A vueltas con Mayo del 68

Una posible introducción Por Paula López Montero

*Antes de entrar a desglosar la incitación a la rebeldía que lleva impresa este especial sobre el cine en torno a Mayo del 68, me gustaría proponer una mirada que albergue la intención de reunión, reflexión colectiva y búsqueda de otras propuestas de significación política y estética ahondando en tres preguntas base: ¿Qué fue Mayo del 68?, ¿Qué somos hoy? y ¿Hacia dónde nos dirigimos? En este sentido bienvenidos sean todos los comentarios y reflexiones que hagan de este especial algo más rico y dialogante. No corten sus impulsos, rebélenlos.

1. «Heráclito retorna. Abajo Parménides. Socialismo y libertad.» Graffiti, Mayo del 68, Sorbona.

Este año se cumple el cincuenta aniversario de las revueltas estudiantiales del 68 contra la sociedad de consumo y el sistema dominante en Europa, que escenificó la crisis de los valores tradicionales de la Modernidad y a la que se sumaron sindicatos, obreros y otros colectivos como el feminista o el LGTB+ en un intento de reapropiación de la calle y del espacio público. No es nuestro cometido hacer un banal resumen de los acontecimientos -que por otra parte merecen su relectura en muchos de los libros que se han publicado-, sino el de introducir un escenario muy particular que puede tener ciertas analogías con nuestro presente y que desde luego supuso un despertar de la cuestión política sobre la imagen y el audiovisual. Por ello pido disculpas de antemano por la brevedad en la representación del panorama de los eventos que corresponden desde abril hasta junio de 1968.

Conocidas son las multitudinarias manifestaciones, la huelga general, los violentos enfrentamientos policiales, la ocupación de las fábricas y de las universidades Nanterre y Sorbonne, o la protesta contra la expulsión de Daniel Cohn-Bendit un estudiante que en los acontecimientos previos a mayo se había revelado frente al ministro de juventud y deporte por obviar el problema de la sexualidad en los jóvenes. Durante los meses de marzo y abril de 1968, con los primeros síntomas de debilitamiento económico y el aumento del paro del gobierno de Charles de Gaulle, algunos estudiantes reaccionarios que se opusieron a la Guerra de Vietnam y que ponían en entredicho el obsoleto sistema de educación y cultura universitario, se encerraron en la Universidad de Nanterre lo que dio inicio al modus operandi del pulso que se le estaba echando al sistema: la toma de control de la universidad, el debate y de su extensión a la calle. Una crisis del modelo de valores occidentales que muchos pensadores fueron denunciando durante los sesenta. En concreto, en Francia fueron fundamentales pensadores como Guy Debord que alentó con su texto De la miseria del estudiante la crítica al sistema universitario – y a quien veremos en este especial con un documental como Crítica de la separación (Critique de la séparation, 1961); o Herbet Marcuse para quien el ser humano vivía en represión, ajeno así mismo, alienado por el sistema capitalista y el control del lenguaje; o Wilhem Reich famoso por sus teorías sobre el sexo y la liberalización de la mujer; o Michael Foucault o Jean Paul-Sartre –quizá el más radical de todos- que con sus Manos sucias proponía que era mejor mancharse las manos que posicionarse en el inmovilismo.

Mayo del 68 - Bruno Barbey

 Bruno Barbey, París, 13 de mayo de 1968

Después de los altercados de marzo y abril de 1968, son conocidas las ocupaciones de las universidades y de las fábricas, sobre la que destacó el grupo de “los ocho de Nanterre”, entre los que se encontraba Daniel Cohn-Bendit, cuyos miembros jugaron con el nerviosismo y represión policial y acabaron simpatizando con la inmensa mayoría de la población francesa. Apenas cuatro días más tarde de los altercados ante la sentencia de los ocho de Nanterre, la noche del 10 de mayo, conocida como la noche de las barricadas del Barrio Latino, la opresión y una gran violencia policial puso en entredicho la legitimación del gobierno de de Gaulle. El lunes 13 de mayo ante los sucesos acaecidos se convocó la mayor huelga general que ha vivido Francia hasta la fecha. Estos acontecimientos, a su vez y con la ayuda de la comunicación, se extendieron a otros países como México, Alemania, Estados Unidos o Italia.

