De-mente

Por Marco Antonio Núñez

1.

Todos tenemos un amigo así. O todos perdimos a un amigo así, entre reuniones siempre diferidas y llamadas que nunca atendimos. Todos tenemos un amigo así, suscrito al boletín del eterno adolescente, inmerso en una vida diferida que no deja de mirar por el retrovisor. Amigos que, en cierto modo, salvan la memoria del que fuimos, siquiera para recordarnos lo mucho que hemos cambiado, siquiera para reprocharnos la minuciosa traición que hemos consumado desde la asunción de resposabilidades: con un trabajo, una familia, una vocación. Todos tenemos (o perdimos) un amigo como Klaus.

De-mente 2016

2.

El fantástico que más nos interesa es aquel que da forma al inconfesable perfil de un deseo o la opresiva forma de una angustia o la fina certeza de un rencor que fermenta el odio. En este sentido, el guión de Lorenzo Ayuso 1, aquilata perfectamente un estado de ánimo ominoso: lo encarna, le da un nombre, le ofrece un don: “fragokinesis”. Con estas premisas, De-mente deviene un perverso juego basado en la dilatación temporal, la espera a que la visión relatada por Klaus (Sergio Sánchez Shaw), luego de presentarse de forma harto inoportuna en casa de su amigo Genio (Malcom Sitté), instantes antes de que salga para una fiesta de disfraces, se consume de forma violenta.

Ejemplar resulta la utilización dramática que Ayuso se hace de los respectivos atuendos. Si Genio, enfundado en un disfraz de Blácula, viste de acuerdo con la situación, toda vez que una fiesta, por su esencia carnavalesca, circunscribe el espacio en el que las normas se suspenden de forma temporal para dar cabida a lo preterido, lo esquinado o tolerar una transgresión controlada; en Klaus, el amigo desplazado y el actor fracasado, la bata, el pijama y las chanclas, prendas familiares, suponen una transgresión efectiva, siquiera de las mínimas normas de cortesía. Además, laboran lo heimlich, su presencia es familiar, pero también manifiesta algo doloroso, visten al espantajo patético que otrora fue un amigo querido, un cómplice, un colega de farra con el que compartimos tantas afinidades, tantos momentos, tantos secretos. El oportuno inserto del primer plano del perro, que nos descubre el calzado de Klaus, al tiempo de ser cómico, clava certero una inquietud: su invasión extemporánea responde a un oscuro designio que ya ha formulado.

De-mente ayuso

La atmósfera grávida de presagios que construye el relato de la visión, a partir de la puesta en forma misma, se concreta en una dialéctica donde el humor juega un papel destacado. Un gran primer plano de Klaus llena la pantalla. Ligeramante escorado hacia la derecha, comunicando cierto dinamismo, la motilidad de que lo dota sus intenciones. La luz azul que irisa su perfil derecho, insinúa cierta naturaleza dual, la doblez de esas intenciones. Aunque oímos una réplica en off, el montaje se niega al contraplano. De otro lado, cuando al fin se condesciende con el contraplano y se nos ofrece a Genio disfrazado, ocupando el centro de un encuadre menos opresivo, con más “aire”, pero también más estático, la cinta relaja la tensión desde un humor desquiciado, bizarro, nada tranquilizador, toda vez que suspende el orden previsible y lógico de los acontecimientos -véase el gag del perro-, y predispone para asistir a cualquier violación del mismo, incluido el crimen. Especialmente el crimen.

De-mente

La diégesis remite a un tercer espacio, la emisión de un concurso de televisión, “Llama y gana”, donde colabora un conocido de ambos, también actor. Al que también las cosas van mejor que a Klaus. Los insertos de la pantalla abren el diálogo central y disponen el escenario de lo que será la manifestación del poder “fragoquinésico” de Klaus.

Ayuso gestiona con maestría en todo momento el tiempo desde la mecánica de un montaje preciso y unos diálogos ajustados, hasta desembocar en un clímax que, no por anunciado, resulta menos impactante, y donde acierta a traducir de forma sobria y certera, a pesar del riesgo que entraña el gesto final de Klaus, los resortes fundamentales que han sostenido hasta ese momento crucial, el núcleo del discurso fílmico. La estructura circular de la narración es, en este sentido, paradigmática de la solidez de las premisas. Si Klaus se nos presentaba desde un gran primer plano, con otro se cierra, solo que ahora sus interlocutores somos la audiencia misma. Sabemos de su poder y con una mirada directa al eje de la cámara, violando las normas del modo de representación clásico, nos interpela y amenaza, somos los nuevos destinatarios de su odio, de ese odio que nos dedica delicadamente el amigo esquinado, ese amigo que todos tenemos.

De-mente Lorenzo Ayuso

 TRAILER:

De-mente (2016), escrito y dirigido por Lorenzo Ayuso. from Amania Films on Vimeo.

 

  1.   Lorenzo Ayuso (Madrid, 1987), es también autor de Evaluación final (2011) y dos videoclips «La noche de San Juan» para Dardem, y «Nostalgia», pieza para Nostalghia.
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