Bruce La Bruce
Por Jose Cabello
El realizador canadiense Bruce La Bruce, estuvo en Madrid para presentar su último film, Gerontophilia, en el festival de cine LesGaiCineMad, donde obtuvo la Mención Especial del Jurado.
Bruce La Bruce dota su cine de una idiosincrasia singular, no solo por el contenido explícito de su obra sino por la transgresión de lo establecido mediante una continua reivindicación de una imagen de la sexualidad desligada de cualquier lugar común dentro de las identidades sexuales, apostando así por entender la sexualidad de un modo líquido y natural, libre de etiquetas. Y así lo refleja su controvertida obra. Ahora estrena Gerontophilia, jugando con los tabúes sociales de la diferencia de edad, deformando, una vez más, la identidad sexual del joven protagonista mientras revela lo escondido de los romances a los que la cartelera actual está sodomizada, aquellos donde un cuerpo decrépito alejado de los cánones de belleza no tiene cabida.
Echando la vista atrás, en tu búsqueda de un cine incómodo, desde tu inicio vinculado al movimiento queer core hasta hoy, a pesar de las diferentes etapas que has experimentado, en tu filmografía han prevalecido elementos comunes, siendo dos pilares básicos tanto el sexo explícito como el mensaje político de carácter revolucionario. Pero con Gerontophilia, tu último film, rompes con todo lo anterior, ¿crees que tu mensaje ha expirado en el contexto social actual?
Depende de tu definición del concepto “político”.
Para mí, hacer una película como Gerontophilia sí es una cuestión política por varios aspectos. En primer lugar, la idea de un amor intergeneracional es inherentemente político porque desafía las convenciones de la sociedad que dicta aquello que hace deseable a una persona como amante, o lo que constituye un comportamiento “apropiado” cuando se trata de las preferencias o deseos sexuales. En segundo lugar, Gerontophilia presenta a un chico de raza blanca, de dieciocho años, un francófono, probablemente heterosexual (él tiene una novia con su misma edad) que se enamora de un negro de ochenta y un años, de habla inglesa y gay. A pesar de que para la mayor parte del público el handicap de la edad es, a primera vista, lo que más inquietante resulta, también se están transgrediendo los tabúes de raza, cultura e identidad sexual. En mis películas, a menudo, los personajes tienen relaciones homosexuales pero no necesariamente se identifican con esta sexualidad, independientemente de que sean personas con cargos de poder, skinheads o revolucionarios de extrema izquierda. La clave es que la identidad sexual no sea algo fijo o establecido, es algo mucho más fluido de lo que la gente podría pensar. Se trata de una valiente declaración política de una era llamada “Born This Way”. La única diferencia de mi trabajo anterior con este último, Gerontophilia, radica en la desaparición del sexo explícito ya que, desde el principio, mi intención fue hacer una película más accesible para un público más amplio, pero que todavía cuenta con el mismo contenido “político” y los mismos temas que las anteriores.
Hoy en día ¿consideras necesario seguir siendo transgresor en la industria cinematográfica?
Claro, para mí lo es, pero se puede ser transgresor de muchas maneras diferentes. Siento que he explorado el territorio pornográfico con profundidad en mis anteriores trabajos, pero también existe otra forma de ser transgresor. Por ejemplo, en Gerontophilia construí a propósito a un niño gerontófilo en serie. En otras palabras, a pesar de que él desarrolla una relación íntima con un hombre mayor en particular, es obvio que al final de la película va a continuar manteniendo relaciones sexuales con personas de edad ya que ése es su fetiche sexual. Los tres personajes principales de Gerontophilia son retratados como personajes que experimentan sexualmente a través de las fronteras del género, la raza o la diferencia de edad, está expuesto con sutilidad, y quizás es más radical en su fondo de lo que parece en la superficie.
La historia de Gerontophilia establece un bello relato de amor entre un chico y un anciano, y de cómo comienza a desmoronarse todo en el momento en el que el joven acepta su fetiche sexual, a diferencia que su alrededor. ¿Podría la misma historia ser contada intercambiando los papeles por hombre y mujer?
Mi intención con Gerontophilia era dar a entender que el niño, Lake, posee un fetiche sexual con las personas mayores invalidando así consideración de raza, cultura o género. Así que a pesar de tener una novia y ser heterosexual, tiene una relación con un anciano. También hay algunas pistas en la película que sugieren que está teniendo relaciones sexuales con otros hombres mayores ya que ahora tiene más acceso a ellos por trabajar en la residencia de ancianos, que solo aloja a pacientes masculinos. Por otro lado, Lake, en su cuaderno de dibujo, pinta a su joven novia como una mujer vieja desnuda, así que la historia podría ser contada también con un joven y una anciana. Con este trabajo quería dejar claro que el fetiche sexual de Lake era la gerontofilia, ésta llega primero y más tarde, independientemente, se enamora de un anciano.
El universo de la producción y distribución audiovisual es un mundo, como tantos otros, predominantemente heterosexual, ¿es complicado encontrar personas que se implique en la participación de estos proyectos?
