Camille Claudel, 1915

Del sueño que fue mi vida, esto es la pesadilla. Por Laura del Moral

“Todo lo que me ha sucedido es más que una novela, es una epopeya,

la Ilíada y la Odisea y sería necesario un Homero para contarlo.

No lo emprenderé hoy y no quiero entristecerle. Estoy en un abismo.

Vivo en un mundo tan curioso, tan extraño.

Del sueño que fue mi vida, esto es la pesadilla.”

Camille Claudel.

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Captar el movimiento. El movimiento se deforma. Existe una diferencia esencial entre la rueda girando rápidamente y la rueda estacionaria: la rueda estacionaria es redonda y sus radios son equidistantes entre sí; la rueda girando rápidamente ya no es redonda y no tiene radios en absoluto. El movimiento tiene, en cierto sentido, devorado la anatomía, el esqueleto de la rueda. Y algo parecido sucede con el cuerpo humano cuando se alarga o se retrae, cambiando las proporciones y la destrucción de su equilibrio. El artista no puede dudar entre lo que ha sido y lo que será. Debe elegir. El uso de la imaginería escultórica contribuye a la voz del movimiento.

El rostro de Camille Claudel, el rostro de Juliette Binoche, desfigurado, transformado, inestable en esa relación íntima con su cuerpo.

Camille Claudel, 1915

La danza, la escultura, el dolor, la experiencia humana.

Los bailarines, los escultores, los actores trabajan sobre un medio difícil, el cuerpo humano, lo modelan, lo ajustan, negocian con él para adquirir una determinada línea, una expresión, una forma y una estética. Bruno Dumont ha coreografiado a Juliette Binoche con unos leves movimientos de cámara, con unos primeros planos que duelen, presenciamos cada pliegue de su llanto, ha esculpido su rostro en el desgarro, el sufrimiento y el tormento.

La mujer, la creatividad, la lucha por el reconocimiento, el conflicto con los valores sociales y las desigualdades del mundo en el universo del arte.

Camille sabía que su medio, las herramientas y los materiales eran de adentro hacia afuera. Manejó los elementos, los entendió como un fragmento de la vida misma. El movimiento como creación de la posición desequilibrada, la privación de la mujer para componer el desnudo, el amor erótico. El cuerpo envuelto en drapeados, rugosidades y plegaduras (sus vestidos, las esculturas, la danza) que dan movimiento y rapidez a su marcha, una figura separada (de su familia, de su vida y dentro del sanatorio de los demás internos) suplicando no ser abandonada.

Una renuncia a la suerte, una imagen del destino le prepara para la tragedia de la cárcel. El fatalismo es una parte de la obra de arte y el destino de Camille. Maestra del movimiento/la vida (danza escultórica). Sus relaciones familiares, sus éxitos y sus desgracias. Su hermano Paul y su madre, Louise Cerveaux, dos piezas que impactaron sobre ella en el comienzo de su vida y, sobre todo al final, con la decisión de tenerla en este asilo durante sus últimos 30 años. Pide ayuda para salir. Ruega por su libertad como si fuera un escalofriante y lleno de sufrimiento Lamento de Dido. Camille Claudel implorante, espera una ola que le arrase como el reflejo/prisiónsobre el que se sienta a observar por la ventana, el desgarro emocional y mental de su ruptura con el que fue su amor y su sombra, Auguste Rodin. Talento y enorme sensibilidad, pero mujer.

«Se me reprocha haber vivido sola, no he hecho todo lo que he hecho para terminar mi vida engrosando el número de recluidos en un sanatorio, merecía algo más», el grito desesperado y de auxilio escrito a lo largo de su reclusión.

Camille Claudel 2

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