No sólo fue en la Sorbona o en Nanterre. No sólo fue en Francia. Tampoco fue sólo en mayo, ni en el 68, aunque esta fuera la fecha mítica y central. Lo que sucedió estalló en casi todas las zonas del mundo del bienestar; porque en las de malestar el ruido era parte de la vida cotidiana. 1

Aunque Mayo del 68 no fue sólo lo que ocurrió durante y después sino que venía vaticinado por sus años precursores, los 60, que estuvieron marcados por el movimiento hippie, las manifestaciones contra la Guerra de Vietnam, el movimiento Feminista, las primeras conquistas en materia de derechos para el colectivo LGTBI+, las revoluciones y revueltas latinoamericanas y la Revolución Cultural China liderada por Mao Zedong y que sirvió de inspiración para muchos manifestantes del movimiento de Mayo del 68. Fruto de un mismo espíritu también podríamos hablar de la llamada Primavera de Praga, el movimiento de los derechos civiles encabezado por Martin Luther King o las protestas estudiantiles en México. Como bien exponen en una película posterior y sintomática de esta generación Le Week-end (Roger Michell, 2013) los 60 y los 70 prendieron la mecha de este estallido posterior que dinamitó algunos de los pilares de nuestra cultura.

Para muchos de nosotros -sobre todo los que no vivimos los años 60 pero sí el movimiento 15-M o la Primavera árabe- Mayo del 68 es un referente histórico que en cierta medida ha servido de inspiración y que en otras, de desmitificación. Pero en realidad ¿qué fue Mayo del 68.

Ciertamente éstos [acontecimientos] han pasado al imaginario colectivo como hito social y cultural, pero lo que se esconde tras las barricadas, tras la toma de la Sorbona, tras la apropiación del espacio público, afectaría a las estructuras de todo el mundo occidental. Mayo del 68 dejaría patente el abismo generacional entre aquellos padres triunfadores de la II Guerra Mundial y una juventud que se rebela ante los valores paradójicamente cargados de tabúes y represión social de estos vencedores del fascismo.2

Incluso en la España de Franco, las tensiones entre el viejo régimen y la sociedad se manifestaron en la Universidad Complutense donde más de 5000 estudiantes se reunieron para escuchar al cantautor catalán Raimon, para luego partir al centro de Madrid aclamando “Democracia popular, España socialista, abajo Franco».

No obstante, aquellas revueltas que calaron todo el mundo occidental no tuvieron el desenlace pretendido y esperado puesto que, tras las elecciones generales convocadas, paradójicamente, el gobierno de de Gaulle salió reforzado, mientras que la hecatombe y debacle de la izquierda fue lo más sorprendente ante el incendio que había provocado. Los ciudadanos ante la radicalidad mostrada por muchos de los estudiantes y la izquierda comunista acabaron por acatar la antigua política y volver a la comodidad del estado hegemónico auspiciado por el televisor. La calle no se podía tomar eternamente.

Por otra parte, cabe pensar en una de las piezas claves con las que solemos pensar Mayo del 68 y que viene en el hecho de que recordemos más a sus ídolos (Sartre, Debord, Godard, etc.) que el impulso anónimo y colectivista que hubo detrás de la revolución. Y es que como bien anuncia Michael Löwy, Mayo del 68 fue ante todo una revolución romántica 3 donde el dandismo, la genialidad y la transgresión subsumida en un clima melancólico fue lo más destacable y memorable, como muchos cineastas a la postre acabaron reflejando (por ejemplo, Philippe Garrel o Bernardo Bertolucci).

Los amantes regulares Mayo del 68

Los amantes habituales (Les amants réguliers, Philippe Garrel, 2005)

En relación con uno de los intelectuales al frente más conocidos, Jean Paul Sartre, creo que merece la pena mencionar la disputa que mantuvo con el escritor Albert Camus. Dos intelectuales con miles de lectores en la época y que, aunque pudiera parecer que luchaban contra un mismo espíritu colonizador, en el fondo de sus propuestas se encontraba una simiente que les acabó por distanciar irremediablemente –por cierto, también en esta época se distanciaron Godard y Bertolucci, lo que pone en tela de juicio la batalla por el pedestal y el megáfono que se estaba dando también en la época-. En una reciente entrevista a Reyes Mate, que reflexiona sobre el asunto dice: “Albert Camus distinguía, en L’homme révolté, entre “el rebelde”, un producto típico de la “sabiduría del sur”, y “el revolucionario, propio de la “filosofía del norte”. El primero atiende al hombre; el segundo, es doctrinario. Habría que preguntarse si aquel mayo del 68 se quedó a medio camino porque estaba más inspirado en el “revolucionario” Sartre que en el “rebelde” Camus.” 4 No obstante ¿Podemos entrever el porqué de cierto fracaso de Mayo del 68? ¿Hay que ser más rebeldes que revolucionarios?

