Clip y Los increíbles
Por Manu Argüelles
Todos los que abordamos un Festival sabemos que un buen ritmo es difícil de mantener. La semana con el lunes no empezaba con buen pie. Foxfire me decepcionaba para venir firmada por un director tan solvente como Laurent Cantet y The Sessions, pese a venir avalada por el sello Sundance, pensé que le había quitado el lugar a otras perlas ausentes que hubiesen sido más pertinentes programar. Pero claro, ganó el premio del público, así que su razón de ser estriba en lo fácil y cómoda que es para gustar a un gran número de público. Los equilibrios típicos de un festival que oscila entre agradar a la gran masa y a los cinéfilos que buscamos algo más que una película agradable de domingo por la tarde. No lo duden, estará en los Oscars, sus actores ya saben que contarán con una más que probable nominación.
Y la tarde nos aguardaba con un film posiblemente controvertido. La nota de prensa del Festival nos informaba previamente que Clip había sido prohibida por Rusia para su exhibición. Reproducimos la nota de su directora, publicada en la web del Festival:
“La problemática adolescente en Europa del Este es muy grave. Los adolescentes están rodeados por un clima de agitación social y violencia. Klip es una película que aborda de manera honesta este tema. Estoy segura de que no mostrar esta realidad no protege a los adolescentes, porque esos graves problemas están a su alrededor. Klip es un film que pone estas cuestiones sobre la mesa y que puede generar un debate que nos haga comprender mejor a los jóvenes de hoy para poder ayudarlos”.
Maja Miloš, 22 de agosto de 2012
No tengo por qué dudar de sus intenciones, pero el resultado final se acerca más a un porno disfrazado de cine social, tal como dije en twitter, que a un cine de denuncia. La película ganadora de un Tiger Award en el Festival de Rotterdam bebe claramente del cine de Larry Clark. Podría ser una lectura en clave contemporánea de un film kamikaze como Kids (1995), pero sin la fuerza perturbadora de esta última. Tampoco es nueva la explicitud sexual fuera del porno. Películas como 9 songs (2004) de Winterbottom o Shortbus (2006) de John Cameron Mitchell, ya habían traspasado el límite del tabú, de lo que puede ser visible en la ficción y lo que no, en términos eróticos.
No obstante, en Clip hay una reiteración y una explotación desmesurada que parece más bien destinada a levantar sueños húmedos más que a una voluntad de insertar el sexo explícito dentro del engranaje fílmico.
El abuso de las escenas sexuales desactiva la fuerza transgresora de un film que parece una peonza, solo saber dar vueltas sobre sí misma. Una película para voyeurs cachondos, a los que difícilmente va a concienciar con la problemática social que pretende urdir. Se asienta en la idea de la voracidad sexual como salida suicida de un entorno degradado. Decía Jim Morrison en la película de The Doors (1991) de Oliver Stone: “Ahuyentemos a la muerte follando”. Y eso es lo que hace la protagonista femenina, quien no quiere saber nada de la enfermedad de su padre. Un hedonismo nihilista llevado al extremo de la sordidez más absoluta, todo registrado en términos de visceralidad y desquiciamiento, de amoralidad sucia y pueril, en un ambiente preñado de violencia, misoginia cruel y drogas. Es un film convulso, viscoso y enajenado, que se regodea en la explicitud de sus planteamientos pero que acaba atrapado en el síndrome de Estocolmo. No sé ustedes, pero yo voy a seguir prefiriendo Kids a este último jalón ruidoso sobre la adolescencia más disfuncional. Por cierto, para quien piense que eso de los canis poligoneros es exclusivo de España, vean Clip. Porque sabemos que está rodada en Serbia, pero que si nos hubiesen dicho que la habían filmado aquí, nos lo hubiésemos creído.
Clip
A propósito de Foxfire, Déborah comentaba aquellas películas que con el tiempo crecen en ti, una vez que te alejas del maremoto de impresiones de la gente que te rodea. La mía, sin dudarlo una décima de segundo, es Los increíbles, una agradable sorpresa en la madrugada del lunes, cuando ya has agotado todas las energías, cuando te sientas en una butaca solo, cuando todo el mundo se ha ido a dormir y tú sigues allí, en el cine, venciendo el desaliento, dejando que sea la pantalla la que te abrigue en un dulce reposo reparador para afrontar un día más. Y lo que te encuentras te colma, te llena de una entrañable humanidad en el día a día de tres personas anónimas, que luchan denodadamente por cumplir sus sueños, por combatir sus feroces enemigos. En un cine de superhéroes, estas tres personas que dan vida, y cómo, al documental de David Valero, son los auténticos héroes, esa gente anónima, esa ordinary people con sus pensamientos, sentimientos y su fuerza inquebrantable para afrontar tres villanos tan crueles como los que indica su director: la muerte, el amor y la soledad. Un documental que podría ser un reportaje televisivo, pero ensambla las tres historias con una prodigiosa labor de montaje y arregla el formato con un tacto y un gusto que se te hace irresistible. Un film así merece toda nuestra entrega y adhesión. Cómo no vamos a tambalearnos cuando María Moreno con 94 años le pide a Dios que le deje vivir hasta los 95 años y después que le renueve 5 años más porque ha hecho una promesa. Cómo no nos vamos a reír con su “Mira que eres tonto, Pepe”. Como no nos vamos a compadecer de Juan Eulalio López, sistemáticamente rechazado por su minusvalía, cuando trata de encontrar el amor a través de internet y las citas a ciegas. Como no vamos a estar apoyando con nuestro silencio a Joana en su lucha contra la enfermedad. Uffff, me voy a poner muy sensiblón, se me olvidó que quien escribe es un crítico que ha cometido una gran error. He dejado que sean los sentimientos los que hablen.
Con Los increíbles no puedo hacerlo de otra manera. Fue la película más honesta, sencilla, emotiva y profundamente conmovedora de todo lo que vi en el Festival. Esta vez sí que volvimos a tomarle el pulso a Nuevos Directores. Y así creía que me marcharía de Donosti, pero llegó Bertolucci y el penúltimo día me rompió todos los esquemas. Pero de ello, hablaremos más adelante.
Es siempre así: cuando una película es realmente transgresora y controvertida, los críticos de cine, siempre hipócritas, hablan mal y descalifican el trabajo. Fue así con las películas francesas del polonés Walerian Borowczyk en los años 1970 y 80, con las del italiano Tinto Brass y de la francesa Catherine Breillat y sigue siendo así en pleno siglo XXI. Con Klip las cosas no son distintas. Es muy fácil leer críticas negativas para las películas del genial director danés Lars von Trier, uno de los mejores de la actualidad. Como decía Borowczyk, la crítica de cine es un circo…
En mi caso prefiero singularizar.Generalizar no va conmigo. No me molesta en absoluto la transgresión y la controversia. Hay pruebas a lo largo y ancho de la web que lo testimonian. Aquí en Klip no me funciona. O, mejor dicho, el film no me funciona. Prefiero el ejemplo citado, Kids, a la que toma como patrón a seguir. Hay muchas formas de vehicular el sexo. También su visibilización. Vale la pena pensar en ello. Y si te soy sincero que utilice el sexo de forma frontal, hoy en día, ni me parece transgresor ni controvertido. Es lo que menos me preocupa. Y tampoco creo que las críticas negativas se deban a ello, eso es algo que está muy superado. Creer lo contrario se me antoja de otra época. Muchas gracias por tu comentario.