Conociendo a Julia

La vida como una impostura Por Yago Paris

El rol del artista en escenarios históricos sociopolíticamente convulsos es uno de los temas recurrentes en el cine de István Szabó. Esta propuesta le ha permitido reflexionar desde diferentes perspectivas en torno a ideas como los problemas éticos asociados a la colaboración con el poder —especialmente en regímenes totalitarios— o el deber moral del artista como figura mediática con capacidad para influir sobre la sociedad para crear un mundo mejor. Atentiendo a esta circunstancia, en primera instancia Conociendo a Julia (Being Julia, 2004) encajaría como una película canónica dentro de la filmografía del cineasta húngaro. La película se centra en Julia Lambert (Annette Benning), una reputada actriz teatral del West End londinense de 1938 —es decir, el año previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial—. De hecho, la acción se sitúa, temporalmente, en una época muy similar a la de Mephisto (1982), la obra paradigmática del modelo Szabó. Y sin embargo, a pesar de todas estas concomitancias, el filme se localiza en unas coordenadas temáticas que nada tienen que ver con los intereses habituales del autor magiar. Denominada por él mismo como un suflé, 1 la obra se centra en la frivolidad del mundo del espectáculo, donde todo es impostura y la sinceridad destaca por su ausencia, así como en el hermetismo británico con respecto al resto del continente. En realidad, vista desde esta perspectiva, la película sigue siendo una reflexión en torno a los temas habituales de Szabó, pero en negativo: la cinta se compone como la otra cara de la moneda, todo aquello que hasta entonces no había tratado, pero que probablemente también estaba presente en los ambientes que hasta entonces había retratado en sus anteriores filmes. Esto, de hecho, vuelve a conectar Conociendo a Julia con Mephisto, en el sentido de que este tipo de vida es al que aspira el protagonista de esta última, Hendrik Höfgen (Klaus Maria Brandauer), un actor mediocre que quiere aprovecharse del contexto sociopolítico para medrar profesionalmente, pero no con el objetivo de crear un arte sublime, sino con la intención de tener repercusión mediática y ser adorado por el público. Todo esto se localiza en Julia Lambert, un personaje frívolo, con dotes interpretativas pero incapaz de comprender la complejidad de su labor artística, y que ante todo disfruta de tener una vida pomposa y de codearse con celebridades y nombres reputados de la sociedad británica. A pesar de estas similitudes, construir un filme similar por oposición no necesariamente convierte la obra en valiosa, y, aunque tenga cierto significado e interés dentro de la filmografía de István Szabó, lo cierto es que Conociendo a Julia difícilmente se sostiene como pieza separada del resto.

Conociendo a Julia

La película es una adaptación de Theatre, la novela corta que William Somerset Maugham publicó en 1937, convertida en guion por Ronald Hardwood, con quien István Szabó había colaborado en su anterior proyecto, Réquiem por un imperio (Taking Sides, 2001). Su principal interés reside en estudiar la complejidad del personaje protagonista, una mujer que, rebasados los cuarenta años de edad, sufre dos crisis existenciales, una encima del escenario y otra en el ámbito privado. Lo más valioso del relato, por su cierto carácter mordaz, consiste en la manera en que se propone que en estos ambientes no existe una separación real entre ambas esferas. Esta idea se enfatiza desde la primera escena, en la que Jimmie Langton (Michael Gambon) —un director de teatro ya fallecido que vive en la mente de Julia, debido a la enorme influencia que tuvo sobre ella, a quien trató como su protegida— le expone que la verdadera vida está en el escenario, mientras que la fantasía es el mundo real. A la hora de estudiar las interacciones sociales que se producen en cafés, restaurantes e incluso en el ámbito hogareño, llama la atención la manera en que los personajes esconden sus verdaderas intenciones, y a duras penas expresan sus sentimientos y deseos —resulta llamativo que, en las pocas ocasiones en que esto sucede, ocurra con los personajes observándose a través de los reflejos en el espejo, como si el contacto cara a cara fuera demasiado intenso, real, como para permitir tal grado de honestidad e intimidad—. Esta circunstancia dialoga, de hecho, con momentos sobre el escenario donde se produce la situación opuesta: es en este espacio donde la persona puede dar rienda suelta a sus verdaderas emociones, ya que cuenta con el pretexto de que no está viviendo, sino interpretando, y que por tanto dichas emociones no son reales, sino fingidas.

