África 815
La honestidad como forma de vida Por Jose Cabello
El característico comportamiento voyeur de Hitchcock le terminó llevando a rodar una de las películas donde más expuesta quedaba su pulsión, La ventana indiscreta (Rear Window, 1954), pues todo el morbo de la película se centra en contemplar el desarrollo de las vidas ajenas. El espectador observaba como James Stewart observa, a su vez, los quehaceres de sus vecinos. Este morbo de mirar otras vidas, sin sentirnos observado, sino acechando desde el anonimato, conforma parte del atractivo de África 815, una película donde los protagonistas quedan totalmente expuestos al proponernos un viaje a través del álbum fotográfico de su familia, desvelando por el camino confidencias padre-hija en la misma línea de exposición personal que ya hiciera Sarah Polley con Stories We Tell (2012).
Pilar Monsell emplea la fotografía como el elemento narrativo base de África 815, estableciendo una línea muy personal dentro de la técnica del found footage, envolviendo así la película en una atmósfera similar a la del cine de aventuras, incluso creando la acción necesaria para el mismo. Un álbum familiar, utilizado como caja de Pandora, nos prepara con acertada quietud para digerir una gran cantidad de información que poco a poco se nos irá desmigando. Las conversaciones entre Pilar y su padre, además de acompañar a las fotografías y soportar parte del esqueleto de África 815, nos muestra la sana relación padre-hija. Una relación marcada por la escasez de etiquetas, sin actitudes o comportamientos preconcebidos ni socialmente heredados, que establece una brecha más cercana a una relación de amistad basada en la honestidad y en la confianza. Siguiendo la estela de este comportamiento, el vínculo recuerda a esos intentos del patriarca de Transparent (Jill Soloway, 2014) ansioso por tener estas mismas pautas en la relación con sus tres hijos.
África 815 toma el nombre de la legión, y el continente, al que perteneció el padre de Pilar durante el servicio militar obligatorio llevado a cabo en la colonia española del Sáhara en el año 1964. Optar por enfatizar este tramo de la vida del padre, no es fruto de un pensamiento aleatorio sino que obedece a una contextualización posterior. La directora quiere explicar los orígenes para luego exponer sin tapujos un relato marcado por la sexualidad y el deseo en hombres mayores -una constante que el cine olvida con frecuencia-. Aunque salvando las distancias, el relato recobra las reminiscencias de un viaje que también marcó sexualmente a la protagonista de la novela La pasión turca (Antonio Gala, 1993). Ambos personajes comparten vicisitudes ante el amor y la apoteósica explosión sexual, sin olvidar que el padre de África 815 se aproxima a unas relaciones sexuales acentuadas más por el interés que por un sentimiento puro, como reflejaba Ulrich Seidl en Paraíso: Amor (Paradies: Liebe, 2012).
Independientemente de aquello que atesora en su interior, África 815 abre sus alas para hacer gala de una libertad creativa máxima, tanto en la narración como en la técnica.
Pero no sólo tiene cabida la libertad creativa, también existe otra libertad, la temática, consiguiendo funcionar como un crisol de distintas problemáticas. África 815 hurga en heridas profundas, como la soledad del ser humano en su edad adulta, para intentar trasladarnos esa desolación que no viene ligada a la desesperación sino a la esperanza. El padre de Pilar representa una figura que quizás pueda ser tachada de ingenua, sin embargo está repleta de ilusiones, a pesar de haber vivido situaciones que bien podrían haber propiciado un comportamiento misántropo.
Quizás la oleada de libertades que surcan África 815 se emplean como una especie de respuesta que lucha contra el escaso margen de libertad que el padre sufrió en el pasado, debido a la época en la que le tocó vivir y el grado de represión impuesto en la misma. O quizás la película solo pueda ser entendida como un espaldarazo enorme, vía aprobación, concibiendo así un acto de amor puro nacido de una hija hacia la figura heroica de un padre. Qué más da. Lo importante es la reconfiguración de los roles paterno-filiales que asume África 815, que lejos de caer, por enésima, en los traumas que acompañan a este tipo de historias, Pilar Monsell ha querido compartir con nosotros, en forma de película, como parte de su vida, creando un gesto de complicidad y sencillez, y aconsejando la vía de la naturalidad antes que la del microdrama.