En todo esto las cámaras de 8 y 16 mm, los documentales y el cine sirvieron de espejo, fotografiaron los acontecimientos y con ellos hoy podemos reflexionar sobre ese antes y después, sobre la memoria lejana o cercana de los últimos cincuenta años y la evolución política a un lado y a otro de la imagen y el audiovisual. En este sentido el cine fue, sino la que más, al menos una de las artes más importantes que abrieron el horizonte de posibilidades.

2. L’imagination prend le pouvoir (La imaginación toma el poder). ¡Viva la comunicación! Abajo la telecomunicación (Graffiti, Mayo del 68, Odeón).

Si Mayo del 68 proponía una revolución, una ruptura, y una tensión entre los viejos modos y la búsqueda de nuevas formas, el cine debería acompañar esta apertura de posibilidades y ser auténticamente revolucionario pero ¿tuvo el cine un nuevo lenguaje? No se puede decir que el cine no lo intentara, que el espíritu de Mayo del 68 no creara realmente nuevas formas de contar la realidad. Pienso en filmes tremendamente transgresores como los del grupo letrista del que formaba parte Debord como Isidore Isou (Traité de bave et eternité, 1951) o Gil J. Wolman (con L’anticoncept, 1952) o en los impulsos anónimos y colectivistas de los cinétracts, el grupo Medvedkin o los documentales colectivos. Mayo del 68 fue un caldo de cultivo sin parangón para nuevas propuestas audiovisuales. No obstante, tras una apertura al ensayo, al anonimato, al plano abierto y des-individualizado, el cine acabó por volver a la autoría genial, al reconocimiento del director por encima de la mirada a la realidad, al primer plano, a la individualización de los cuerpos y relatos.

Godard y Truffaut Mayo del 68

 Godard y Truffaut (entre otros) en el boicot al Festival de Cannes de 1968

El cine antecesor había reflejado en cierta medida el espíritu inconformista y revolucionario de estos años. En torno a los años 50 se desplegaron diversas oleadas de nuevos cines como la Nouvelle Vague o el Neorrealismo italiano que dejaba entrever la ruptura con los viejos esquemas de narración convencional, y en muchos de sus personajes –sobre todo en la Nouvelle Vague- ya sobresalía un espíritu rebelde [llama la atención como la mítica película Banda Aparte (Bande à part, Jean Luc Godard, 1964) aparece rescatada en varias películas en un intento de reactivación y de simbolismo de la rebeldía propuesta por aquella nueva ola]. Para aquellos estudiantes de Mayo del 68, Godard, Truffaut, Rivette, Rossellini, Bertolucci, Renoir, Bresson, películas y actores que veían en la Cinemateca Francesa –centro neurálgico del movimiento- fueron fuentes de inspiración para aquel individualismo revolucionario. Sin embargo, no sólo fue la Nouvelle Vague el único movimiento en Francia– de hecho me parece oportuno refrescar el hecho de que lo único destacable del 68 sean los filmes de Godard- sino que surgió un movimiento cinematográfico y casi opuesto a la Nouvelle Vague conocido como la Rive Gauche, la cara b de la cinematografía europea, formada por Alain Resnais (Hiroshima, mon amour, 1959), Chris Marker (La Jetée, 1962) y Agnès Varda [Cleo de 5 a 7 (Cléo de 5 à 7, 1962)] autores vinculados especialmente al mundo literario y documental (también formaban parte los escritores Marguerite Duras y Alain Robbe-Grillet).

Huelga decir que no todo fue ficción, ni muchos quisieron facturar al movimiento, sino que en Mayo del 68 también se ensayó una nueva posibilidad del cine a través de otros formatos y a través de precisamente una radical muerte del autor: los imaginarios colectivos y el anonimato. Anonimato y cinétract me parecen dos impulsos de mención y de rescate donde la representación con la llegada del audiovisual a las masas (recordemos que era medianamente asequible comprarse una cámara por entonces) se vuelve autorrepresentación y una consecuente deslegitimación de la jerarquía audiovisual, donde son los propios individuos los que filman una realidad no distorsionada por ideales geniales, sino de trinchera.