Conociendo a Julia

Ambas circunstancias se crean a partir de la crisis emocional que experimenta Julia tras conocer a Tom Fennel (Shaun Evans), un joven estadounidense que la adula. La protagonista está casada con Michael Gosselyn (Jeremy Irons), con quien ha establecido una suerte de acuerdo implícito que les permite tener escarceos con otras personas, mientras estos se mantengan en secreto. Julia acaba enamorándose de Tom, y se podría decir que es la primera vez que se entrega completamente al amor, a la otra persona. Cuando descubre que el joven la estaba utilizando para medrar socialmente, y que en realidad está más interesada en la joven actriz Avice Crichton (Lucy Punch), ambas esferas del relato se conectan: la crisis emocional —haberse entregado al amor y haberse llevado un duro revés— está íntimamente relacionada con la profesional —la joven actriz amenaza con quitarle el puesto de relevancia—.

Conociendo a Julia

Esta situación da lugar a la construcción de un plan doble de venganza, a partir del cual conseguirá humillar a la pareja de jóvenes que tratan de sacar partido de ella. Lo más notable del filme consiste en la manera en que esta estratagema tiene lugar sobre el escenario, donde el cariz público aumenta la relevancia de las acciones y, a la postre, permite confirmar la interconexión entre esferas, proponiendo que quizás no existe una verdadera separación entre la ficción teatral y el mundo real, no tanto porque exista realidad en el arte, sino porque la vida —al menos, en estos ambientes— es una impostura. La lectura final del personaje es, por tanto, una de tipo agridulce. De la misma manera que Julia toma las riendas de su vida y decide por sí misma su destino, poniendo de manifiesto que nadie jugará con ella en el ámbito privado y que sigue siendo la mejor actriz teatral, la mujer se condena a una vida de soledad, lo que certifica que para ella, o para las personas que habitan este ecosistema, no existen los círculos de intimidad —concepto utilizado en este dossier para describir la primera etapa temática de István Szabó—. Debido a que ha apostado por retomar a la vida de la impostura tras el revés que ha sufrido cuando se ha entregado a un amor honesto, la protagonista opta por una vida de éxito profesional, pero a costa de una verdadera plenitud vital, lo que se refleja en una escena final de cierta complejidad subtextual. En ella, se la observa cenando sola, en un restaurante, y pidiendo una pinta de cerveza, algo impropio de una persona de su estatus, como se ha remarcado a lo largo del filme. Por un lado, tiene mayor control de su vida y, en cierto sentido, ha reducido su nivel de impostura —la pinta de cerveza—; por otro, apuesta definitivamente por este tipo de vida, lo que la condena a la soledad, puesto que no se puede compartir verdaderamente una vida con nadie cuando una vive rodeada por los muros de la impostura. Este gesto narrativo final es uno de los pocos aspectos valiosos en una obra, por lo demás, explícita en sus diálogos y a duras penas capaz de ofrecer recursos audiovisuales de valor. Que el propio Szabó haya señalado 2 que tenía en mente el cine de Ernst Lubitsch a la hora de desarrollar Conociendo a Julia redondea la sensación de fracaso cinematográfico en el caso concreto de esta película, y, ampliando el foco al resto de su tercera etapa temática —la que comienza con Mephisto y se prolonga hasta la actualidad—, pone de manifiesto que quizás el autor magiar tenga más que ofrecer en sus complejas construcciones de personaje a nivel de guion que en sus (limitadas) capacidades para dar vida a las imágenes de sus filmes.

Conociendo a Julia

 

 

 

  1. CUNNINGHAM, John (2014). The Cinema of István Szabó: Visions of Europe. Wallflower Press, p. 119
  2. CUNNINGHAM, John (2014). Ibídem. p. 119
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