Gangs of Wasseypur

I am not the hero, I am the villain Por Fernando Solla

¿Recuerdas cuando éramos hermanos?
Ahora somos enemigos
Salvatore Abruzzese en Gomorra (Matteo Garrone, 2008)

Wasseypur es una pequeña ciudad, históricamente conocida como la capital del carbón de la India, situada en la provincia de Dhanbad, dentro del estado de Jharkhand. Inspirándose en el devenir histórico de esta localidad, el realizador Anurag Kashyaperige su largometraje usando la ficción para reconstruir los orígenes que cimentaron la rivalidad entre los dos clanes que desde la década de los años cuarenta del siglo pasado controlaron las transacciones y dividendos comerciales de la circunscripción, manejando el (y al) poder ejecutivo, legislativo y judicial a placer, y supeditando cualquier comportamiento o razonamiento a una única motivación: la venganza.

Rodado un único largometraje, convertido en díptico para facilitar la distribución, Kashyap transforma lo que podría haberse quedado en un ejercicio al uso de perpetuación genérica, en una obra singular y extravagante que consigue captar la atención del espectador, arrebatándole la nociones de espacio y tiempo, para suspenderle en una abstracción que convierte el visionado de esta película en una experiencia entre onírica y desvelada. Casi cinco horas y media de metraje calibradas de manera equitativa por el montaje de ShwetaVenkat, ineludible cómplice de Kashyap en esta compleja empresa que es Gangs of Wasseypur. Huyendo en todo momento de cualquier aspiración catedralicia y absoluta, el realizador y coguionista ha vertebrado una obra transversal, usando el cine y la fascinación que provoca como medio trasmisor de historias, para fortalecer y aderezar la suya. Así como la música popular a modo de registro juglaresco transmisor de las circunstancias de sus protagonistas.

Gangs of Wasseypur 1

El plano que abre la película nos sitúa ante un destartalado televisor que sintoniza una telenovela en la que los protagonistas cantan su amor. De repente, por encima de la música estallará una reyerta en la que una banda se dirigirá, abriéndose paso a tiro limpio y lanzando granadas caseras a diestro y siniestro, hacia una especie de palacete, dentro del cual sus moradores fingirán la muerte, entre inmóviles, asustados y silenciosos. De entre ellos, Nasir (PiyushMishra), se convertirá en narrador – personaje (secundario) y nos acompañará en el flashback de más de cuatro horas en el que se convertirá el largometraje a partir de este momento. Prácticamente sin darnos cuenta nos acaban de presentar a la última de las tres generaciones que conoceremos de los dos clanes fundadores, enfrentados inicialmente por Ramadhir Singh (Tigmanshu Dhulia) y Asgar Khan (Jameel Khan) desde el dominio colonial británico. Tras el desconcertante prólogo, la película se estructurará en capítulos, evidenciados mediante cortinillas, cuyos títulos coincidirán con el nombre de los personajes que van apareciendo constantemente a lo largo del largometraje, para concluir en un desenlace expresamente abrupto para no romper con el dinamismo imperante durante toda la película.

Lo más destacable de la labor de Kashyap es cómo consigue entramar la ficción en un contexto socioeconómico histórico, hermanando la quimera con lo real para filmar la esencia e idiosincrasia de una ciudad de manera bidireccional. Es decir, de lo concreto e individual a lo general y viceversa. Cómo una persona puede influir en una familia y ésta en el resto de la comunidad que conforma un municipio y al revés. Con una frase, Nasir lo resumirá todo: “La verdadera guerra empezó después de la libertad”. Cuando India consiguió su independencia en 1947, Wasseypur fue históricamente dominada por la casta de los Qureshi, enfrentados con el resto de estirpes, todas de religión musulmana. De entre estos hermanos el argumento de la película escogerá, ya dentro del terreno de la ficción, a los Qureshi y los Khan. Ramadhir y los suyos se dedicarán a asaltar trenes británicos por las noches, robando así el carbón que transportan. Su posición preeminente se la arrebatará Asgar que, en nombre del primero, le arrebatará el monopolio de su sector.

Gangs of Wasseypur 2

Después de Asgar vendrá Sardar (Manoj Bajpavee) y después Faizal (Nawazuddin Siddiqui) en el clan de los Khan y con la aparición de cada uno de ellos, el argumento de Gangs of Wasseypur se ramificará a modo de árbol genealógico, dando paso a las esposas y a la descendencia, a los celos y las traiciones, los romances y las pasiones, incluso al intercambio de miembros entre clanes, motivado por los intereses comerciales. Acercándose al tópico y lugar común en un inesperado giro de humor negro, el realizador usará a todos estos personajes para desmontar los pilares convencionales del cine de Bollywood, desarrollando su trama criminal en un contexto propio de este tipo de cine: entorno familiar, duración de más de tres horas, números musicales con numerosos figurantes (en el caso de Gangs of Wasseypur para promocionar las campañas políticas de los mafiosos) y utilizando el hindish (combinación de hindi e inglés) cada vez más a medida que la temporalidad de la trama se acerca a nuestros días, retratando sutilmente la pérdida de foco del poder dominante: toda la lucha de tres generaciones para terminar usando el idioma del imperio colonizador de décadas atrás.

Gangs of Wayssepur 3

En el apartado técnico, Gangs of Wasseypur destaca por la fotografía de Rajeev Ravi, que parece escoger un formato cercano al documental para las escenas de masas contraponiéndolo a las secuencias de las persecuciones y matanzas de los personajes protagonistas, estilizadas y ralentizadas durante su desarrollo para terminar, como decíamos, súbitamente, sin que prácticamente tengamos tiempo de asimilar quién es la víctima, pero sí el verdugo.

Finalmente, impresionan las imágenes del entorno colindante a la ciudad de Wasseypur, con unos planos generales de una plasticidad filtrada a partir de una hipnótica paleta de colores: el gris para colorear la construcción de infraestructuras, el verde para los parajes donde se enamorarán los Khan de sus mujeres, el rojo para las contiendas… Por eso, por la desdramatización de la violencia, mostrada con una sordidez y un regocijo poco habituales y, especialmente, por la solidez y consistencia del resultado final, intuimos para Gangs of Wasseypur un largo recorrido internacional, así como la consolidación de puertas hacia afuera de su realizador, Anurag Kashyap.

Share this:
Share this page via Email Share this page via Stumble Upon Share this page via Digg this Share this page via Facebook Share this page via Twitter

Comenta este artículo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>