En cuanto al documental hay dos figuras que destacan por encima del resto y son Chris Marker y William Klein. Creo que ningún otro formato más que el documental pudo realmente filmar y ofrecernos lo que fue Mayo del 68, si es que se puede hablar de algo así como una realidad común. Las imágenes de los disturbios del Barrio Latino como en Grandes tardes, pequeñas mañanas (Grands soirs et petits matins, William Klein, 1968) o la poética del documental subjetivo de Marker con El fondo del aire es rojo (Le fond de l’air est rouge, Chris Marker 1977-1998) son documentos vividos donde se nos ofrece la otra cara de las revueltas donde la violencia del conflicto estaba más que latente. También me gustaría destacar dos filmes olvidados sobre la visión obrera del conflicto como son Oser lutter, oser vaincre (Jean-Pierre Thorn, 1969) y La reprise du travail aux usines Wonder (Hervé Le Roux, 1968).

3. “Fuck 68, fight now!” (Grafitti Atenas, Grecia, 2016)

¿Qué ha pasado durante estos 50 años? Esa sociedad de consumo contra la que luchaban aquellos entusiastas estudiantes es ya nuestra realidad, la izquierda poco a poco se va desintegrando y poco o nada queda del espíritu rebelde de la época. Ahora los movimientos que se alzan con la voz en su mayoría son ultraderechistas o populistas y la indignación de la clase obrera y trabajadora se ha convertido en resentimiento y falta de perspectiva. Dice Wolfganf Streek en How Will Capitalism End? que

Es un prejuicio marxista –o mejor: moderno– que como época histórica el capitalismo acabará solamente cuando pueda vislumbrarse una nueva y mejor sociedad, y se haya conformado un sujeto revolucionario que pueda implementarla en pos del progreso de la humanidad. Esto supone un grado de control político sobre nuestro destino común que apenas podemos soñar, dado el resultado de la revolución global neoliberal: la destrucción de la acción colectiva e incluso de la esperanza de recuperarla. 5

No sin acierto también denunciaba David Foster Wallace en los años 90, donde la televisión y la ficción estaban liderados por un uso cínico de la ironía, que lo más triste de las revoluciones posteriores o el intento de mejorar nuestra sociedad pasaría por las manos de una generación llamada “Nueva Sinceridad”, una extraña banda de antirrebeldes que pequen de exceso de sinceridad y de realismo:

Los próximos ‘rebeldes’ literarios verdaderos de este país podrían y bien surgir como una extraña banda de antirrebeldes, mirones natos que, de alguna forma, se atrevan a retirarse de la mirada irónica, que realmente tengan el descaro infantil de promover y ejecutar principios carentes de dobles sentidos. Que traten de los viejos problemas y emociones pasados de moda con reverencia y convicción… por supuesto, estos antirrebeldes quedarían pasados de moda antes de empezar. Muertos en la página. Demasiado sinceros. Claramente reprimidos. Anticuados, retrógrados, ingenuos, anacrónicos. Quizá se trate de eso… los nuevos rebeldes pueden ser artistas que se expongan al bostezo, a los ojos en blanco, a la sonrisita de suficiencia, al golpecito en las costillas, a la parodia de los ironistas y al ‘¡oh, qué banal!’. A las acusaciones de sentimentalismo y melodrama. De exceso de credulidad. De blandura. De dejarse embaucar de buena gana por un mundo de mirones y seres acechantes que temen al miedo y al ridículo más que al encarcelamiento sumario. 6

En este especial, tratamos de acercar la mirada del cine a los eventos previos, durante y posteriores a Mayo del 68 para ofrecer una retrospectiva que ayude a refrescar y rememorar –si esto es posible- los acontecimientos, y hacer un diagnóstico sobre el cine de hoy y la sociedad en la que vivimos.

En este sentido, nos acompañan varias iniciativas que creemos de mención como la celebración del Seminario del Máster en Crítica y Argumentación Filosófica en la UAM –Sesentaiochismos– en la que están interviniendo estudiantes y profesores para acercarnos a estas revueltas; la exposición El Gran Río: Resistencia, Rebeldía, Rebelión, Revolución en el Círculo de Bellas Artes que nos arrima con una escritura de la urgencia a este movimiento y cuyo video-ensayo, por cierto, es fantástico, y que además ha traído a figuras como Didi-Huberbam, Slavoj Žižek y a McKenzie Wark para pensar nuestro presente; el festival Punto de Vista donde se ha ofrecido, alejándose de una mirada celebratoria, una reflexión sobre la necesidad de desprenderse de la carga histórica sesentaiochista para instaurar nuevos lenguajes de protesta y de resistencia; y el ciclo audiovisual titulado La imagen sublevada. Cine anónimo y colectivo en Mayo del 68 en el Museo Reina Sofía.