No, en absoluto. En Gerontophilia dos de mis productores son heterosexuales (Jennifer Jonas y Leonard Farlinger) y uno es gay (Nicolas Comeau). El guión comenzó con Jennifer y Leonard que también son co-productores en mi película Otto; or Up with Dead People (2008). Ellos querían trabajar conmigo porque les gustaba la historia y mi estilo de hacer cine, por lo que mi identidad sexual no era un factor clave en absoluto. Antes de Gerontophilia, el director de fotografía con el que trabajé durante cinco películas consecutivas, James Carman, también es heterosexual y mi equipo de post producción siempre tiene mezcla de identidades sexuales. Primero se considera al cineasta y cuando la gente reconoce que eres un cineasta serio, todo lo demás irá en segundo lugar.
La proyección de Gerontophilia en el marco de LesGaiCineMad supone el estreno en exclusiva en nuestro país, ¿conocías con anterioridad el festival?, ¿por qué decides traer aquí la cinta? Posiblemente este pase sea el único en España ya que tus obras tienen una distribución en nuestro país bastante limitada, a pesar de gozar de público, ¿supone España un problema a la hora de distribuir tus películas?
He exhibido mis películas en festivales de cine en España, algunos de temática gay y otros no, desde Gijón a Bilbao, Barcelona o Sitges. En alguno de mis anteriores trabajos conté con producción en España pero siempre a manos de un pequeño distribuidor que no gozaba de una buena situación económica. Yo creo que podría llegar a más público en este país, pero es difícil cuando tienes un presupuesto bajo y más complicado aún con la actual crisis económica. Cuando hice una exposición de fotografía en La Fresh Gallery en Madrid el año pasado, tuve como modelos para el show artistas españoles de la talla de Alaska, Mario Vaquerizo o Rossy de Palma. El espectáculo fue muy polémico siendo noticia en los principales periódicos españoles, así que tengo un cierto reconocimiento en España.
El año pasado la película ganadora de este festival fue Laurence Anyways del joven director Xavier Dolan-Tadros, con el que compartes nacionalidad. ¿Crees que compartís además puntos de vista a la hora de abordar la temática homosexual?
Conozco a Xavier y su cine, de hecho hablamos sobre la idea de que el interpretase el papel protagonista de Gerontophilia, pero no funcionó por problemas de calendario y otras dificultades. Además del hecho de que ambos somos gays, no creo que nuestro cine sea muy similar, los dos tenemos nuestros propios puntos de vista y métodos diferentes. Mi filmografía, en general, ha sido mucho más sexualmente explícita y de más bajo presupuesto, por ejemplo. Xavier es de una generación diferente a la mía por lo que nuestra representación de la homosexualidad también es diferente.
En L.A. Zombie el protagonista, Françoise Sagat, es un actor que procede del porno gay, algo recurrente en el reparto de tus películas ¿sería posible contratar para estos papeles actores porno heterosexuales?
He trabajado con estrellas del porno bisexuales. Por ejemplo Lobo Hudson, que apareció en L.A. Zombie, está más cerca de la sexualidad heterosexual y hace porno tanto gay como hetero. En una de mis primeras películas en Super 8, el actor que interpretó al personaje de Johnny Eczema era heterosexual a pesar de que mantuvo sexo gay en la película. No cuelgo ningún tipo de etiqueta sexual, ya que no me supone ningún problema trabajar con pornostars heteros. Me encantaría trabajar con Stoya, una encantadora mujer a quién entrevisté una vez para la revista Richardson.
Supongo que conoces la controversia levantada tras las declaraciones del escritor del libro en el que está basada El juego de Ender. Asociaciones, organizaciones o incluso el mismo público homosexual propone un boicot a la película, ¿realmente crees necesaria esta actitud frente a declaraciones abiertamente homófobas?
Me temo que si boicoteamos todas las películas de personas con tendencias homófobas, habría bastantes películas que dejaríamos de ver.Algunas personas piensan que Woody Allen y Roman Polanski son pedófilos, y sin embargo, todavía ven sus películas. En realidad solo se debería juzgar la película en sí, no si se está de acuerdo con el mensaje.
Si el contenido resulta homófobo se puede protestar en contra de ella, pero nunca censurar, se debe permitir ver todo y que cada uno tome su propia decisión.
Después de Gerontophilia, ¿tienes algún otro proyecto futuro en mente? ¿alguna temática en concreto con la que quieras experimentar?
Sí, de hecho ya tengo una nueva película terminada, se llama Pierrot Lunaire, un film experimental basado en la producción teatral de la ópera vanguardista de Arnold Schoenberg, Pierrot de Arnold. Se estrenará en algunos festivales a comienzos del próximo año. También tengo otros guiones en desarrollo, además de una beca de arte para realizar otro proyecto llamado El cerebro de Ulrike, una especie de secuela de mi película The Raspberry Reich (2004). Sobre géneros quiero hacer una película de terror y un melodrama femenino, ya que escribí y dirigí uno para el Teatro Hau en Berlín hace varios años, bajo el nombre de The Bad Breast, el cual me gustaría transformar en largometraje en algún momento.