Citizenfour

El miedo es el mensaje Por Paula López Montero

La primera sensación tras salir de la sala fue como si Laura Poitras nos pusiese algo grande entre manos, algo que no sabes ni cómo manejar y entonces me di cuenta de que me estaba dejando llevar por el propio sensacionalismo de la información. Fue entonces cuando decidí reposar el texto y la reflexión para poder discernir entre el peso de lo que acarrea tal diálogo y el diálogo en sí. No quería salirme de los límites y decir lo que no se explicita en el documental.

Pues bien, partiendo de esa base y pasados los días, la pregunta fue ¿por qué sigo teniendo la sensación efervescente del caso Snowden? Bien, pues es porque en cierta medida Poitras da en el clavo con la identificación tan necesaria en el celuloide, y normalmente escasa en el documental.
Y es por ello que en ciertos puntos de Citizenfour fuese difícil discernir entre una información ficcional, y la realidad en sí. A todos nos involucra esta historia.
Pero no sólo fue eso, si no los métodos que Poitras utiliza, una cámara no se sabe muy bien si omnisciente, presente, u observacional, intercalada con la presencia de algo o alguien que sale de entre las sombras: Edward Snowden. Persona mitificada por los medios de comunicación, que nos hace conscientes de ser víctimas del creciente individualismo que existe en la sociedad capitalista, donde prima la imagen, donde se interpreta por el encima del lenguaje y de los hechos, y todo ello debido a un mal uso de la información en la sociedad de medios. “El medio es el mensaje” decía Mcluhan, atribuyendo una explicación a la primación de las sociedad posmodernas del cómo al qué, del posarse constantemente en lo superficial, cautivados por la imagen y discurso, sin llegar a profundizar en la idea o información en sí. Muy humildemente, hago un simple juego de palabras que me parece que va en colación a todo ello, y que en cierta manera completa la frase de Mcluhan, y dice mucho de Citizenfour: “El miedo es el mensaje”.

Supongo que debería dar explicación a ello y no dejarlo ahí como si nada, pero creo que en el fondo, es una frase que se entiende por sí sola. Estados Unidos, la gran potencia del audiovisual, hegemónica del discurso, referente del mundo, ha desplegado todo un sistema y entramado político-económico cuyo único fin es que pensemos menos y consumamos más, tenernos más controlados para así no revelarnos contra una estructura que ya no tiene cabida ni por sí sola. Es aquí en donde entra ese despliegue del miedo, terror, sensacionalismo de la imagen, para atraparnos y hacernos creer necesaria una seguridad ficticia. Lo que Citizenfour pone en tela de juicio es ¿hasta qué punto nos han vendido un sistema de seguridad nacional, cuando los que implantan el terror con sus políticas son los mismos que nos hacen creer que nos protegen?

Citizenfour 1

Poitras, en su trilogía tras el 11 de Septiembre (My Country, My Country, 2006, sobre la guerra de Irak y The Oath, 2010, sobre Guantánamo) y junto con Citizenfour, remata ese proceso de desmitificación de Estados Unidos. Por otro lado, y no sólo el uso de la cámara de Poitras, es muy interesante el diálogo que se plantea en el documental entre Edward Snowden personaje y persona. En la entrevista que los periodistas estadounidenses Gleen Greenwald (The Guardian) y Ewen MacAskill (The Guardian y The Washington Post), le preguntan acerca de su persona, a lo que Snowden contesta que no quiere que la gente se centre en él si no en la información que desvela, porque, en el fondo, él mismo puede convertirse en una distracción y a su vez suponer el eclipse del mensaje que profesa. Y da en el clavo: Snowden acaba pareciendo en la realidad un personaje ficticio, accesible a él a través de los telediarios, lleno de misterio. Es por ello que quizá él mismo pusiese tal información en manos de Poitras, para dar una visión desde fuera de la circularidad de la información donde los propios periódicos y periodistas también en el fondo siguen siendo marionetas del sistema. La mejor forma de desmitificar su personaje era el documental, bien conocido por la seriedad de su relato, lo suficientemente potentes en este caso como para convertirse en hito y no en mito.

Citizenfour 2

Por otro lado, y después de haber desmontado las dos distracciones que podrían apartarnos del fondo de la cuestión, nos encontramos con unos diálogos y mensajes que te hacen estar constantemente analizando la situación, nuestra situación personal. El tema de fondo no creo que sea sólo la seguridad nacional, Estados Unidos y el espionaje, si no cómo internet se ha desvirtuado de su esencia  y cómo ahora es usado como un arma de doble filo. Estamos lo suficientemente metidos dentro como para no darnos cuenta de que la información al fin y al cabo está controlada por las grandes empresas: Google, Yahoo, Facebook; empresas que vendieron información a la NSA sobre los ciudadanos. Snowden lo explica muy bien. El fin principal de internet fue el poner una comunicación global donde las distintas voces del globo terráqueo estuviesen en igualdad de condiciones, supuso la mayor libertad de expresión que hemos visto, y el mayor acceso a la información quizá soñado en la Ilustración (caso por cierto paradójico con los tiempos en los que vivimos). Internet era la perfecta herramienta para devolvernos la libertad y democracia tan ansiada. Pero en el momento en que la economía y la política se ponen de por medio, mal asunto. Acaba siendo el individualismo, la moda, el marketing, todos los clichés de la industria capitalista los que acaban por eclipsar el buen uso de la información.

La gran pregunta en el fondo del documental es: ¿qué sentido tiene la libertad de expresión si ya no existe la intimidad? Si no hay un espacio privado donde poder pensar, guardar tus intimidades, y todo es de dominio público no sé hasta qué punto tiene sentido seguir aclamando la propiedad intelectual, el arte, la cultura, la misma libertad y la democracia. Es una paradoja, sí, pero como decía Derrida, para decir yo, tienes que poder decir otro, y para poder decir libertad de expresión tienes que guardar un terreno privado. ¿Hasta qué punto eres capaz de renunciar a ello por una falsa sensación de seguridad? Estados Unidos, siempre impecable en eso de hacernos creer lo que quieren que creamos, y así conseguir hasta el alma de los ciudadanos.

Share this:
Share this page via Email Share this page via Stumble Upon Share this page via Digg this Share this page via Facebook Share this page via Twitter

Comenta este artículo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>