 Black Panthers Mayo del 68

Black Panthers (Agnès Varda, 1969)

Y ahora llegan las preguntas, para eso estamos aquí: ¿es el cine menos político que antes? ¿qué nos ha supuesto la llegada de la era digital y el HD? ¿qué respuesta política responde a la extensión del dron y la realidad 360? ¿Son las llamadas realidades 360, “realidades”? ¿Cómo nos afecta sus implantaciones como espectadores, ciudadanos, consumidores? ¿Quedan espacios de rebeldía? ¿qué posición tiene hoy el documental? ¿Es el cine más o menos ideológico que antes? ¿Hay más o menos intelectuales al frente?

Pensar Mayo del 68 ahora me parece un ejercicio fundamental en el sentido de pensarnos a nosotros, hoy, y pensar nuestro entorno. Hay que pensar Mayo del 68 en su espíritu como también en lo que no se consiguió y su por qué. Hay que pensar en si los circuitos comerciales, los medios de comunicación no nos imponen una imagen cómoda y anestésica con nosotros, nuestro pasado y nuestro futuro. Hay que pensarnos también como espectadores, ¿tenemos la mirada educada al HD, a la panorámica? Sin embargo, con poca frecuencia vemos en nuestra vida las cosas tan nítidas como en el cine. El cine comercial ha colonizado nuestras aspiraciones, nuestros modos de ser en el mundo e incluso nuestra memoria. Hay que pensar si en el fondo, lo que proponía el cine de Mayo del 68, con los cinétracts, el anonimato, la colectividad, es un modo imposible de concebir nuestra realidad moderna e individualizada. Es un fracaso de una historia que nos ha educado en la búsqueda de “autenticidad”, que nos ha enseñado a firmar, a poseer, a colonizar todo lo que miramos y tocamos. Todos queremos ser algo, aunque ese algo al final forme parte de la masa…Pienso en una escapatoria ¿qué hay al final de la escapada?

Algunos han perdido las ilusiones, se han vuelto sensatos y conformistas. Corren el riesgo de convertirse en funcionarios del sentido común. Para pensar bien, quiero decir para ser lo contrario de un bien pensante, hay que creer que el mundo se puede cambiar. Hay que estar en un lugar excéntrico, opuesto al orden establecido, fuera de todo. No tengo confianza en nada ni soy un hombre optimista pero justamente por eso creo que hay que aspirar a la utopía y a la revolución. Sólo por amor a los desesperados conservamos todavía la esperanza, solía decir un amigo de Brecht. 7

Con todas estas preguntas en nuestra cabeza, con la intención de abrir un diálogo con la memoria de lo que somos, con las políticas de hoy y sobre todo con el cine, hemos estructurado este especial sobre Mayo del 68 en:

Antecedentes (películas previas al 68) con:

Películas de Mayo del 68 y sus años más recientes (68-80)

Y, por último, sus revisiones, homenajes y reflexiones (80-Hoy) con:

  1. GARCÍA CORTÁZAR, Fernando (1999). Breve Historia del Siglo XX. Galaxia Gútemberg.
  2. AZNAR ALMAZÁN, S. y MARTÍNEZ PINO, J. (2009). Últimas tendencias del Arte. Editorial Universitaria Ramón Areces.
  3.  LÖWY, M. El romanticismo revolucionario del Mayo del 68 en Sinpermiso 24/02/2018. Consulta: 13/05/2018 http://www.sinpermiso.info/textos/el-romanticismo-revolucionario-de-mayo-del-68
  4.  ITFISH, Paula (2018). Entrevista Reyes Mate: El Capitalismo es mucho más que un sistema económico en Ocultalit 15/03/2018 (consulta: 13/05/2018) http://www.ocultalit.com/entrevistas/reyes-mate-entrevista-el-capitalismo-concepcion-religiosa-del-mundo/
  5.  STREECK, Wolfgang (2016): How Will Capitalism End?, Verso Books, p. 57.
  6.  FOSTER WALLACE, David (2001). Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, ‘E unibus pluram: televisión y narrativa americana’. Mondadori
  7. PIGLIA, Ricardo: Crítica y ficción. Anagrama.
Share this:
Share this page via Email Share this page via Stumble Upon Share this page via Digg this Share this page via Facebook Share this page via Twitter

Comenta este artículo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>