Crulic, camino al más allá

Vida en sombras Por Samuel Sebastian

Dentro del lamentable panorama de la distribución cinematográfica en España, no es de extrañar que de tanto en tanto aparezca una gran película que ha obtenido un importante reconocimiento internacional e incluso un cierto éxito en otros países. Así, cuando su explotación ya se encuentra prácticamentea gotada, aparece por aquí de rondón, para cubrir ciertas cuotas de pantalla o simplemente porque algún distribuidor avispado la encontró de saldo en la sección de descatalogados de algún mercado de cine. Es el caso precisamente de Crulic, camino al más allá de Anca Damian, que llega dos años después de su paso con éxito por varios festivales cinematográficos, lo que le propició una inesperada vida comercial que le llevó incluso a ser proyectada en algunos canales de televisión estadounidenses. Mientras tanto, de la historia de Claudiu Crulic por aquí sabíamos bien poco, por no decir nada…

Crulic se centra en la vida del joven rumano que da título a la película y que fue detenido injustamente en Polonia por un robo que no habíacometido, ya que se encontraba en ese momento y de forma acreditada en Italia, y por ello fue encarcelado. Ninguna de sus protestas fuea dmitida y finalmente inició una huelga de hambre que acabó con su vida ante la pasividad de los médicos y las autoridades que lo atendían y, en teoría, debían protegerlo. Y sin duda su historia podría haber sido una página más en la voluminosa historia de la ignominia humana si no fuera por el hábil tratamiento que le da el director a la película, que está contada por el propio de Crulic después de su muerte. Eliminando el suspense final, de lo que se trata es de conocer los detalles de qué es lo que sucedió realmente, quién era Claudiu Crulic, cuáles fueron los entresijos de su historia y, sobre todo, qué es lo que sucedió para que quedara abandonado a su suerte sin posibilidad alguna de salvación.

Crulic

Durante el primer acto observamos la infancia de Crulic, como la de cualquier otro niño, sus recuerdos familiares, aquellos detalles que, por alguna extraña razón, permanecen grabados en nuestra memoria a pesar de su intrascendencia, el descubrimiento de las sensaciones que nos ofrece el mundo… Nada puede presagiarnos cuál será su pesadilla posterior y esta es una de las escalofriantes virtudes de la película, mostrar cómo ninguno de nosotros está predestinado a la fatalidad, al contrario, esta puede venir de una forma inesperada y pesadillesca, escapándose a nuestro control y dejándonos abandonados a nuestro propio destino.

Lo que sigue en Crulic después es un cruce entre una pesadilla kafkiana, el fantasma de El proceso preside toda la película.

 Y un retrato gélido en el que los seres humanos son tratados simplemente como una mercancía pesada e inútil, de forma parecida a lo que sucedía en Import/Export (2007) de Ulrich Seidl: de repente todas las evidencias se giran en contra de Crulic que, a pesar de utilizar todos los recursos a su alcance, acaba siendo ignorado por el sistema primero y aplastado después por él. Como el protagonista de El extranjero de Camus, optará por la resistencia pasiva, por el heroísmo discreto, por la liberación a través de un acto con tantas implicaciones simbólicas como el de la huelga de hambre. Pero su esfuerzo será inútil para salvar suvida. Al final del todo sabremos que los médicos que trataron a Crulic fueron juzgados y que el ministro de exteriores rumano tuvo que dimitir ya que nunca se atendieron las peticiones de Crulic en su embajada, lo que hace que nos preguntemos con rabia e indignación: ¿Era este el momento de hacer justicia? ¿No se pudo haber hecho antes? Porque, después de todo, la conclusión más importante que puedes extraer de la película es que la naturaleza humana nunca ha dejado de ser egoísta y bárbara, irrespetuosa con sus semejantes y, sobre todo, incapaz de articularse de manera pacífica como un ser social. Crulic es tan desesperanzadora como realista (a pesar de ser una película de animación), tan brutal como despiadada: la descripción de la huelga de hambre llevada a cabo por el protagonista ofrece los momentos más descarnados de la película. Al final, sabemos qué es lo que sucederá y cómo, pero nos continúa resultando inexplicable cómo un proceso tan lento y cruel de degradación humana no captara la atención de ninguna persona a su alrededor.

Crulic 2

Sin duda, el complemento expresivo perfecto a la carga dramática que posee la película es la elección de la estética.

Crulic es un imaginativo collage artesanal en el que se mezclan diferentes técnicas de animación junto con imágenes reales y fotografías.

Su aire artesanal y, al mismo tiempo, las resoluciones imaginativas en diferentes secuencias, la distancian y mucho de la mayoría de películas que han tomado la animación como recurso documental, siguiendo la estela de Vals con Bashir (Vals im Bashir, 2008) de Ari Folman, que en su momento también sorprendió por la dicotomía que proponía: imágenes de dibujos animados como ilustración a una serie de entrevistas realizadas a soldados israelíes en las que contaban las atrocidades cometidas en la invasión del Líbano en 1982. Así, la película de Anca Damian destaca por la redondez de su discurso, por su inteligente elección de un estilo voluntariamente marginal y, sobretodo, por llamar la atención sobre las vidas en sombras que se nos ocultan diariamente.

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