y con esta percepción estoy aunando tanto dentro como fuera de las salas, porque un festival no sólo supone el visionado bulímico de una ingente cantidad de películas sino también la experiencia compartida de ese visionado con compañeros y amigos.
A priori, la #63SSIFF parece cumplir la línea que pude constatar el año pasado. Sólo restará comprobar a su finalización si tal impresión se confirma. Sitiado por Telluride, Venecia, Toronto y New York, el festival siempre tiene el reto de ofrecer una Sección Oficial que no quede empequeñecida ante la fuerte competencia que le rodea. Aunque, curiosamente, dentro del panorama internacional, quién parece quedar más perjudicado no está siendo San Sebastián sino Venecia. Dado que la producción norteamericana que lleva consigo su impacto mediático va a orientarse más hacia Telluride, Toronto o New York, como plataformas lanzaderas de cara a los Oscars, San Sebastián parece apoyarse en la producción europea para tratar de garantizar una calidad que siempre ha resultado esquiva en la Sección Oficial, el talón de Aquiles del Zinemaldi. El año pasado los nombres de Mia Hansen-Løve, François Ozon y Christian Petzold cumplían el rol de ser primeros espadas, acompañados en una zona media por Michäel R. Roskam, Cédric Khann y Danis Tanovic. En este marco no obvio la presencia española, que sin duda también contribuyó a elevar el listón con Magical Girl, La isla mínima o Loreak.
En esta ocasión contamos con Terence Davies (que fue ya motivo de una retrospectiva de su carrera en el 2008), Ben Weathley y Mamoru Hosoda como primeros focos de atención. Aunque los dos primeros ya han sido exhibidos en Toronto, pueden compatibilizar su presencia aquí dado que el evento canadiense no es de carácter competitivo. Venecia, en cambio, prioriza la primicia, una trampa que le está arrinconando.
Davies, una de las voces más importantes de la cinematografía internacional (para mí Voces distantes es una de las mejores películas de los años ochenta), nos llevará a una comunidad rural escocesa de principios del S. XX con The Sunset Song (adaptación de la novela de Lewis Grassic Gibbon), tras haber participado en el 2011 con The Deep Blue Sea. Junto a él, otro británico, Wheatley, habitual de Sitges donde se han visto todas sus películas anteriores, da un gran salto hacia adelante con High Rise, la ambiosa adaptación de la novela de J. G. Ballard, interpretada por Tom Hiddleston y Sienna Miller, que nos situará en un ámbito por el que aquí guardamos predilección: la ciencia ficción distópica. Tanto él como Mamoru Hosoda con The Boy and the Beast cumplen con la debilidad y el aprecio que Rebordinos y su equipo siempre han guardado al cine de género y a la animación, un tipo de películas que habitualmente quedan excluidas del circuito de competición de los Festivales A (han habido excepciones pero siguen quedándose en eso, muestras aisladas que no cumplen la norma) y que el #63SSIFF sitúa de igual a igual frente al cine de autor, un gesto que aquí agradecemos porque nosotros prescindimos de estas arcanas jerarquías que parecen todavía pervivir en el circuito de festivales de envergadura. The Boy and the Beast, además, tiene la primicia de ser la primera película de animación que entra a competición en Donosti, una distinción que me parece acertada, si hablamos del director de Summer Wars (2009), una de mis películas favoritas del cine de animación contemporáneo. Con Miyazaki retirado de la circulación y desaparecido Satoshi Kon, Hosoda viene a alzarse como la gran esperanza del anime, algo que parece también haberse advertido desde el #63SSIFF.
Más allá de los nombres de directores destacados, confieso haber generado expectación con Evolution de Lucile Hadzihalilovic, directora que ya estuvo en el certamen con su película debut dentro de la sección de Nuevos Directores, la atmosférica y embargadora Innocence (2004). Otro director, Scott Graham, también vuelve a San Sebastián con Iona, después de su debut en el largometraje con la notable Shell (2012). Pero como en aquella ocasión, en el #63SSIFF Scott Graham se sigue manteniendo dentro de Nuevos Directores. Espero que el salto de Lucile Hadzihalilovic a la Sección Oficial con su segunda película se deba a la calidad de la misma y no tanto a que en esta ocasión nos encontremos con una coproducción con España. Junto a ellas tendremos Sparrows (Rúnar Rúnarsson), película islandesa que demuestra cómo poco a poco la producción de esta isla se va filtrando dentro del panorama internacional. Lo mismo podríamos decir con Moira respecto al cine que se está realizando en Georgia. Y justamente, la película de Rúnar Rúnarsson parece cumplir una tendencia que ya se observa en este #63SSIFF: la presencia abundante de ficciones en torno a la infancia y la adolescencia. Lógico que sea un motivo recurrente en Nuevos Directores (casi ya es una regla no escrita para los directores debutantes). Pero también podremos encontrarlo en la Sección Oficial con Les démons de Philippe Lesage.
