El gabinete del doctor Caligari

Cine, ficción y reinterpretación de la historia Por Paula López Montero

“Si yo hubiera dirigido la película, hubiera tratado el prólogo y el epílogo sencillamente de una manera completamente realista, para expresar que ahí se trata de la realidad, mientras que la parte principal describe un sueño, una visión de un loco.” Fritz Lang

El 17 Festival de Cine Alemán junto con el (S8) Mostra de cine periférico, este año nos brindaban la oportunidad de acceder a una restauración digital de uno de los grandes clásicos del cine, y la obra maestra de Robert Wiene. Particularmente, los cine Palafox de Madrid ofrecieron un gran espectáculo, aparte de la proyección en una pantalla de cine, Raphaël Marionneau ponía el broche con el sonido en directo. El DJ ha logrado consolidar el movimiento “electro-score” en Hamburgo y ha interpretado en directo las bandas sonoras de Nosferatu (F.W. Murnau, 1922) o Metrópolis (Fritz Lang, 1927).

Pero sin duda alguna el peso de estos apuntes apuntan hacia la necesidad de conservación del patrimonio cinematográfico, y un acercamiento a la importancia de la obra del director clásico para la Historia del cine en general. Lang apuntaba en esa frase palabras como sueños, locura, inmiscuirse entre la ficción y realidad… y sería importante preguntarse ¿acaso no es ese el propósito del cine? ¿Bajar hasta los albores del subconsciente para representar, reproducir y reconstruir una imagen del mundo; dar salida a las posibilidades de la imaginación humana, a aquel mundo platónico, a realidades paralelas pero sobre todo a que el cine sea una potencia al cuadrado de la expresión?

La importancia de El gabinete del doctor Caligari para el cine y sobre todo para el cine alemán es indiscutible. 1920 se expone como una fecha decisiva para el telón del cinematógrafo, llegándose a hacer estudios importantes y recomendables como el de Kracauer: De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán 1. La obra de Wiene, pistoletazo de salida, quizá recoja una tendencia clara del arte: es inseparable de su contexto histórico y, cómo no, lleva una mancha en blanco y negro para la historia de Alemania en general.

El gabinete del doctor Caligari

El expresionismo se encasilla dentro de las vanguardias del Siglo XX, un panorama artístico que empezaba a fracturarse en diferentes tendencias, símbolo del convulso clima político y territorial del mapa mundial. Una de las grandes claves para pensar el arte de este tiempo es la Primera Guerra Mundial (1914-1919) y la era de la Revolución Industrial que trajo consigo dos nuevas clases sociales: la burguesía y la clase obrera. El horror de la guerra y una sociedad más tecnológica y mucho más deshumanizada serán carne de cañón para los artistas, sobre todo alemanes, donde a través del color, la sinuosidad de la pincelada, y sobre todo a través de ese rostro de pánico, representarán el horror y la muestra del sufrimiento mas mental que físico, el tormento y la conciencia interior.

Para mi gusto el cine expresionista alemán se acerca, el que más, a la pintura de George Grosz. Donde se observa ese disgusto por el mundo que le rodea y se empieza a ver cómo la sociedad alemana sobre todo en el ámbito moral se va desintegrando. Las angulosidades, el color, el tumulto, las figuras sin rostro que tienen que ver con la idea de la representación de la masa en donde todos son iguales, donde se expresa una falta de identidad. Por otra parte, la utilización del automatismo también sirve para reflejar la crítica al momento y que se podría directamente comparar con Metrópolis o con El gabinete del doctor Caligari.

Matisse uno de los precursores de este movimiento y fundador del fauvismo decía:

Lo que busco por encima de todo es la expresión (…) la composición es el arte de ordenar los diversos elementos de que dispone un pintor para la expresión de sus sentimientos (…) no puedo copiar la naturaleza de un modo servil, debo interpretarla y someterla al espíritu del cuadro. El resultado debe ser una armonía viviente y musical.

Pero si tuviese que pensar en cuál es la película que mejor representa el expresionismo diría sin duda que es El gabinete del doctor Caligari, donde la composición de la imagen a través de los juegos de luces y sombras, el maquillaje, el vestuario, escenarios y ángulos hacen una perfecta distorsión, símbolo del desvío mental de sus protagonistas. El film, construido mediante un flashback, nos relata la historia del doctor Caligari, un hipnotista que utiliza sus poderes para cometer asesinatos mediante el sonámbulo Cesare. La historia comienza con dos amigos, Francis y Alan, que visitan la feria donde una de las principales atracciones es Cesare, un hombre que ha estado dormido durante 25 años. A lo largo del film veremos como la historia va desenvolviéndose hasta descubrir que el maniaco Dr. Caligari utiliza al propio Cesare durmiente para cometer varios de los crímenes. Francis, al final del film y tras el rapto de Jane, descubre que Caligari es el director de un hospital psiquiátrico y con la ayuda de varios empleados encuentra un viejo libro que habla de un místico del siglo XVIII llamado Caligari, que utilizaba a un sonámbulo Césare para cometer crueles crímenes. Lo que en este análisis podríamos interpretar es el leve velo que hay siempre entre ficción y realidad y que el director nos incita a pensar quijotescamente sobre quizá los propios mecanismos de identificación en el arte (mundialmente conocidos gracias entre otros a los estudios de Noël Burch en el cine).

Por otro lado, la fotografía y los encuadres hacen del film casi una obra casi plástica y su detalle perfecto le hacen especial mención al ser la película que por excelencia representa la corriente expresionista. Pero sin duda, y quizá lejos del materialismo de la propia obra, lo relevante sea la reflexión que pueda tener detrás y que le hace ser un film perfectamente sellado.

En este punto tampoco parece baladí mencionar la metáfora que se hace al nazismo en cuanto que ya hemos hablado de la importancia del contexto histórico para el desarrollo de esta corriente. La Alemania nazi se estaba gestando en plena época y Cesare dormido durante 25 años no es más que una alusión al pueblo alemán dormido y manso llevado a cometer crímenes bajo los delirios del Reich o de un doctor maniaco y asesino. Sin duda alguna el arte es una gran posibilidad de expresión, sutil o no, de la realidad. El cine (obra de arte total), y con películas como ésta, deja claro que sirve para entendernos y entender nuestra Historia.

El gabinete del doctor Caligari me invita a reflexionar: ¿fue el nazismo un delirio sacado de la confusión entre ficción (Ideología) y realidad? Quizá esto ocupe una reflexión aparte.
También me parece oportuno mencionar una pequeño paralelismo con el Dr. Frankenstein, quizá con La bella durmiente, para acabar con la española El espíritu de la Colmena (Víctor Erice, 1973). Pero ¿por qué? El factor común entre ellas quizá sea el juego entre el sonambulismo, lo onírico, la ficción y el ser humano como máquina. De hecho, me parece grandioso el paralelismo que hace Erice en El espíritu de la Colmena con el autómata Frankestein a las órdenes de del Doctor, los vericuetos entre el cine y la realidad en la infancia y la metáfora a la sociedad española de la posguerra (suena parecido a  El gabinete del doctor Caligari, solo que Erice juega con un realismo propio de Zurbarán, Caravaggio, y por qué no de Antonio López al que luego dedicará El sol del membrillo).

  1. Kracauer, Siegfried (1985): De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán. Barcelona, Ediciones Paidós
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