El romance de Astrea y Celadón

Hay que amar, hay que vivir Por Raúl Álvarez

No parece casual que la última película de Rohmer fuera la adaptación de la novela pastoril más popular de la literatura francesa. En efecto, L´Astrée de Honoré d’Urfé (1607) es una obra de referencia en el país galo; el ejemplo en escuelas y liceos del alcance y significación de un subgénero que representa el mundo como un lugar arcádico de paz, amor y comunión con la naturaleza. Esta forma literaria de platonismo, que surgió en el Renacimiento y se extendió al resto de Europa durante el siglo XVII, late de algún modo en toda la obra de Rohmer. ¿Qué son sus películas, en definitiva, sino cantos al amor en todas sus manifestaciones? Pero un amor puro, en tanto transparente, que puede ser correspondido o no, manifestado en las aspiraciones y deseos de unos personajes que convierten su insatisfacción en la búsqueda de un ideal acaso utópico. Un rayo verde.

El romance de Astrea y Celadón es por lo tanto un ejercicio de coherencia y honestidad consigo mismo y con su filmografía. Se diría, incluso, que un trabajo metarohmeriano por cuanto el cineasta galo combina expresamente sus dos pasiones, la literatura y el cine, en una propuesta en que las imágenes de Rohmer parecen las ilustraciones de una versión aldina de la novela de d’Urfé. Astrea y Celadón es una película que se lee y se ve al mismo tiempo, logrando desde los primeros minutos que ese bosque idílico de la campiña en que está situada la acción abrace al espectador con su manto verde y frondoso, entre el constante y armónico canturreo de los pájaros en primavera. El viejo Rohmer logra así un hito en su obsesión por entreverar los códigos representativos de la letra y la imagen. Si un lector se imagina en imágenes una novela o un poema, por qué un espectador no puede recorrer el camino contrario. Eso es la crítica de cine. Y en el punto de encuentro, ese beso soñado entre la realidad y la fantasía. Celadón despierto se tumba sobre Astrea dormida, en el que acaso sea el plano más bello del filme.

El romance de Astrea y Celadón

La intención es hermosa, desde luego, aunque su formulación pueda extrañar a un público no familiarizado con el idealismo, sobre todo en estos tiempos donde los principios se pierden por el desagüe del cinismo. No debería conmocionar, ni mucho menos resultar ridícula, la experiencia de ver y oír a unos pastores filosofando sobre la vida, el amor, el conocimiento y la inmortalidad del alma, cuando hoy cualquiera se permite el lujo de opinar sobre cualquier tema. Pues, ¿no somos todos a veces como esos pastores? Ese extrañamiento bien podría responder al típico juego especular de Rohmer, quien, si bien nunca fue un juez, sí disfrutaba enfrentando al público a sus propias contradicciones. El verdadero desafío de El romance de Astrea y Celadón es, como el de tantas otras películas de su director, representar la vida a partir de una licencia poética. Se trata de devolverle al mundo una versión más amable y luminosa de sí mismo. Y, para ello, no hay mejor camino que el de la ficción.

El amor de Astrea y Celadón es la desembocadura de un ideal previo –el amor cortés de la literatura medieval– y la fuente de un ideal posterior –al amor trágico del Barroco y el Romanticismo–. Y como tal, cauce profundo, discurre moroso y pacífico entre las luces y las sombras de una naturaleza exuberante. Rohmer quiso despedirse del cine y de la vida precisamente así. Con una égloga que anida en las canciones bucólicas de unos alegres pastores, en los besos apasionados de dos jóvenes amantes, en las miradas deseosas de unas ninfas níveas, en la sonrisa de un druida que habla del dios de las pequeñas cosas, en la espesura de un bosque mil veces verde e inmarchitable, en el aire, en las aguas de un arroyo y en las aves del Paraíso, en un castillo con vistas a la eternidad, en el placer de conversar y, por fin, el último plano, en la imagen sensual de dos amantes que se poseen como si no hubiera mañana. Porque acaso no lo haya. Porque la primavera no dura para siempre. Solo en el cine. La vida.

 

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