El año pasado empecé así la jornada:
Mommy #62SSIFF .¿De verdad que os la tengo que reducir en 140 caracteres? QUÉ BARBARIDAD DE PELICULA
— CineDivergente (@cinedivergente) septiembre 19, 2014
KO al primer asalto. Este año arrancamos también desde Perlas con The Assassin de Hou Hsiao Hsien, que si nos atenemos a los ecos que nos llegaron desde Cannes, todo apunta a que empezaremos fuertes. Desde el certamen francés, The Assassin en Perlas vendrá muy bien acompañada de Nani Moretti con Mia Madre, Trois souvenirs de ma jeunessede Arnaud Desplechin (una de las películas que más deseo ver), Sicario de Dennis Villenuve (director muy apreciado en Donosti), Our Little Sister de Hirokazu Kore-Eda (otro habitual del festival y yo agradecido que sea así), Irrational Man de Woody Allen (por el que Donosti siempre ha tenido debilidad), Hitchcock/Truffaut de Kent Jones, Mountain May Depart de Jia Zhang-ke (director que repite en Perlas) y la revelación del pasado Cannes, Son of Saul de László Nemes. La abultada cosecha cannoise se completa con lo recogido de Venecia: Anomalisa de Charlie Kauffman (la animación extiende su presencia), El clan de Pablo Trapero y Black Mass de Scott Cooper (más cine de género). Una tradición se rompe este año: no veremos la Palma de Oro de Cannes. Pero si se cumplirá que tengamos al alcance el pasado Oso de Oro de Berlín: Taxi Téhéran de Jafar Panahi. Y no me olvido de la que parece una seria candidata a ganar el premio del público como ya lo hizo en Sundance: Me and Earl and the Dying Girl de Alfonso Gómez-Rejón.
No hay nada que discutir ante esta más que apetecible selección. Pero siempre, especialmente con Perlas, planea la pregunta de hasta qué punto un festival depende de lo que compran las distribuidoras. Si esa dependencia es cierta, sorprende no encontrarse con ninguna de lo que ya ha confirmado Vertigo Films dentro de su catálogo para próximos estrenos. Y eso me lleva a lamentar que Carol no se encuentre en las seleccionadas, más cuando Todd Haynes fue presidente del Jurado de San Sebastián en 2013.
Les confieso una cosa. Donde más cine español veo siempre es en los festivales. Y de hecho, me obligo a ello, no voy a negarlo. Reconozco, además, que el cine de Amenábar no se encuentra entre mis prioridades. Pero justamente, Regresión como película de inauguración, todo un triunfo para la 63 edición del Festival de San Sebastián contar con la premiere internacional, para mí supone un reto, en cuanto me voy a obligar a dejar atrás mis reticencias y tratar de verla con la mejor de las miradas, tal como a mí siempre me gusta encarar los largometrajes. No voy a tener tantos obstáculos que combatir ante Agustí Villaronga con Un rey en la habana, Truman de Cesc Gay y Un dia perfecte per volar de Marc Recha, directores que sí me resultan estimulantes. Veremos cómo las cuadro. Porque Horizontes Latinos y Zabaltegi dificultan la tarea, dado que con la primera no contamos con pases de prensa y en la segunda sólo en algunas. Y son dos Secciones con las que a mí me gusta mucho asomar la cabeza, porque ahí agazapadas se encuentran verdaderas joyas. Muchísima apetencia tengo con El club de Pablo Larraín, director que directamente me entusiasma. Pero también me atraen mucho Chronic de Michel Franco o Paulina de Santiago Mitre, dos realizadores con los que espero revalidar el interés que me generaron sus anteriores películas, Después de Lucía y El estudiante, respectivamente. También desde Horizontes Latinos podremos comprobar si ha sido merecido el reciente León de Oro en Venecia a Desde allá de Lorenzo Vegas. En lo que respecta a Zabaltegi le tengo el ojo puesto, también proyectadas en el festival italiano, Francofonia del gran Alexander Sokurov o Montanha(João Salaviza), entre otras. Todo dependerá de esos complicados equilibrismos que solemos hacer para tratar de ver aquello de las secciones paralelas que nos resulta más llamativo.
En esta empresa, por fortuna para el lector, este año no estaré solo. Podrá disfrutar de la frescura de Carlota Ezquiaga, que lo cubre por primera vez, o de las aportaciones de Mireia Mullor, encantados con su inclusión en la familia divergente.
Si al principio comentaba que un festival no son sólo las películas sino con quién compartes el entusiasmo, la pasión y la energía desbocada que desarrollamos ante el cine, no dudo que en el #63SSIFF voy a estar muy bien acompañado, lo sé, pero te voy a echar terriblemente de menos. Aquí fue donde forjamos nuestra amistad y eso es algo que guardo como oro en paño. Cuídate mucho.