Angry Inuk
La lucha aislada del orgullo Inuk Por Tere López
“¿De qué podemos estar seguros?”
Recientemente viví el peor sismo que he sentido en mis 28 años. Y entre las cosas que reflexioné encontré que el caos puede ser amplificado cuando circula la desinformación. Así encuentro el caso de Angry Inuk, un documental dirigido y narrado por Alethea Arnaquq-Baril, que utiliza la controversia sobre la caza de focas como un ejemplo para transmitir lo peligrosa que es la ignorancia y el sentir que existe entre “yo” y “el otro”. La directora examina en el largometraje el papel central de la caza de focas en la vida de la comunidad de los inuk en contraste con el impacto negativo que las campañas internacionales en contra de dicha cacería han tenido en sus vidas subrayando la importancia de ese recurso para sobrevivir.
Alethea muestra el uso de la piel de foca como artesanía en donde cada pieza es hecha a mano con herramientas igual de rústicas que el sistema que utilizan. El silencio glaciar y la caza como ritual sagrado. La cultura cruda y a la vez cálida de la comunidad inuk. Pero, ¿cómo combatir la desinformación en tiempos de la comunicación de masas? Una pregunta que me recuerda a lo que el músico y activista Daryl Davis plantea en su documental Accidental Courtesy (2016). Al ser un objetivo para el Ku Klux Klan, Daryl decide expandir su conciencia y abrir sus oídos para escuchar lo que sus adversarios tienen que decir. Así, ha logrado ir desmantelando poco a poco, la organización de extrema derecha en los EE.UU. “¿Cómo puedes odiarme si ni siquiera me conoces? Yo no respeto lo que dicen. Respeto su derecho a decirlo”. Y esa es, precisamente, la lucha que lideran a lo largo del documental Alethea Arnaquq-Baril junto con Aaju Peter, abogada y diseñadora de ropa de foca.
En un sismo, cuando se están removiendo los escombros, el silencio es necesario para escuchar las voces aplastadas. Los inuk son las voces aplastadas de Nanuvut que retrata este largometraje. La serenidad y severidad de la conciencia fría. El prejuicio cultural, sin perforar el suelo. No puedes amar lo que no conoces. “¿Cómo es que los activistas internacionales han podido trabajar durante décadas para acabar con la industria de los inuk sin haber visitado la comunidad, sin conocer su cultura?”, se pregunta Peter. ¿Una econonomía ética y sostenible o una oportunidad para volverse millonario? La belleza de la nieve blanca que contrasta con el rojo de la sangre derramada por el aumento de suicidios en la comunidad a partir de 1983.
En Mayo de 2009, se aprobó la legislación de la Unión Europea en contra de mantener un canal comercial con la localidad que ofrezca pieles de foca. Una discusión que dejó a los inuk fuera. Aislados con palabras congeladas por la falta de conciencia. “Creen que han tomado una decisión excelente en nuestro nombre. Pero ni siquiera se han planteado consultar a los inuk acerca del asunto”. Y así pasan los días, con la idea errónea de que los inuk están congelados en el tiempo, que son ajenos a la economía moderna. Y mientras la ira de los ‘civilizados’ se manifiesta con marchas, anuncios amarillistas y morbosos, utilizando la bandera de la desinformación, la ira de los inuk es mucho más tranquila, usando como escudo canciones satíricas. Hasta que la risa derriba la tensión y los nervios te hacen perder la batalla. Para ellos, perder los nervios significa tener una conciencia de culpa.
¿Lujo o necesidad? Depende en qué parte del mundo vivas. Así es la relatividad de este mundo materialista de doble moral que expone el documental. Cuando lo indígena se romantiza y se vuelve un producto de consumo. Cuando las tradiciones se convierten en escaparates de entretenimiento en serie.
Después del sismo de la Ciudad de México he aprendido que hay que abandonar los viejos edificios de ideas preconcebidas, ser flexibles mientras los tiempos sean turbulentos, porque la rigidez, como el hielo, te congela y te vuelve vulnerable a romperte en cualquier momento. Un gran ejemplo de flexiblidad es el diálogo, la disposición a escuchar. “Siempre mantengan las líneas de comunicación con sus adversarios, sin importar cuál sea el tema”, afirma Davis sobre el Ku Kux Klan en Accidental Courtesy, “cuando dos enemigos están hablando, no están peleando. Tal vez estén gritando y golpeando los puños contra la mesa, pero al menos están hablando”. En un sismo de 7.1 grados, en una de las ciudades más pobladas del mundo, el yo cotidiano desaparece y de repente todos pertenecemos. Todos somos los niños y niñas que fallecieron en la escuela primaria, todas somos las madres que perdieron a sus hijos, todos somos la naturaleza que nos recuerda que la unión es más grande que nosotros y que esa es la causa para la que debemos vivir. En un sismo, así como en el ártico hay silencios escalofriantes. Y como en este universo perfecto no hay coincidencias, Angry Inuk también nos hace recordar que hay que abandonar los viejos modelos de activismo animal, barrer los restos y crear nuevos cimientos donde el respeto y la flexibilidad se conviertan en pilares.
Pongamos el nombre que quieran: feminicidios, xenofobia, inequidad, discriminación…hasta el día que entendamos que todxs somos #MaraCastillo, que todxs somos #Dreamers, que todxs somos #Venezuela, todxs somos #BringBackOurGirls, todxs somos #BlackLivesMatter, #Sealfie, #JeSuisCharlie, todxs somos #PrayforBerlin porque nos corresponde como especie perteneciente a la Tierra, hasta ese día tendremos el derecho de conocer El planeta libre (La belle verte, 1996, Coline Serreau).