Cómo sobrevivir a una despedida

Oro parece, plata no es Por Jose Cabello

De repente, una película hace referencia a determinados hitos que marcaron tu infancia y esta referencia se produce ya en personajes maduros. Personajes que están más cerca de los treinta que de los veinte. Es entonces cuando comienzas a asimilar que el paso del tiempo te ha llevado a mirar con nostalgia y lejanía hacia aquella época donde eras un niño y comienzas a sentirte identificado con hechos que supusieron, en cierta medida, un antes y un después tanto en tu vida como en la de otros chicos y chicas de tu edad. Con este guiño comienza Cómo sobrevivir a una despedida, un guiño a una generación marcada por dos grupos musicales. Dos grupos que, en poco tiempo, se convirtieron en los grupos de moda, los más imitados durante las fiestas del colegio y con cuya imagen se forraban la mayor parte de carpetas de los niños y niñas del instituto. Ocurría así el boom Spice Girls / Backstreet Boys.

Cómo sobrevivir a una despedida utiliza los primeros minutos para presentar a los personajes en una rápida y dinámica introducción, contextualizando así la infancia y la adolescencia de un grupo de amigas, para poder entender cómo se forjó la personalidad de cada una de ellas. La evolución de los personajes, contada a través de un montaje de ritmo vertiginoso y unos efectos de posproducción que ayuda a nuestro imaginario, consigue definir y trasladar a nuestra cabeza, en un pestañeo, las virtudes y defectos de los roles de las chicas.

La premisa inicial parece pobre, unas chicas que celebran su despedida de soltera, y los prejuicios -como fue mi caso- podrían señalar con dedo acusador a una película que aspira a convertirse en la versión femenina de Resacón en Las Vegas (The Hangover, Todd Phillips, 2009), pero no. Cómo sobrevivir a una despedida, lejos de resignarse a quedar delimitada por la definición de “película para chicas”, se sitúa en la misma dirección que la serie Girls (Lena Dunham, 2012- ) al hablar de la meta-amistad. Cómo sobrevivir a una despedida no abandona ni relega a ningún sector del público, todos podemos sentirnos identificados con las protagonistas del viaje, ya que Manuela Moreno, Susana López Rubio y Nuria Valls (las tres guionistas de la película) dejan atrás clichés y arquetipos del Pleistoceno, cuando la amistad entre chicas quedaba casi exclusivamente representada en la pantalla a través de la frivolidad en Sexo en Nueva York (Sex and the City, Darren Star, 1998).

Cómo sobrevivir a una despedida

Cómo sobrevivir a una despedida abandona también la caída hacia los lugares comunes de este tipo de cine, no alaba lo mediocre de la actitud noventera de seguir celebrando hoy día una despedida de soltera, ni introduce en la trama la recurrente historia de amor entre la protagonista y el hombre perfecto. De ahí que la película adquiera una realidad aumentada, iniciando la aventura de las chicas con el despropósito, por no informarse debidamente, de viajar a un destino de turismo gay. Si a esto sumamos el desparpajo de las actrices, derrochando naturalidad al enfrentarse a situaciones ridículas, Cómo sobrevivir a una despedida irradia frescura, diversión y locura, aunque a ratos destile un olor a anuncio promocional de Canarias. Fruto de la sencillez del film se construye uno de sus puntos fuertes, pues la senda de la naturalidad muda a ratos para configurar la película como un producto con un punto más gamberro, más políticamente incorrecto, hablando sin tapujos, o sin minimizar el efecto de sus palabras, sobre otros personajes socialmente más “cuidados”, como feos, viejos o gordos.

Cómo sobrevivir a una despedida también rompe las barreras socialmente impuestas cuando el cine habla de sexo o sexualidad. No son pocas las películas de ejemplos de personajes masculinos que disfrutan de su sexualidad o alardean de ella al fanfarronear del número de chicas con el que se acostaron la última noche. Úrsula Coberó rompe con esto e interpreta a una chica que no tiene ningún reparo en naturalizar el sexo, ni a la hora de hablar ni en la forma en la que se acerca a él. A pesar de esta dignificación sexual de la figura de la mujer, la película se ceba en demasía con la figura del hipster, y aún sigo sin entender muy bien el motivo de ese tono continuo de mofa.

La amistad del grupo de amigas se pondrá a prueba cuando una de las últimas noches se droguen inconscientemente hasta perder la cabeza y Cómo sobrevivir una despedida juegue con el cliché -ahora sí- de películas donde los personajes no recuerdan nada de la noche anterior tipo Colega, ¿dónde está mi coche? (Dude, Where´s is my car?, Danny Leiner, 2000) Pero el punto de inflexión no será sino una excusa para reestructurar el mapa afectivo de las amigas. Unas chicas que desvirtuaron por el camino quiénes eran para conseguir aquello que querían ser, olvidando que lo más importante es seguir siendo quienes realmente queremos, sin reprimir ningún tipo de actitud o comportamiento por alcanzar cualquier objetivo.

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Comentarios sobre este artículo

  1. Brenda dice:

    Coincido en gran parte con tu análisis!
    Dejo mis comentarios: https://el-pensadero.com/como-sobrevivir-a-una-despedida/

  2. Jorge dice:

    Eres demasiado amable con lo que a todas luces es un bodrio descomunal. La gente en la sala estaba consternada, medios como El Mundo la califican de «infumable» con buen criterio. Yo sentí vergüenza ajena todo el metraje.

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