Go Grandriders, Joyful Reunion, Lost in Thailand
Los que estaban antes que nosotros Por Christian G. Carlos
Go Grandriders. Director: Hua Tien-hao. Taiwán, 2012.
Hará una semana o un poco más, algunos medios y sobre todo internet nos bombardeaban con una noticia curiosa que llegaba de China. Según esas informaciones, el gigante asiático establecía una ley para que los ancianos fueran visitados por sus familiares unas dos veces a la semana, por obligación. Desconozco el impacto que tendrá la ley, si es tal cual lo contaron, pero merece atención. Probablemente Asia empieza ya a sufrir algo que en occidente lleva años pasando: olvidar a los ancianos. Es como si descuidarlos fuera unido a una sociedad que progresa. Cabría pensar entonces si es más correcto llamarla sociedad excluyente que progresista.
Los abuelos son maravillosos. Y una gran muestra de ello fue la primera sesión en el Cinema Vigatà del miércoles por la tarde con Go Grandriders.
Go Grandriders nos enseñó, en forma de documental, la aventura de un grupo de octogenarios que darían la vuelta a la isla de Taiwán -más de 1.000 kilómetros- en moto y en tramos repartidos durante algo más de una semana. La sinopsis puede ser más o menos atrayente según el espectador de turno. Pero dudo que nadie pueda resistirse al resultado final. La película es tremendamente vitalista, hasta el punto que probablemente con otros protagonistas hubiera sido excesiva. Pero con ellos no, son maravillosos los abuelos.
Según los médicos, a dos terceras partes del grupo de viajeros no se les recomendaba hacer este viaje. Y lo que podía sonar como truco del documental para hacer crecer la expectación, pronto se demostraría que no era así. El bravo y valiente capitán de grupo, sufría de úlcera tras el primer día. Obviamente, quedó retirado de la ruta y puesto en especiales cuidados. Lo importante para el film no iba a ser el drama, si no la superación. Nos va mostrando su recuperación, al mismo tiempo que nos cuenta otras historias, como la del anciano viudo con la fotografía de su esposa en la moto, o la de los dos excombatientes de guerra de bandos opuestos, que como decían «hace 60 años éramos enemigos, ahora sólo queremos reír».
Go Grandriders
Joyful Reunion. Director: Tsao Jui-Yuan. Taiwán, 2012.
No tantos, pero sí 18, han sido los años que han separado Comer, beber, amar (Eat Drink Man Woman, Ang Lee, 2012) de su segunda parte Joyful Reunion (íd., Tsao Jui-Yuan, 2012). Probablemente una de las películas más esperada del festival, por su contexto. Lo primero a destacar de la película es la excelente fotografía, la banda sonora, y todo el ambiente general creado. Desde luego que consigue contagiar la armonía que pretende. Hasta el punto que, obviamente, el espectador más ansioso puede desesperarse. «Cocina a fuego lento, Wa’er» le decía su padre. Tsao Jui-Yuan lo tenía claro como el gran cocinero y dirigió a fuego lento.
En cuanto a la historia, lo cierto es que suceden bastantes más cosas de lo que pueda parecer, lo que ayuda a mantener al espectador dentro del film. Diversas tramas que se cruzan, personajes como los de la tía de Quan, que evolucionan de una manera muy interesante -por cierto, verla bailando en la discoteca es lo que te engancha de verdad durante el inicio de la peli. Las historias de amor son lo principal, pero el paso del tiempo y la vejez también tienen un papel importante. Y, especialmente, lo que comentábamos de la fotografía. Tsao Jui-Yuan y su equipo dejanunas postales de Taiwán fascinantes.
Joyful Reunion
Lost in Thailand. Director: Zheng Xu. China, 2012
Y yo ya no sé si es que todos estábamos llorando mucho o es que era verdad que estaba lloviendo, pero al salir de esta segunda sesión, el suelo mojado y la cena en la Bassa dels Hermanos en intriga. Primer bravo para la organización, que salvó con acierto la cena. El segundo bravo a la organización me sale tras ver Lost in Thailand (íd., Xu Zheng, 2012). La película es lo que es, no puedo contar mucho. Una comedia muy loca, bastante divertida y con momentos brillantes. Nadie había visto nunca coger un cenizero de ese modo. Como estas ya habrán visto muchas, pero seguro que les funcionará si quieren pasar un rato entretenido. Y ahí está el mérito de Quim Crusellas y Domingo López, junto al resto del equipo, que han trazado una programación con mucha finura -por ahora, almenos-. A mi entender, la diferencia entre una Mostra y Un Festival, no está en si se da o no estatuílla. La Mostra enseña sin más (y sin menos), y el Festival te habla, te crea un discurso. Llevaban nueve años y casi ni les habíamos visto, estaban mucho antes que nosotros y que varios de vosotros. Así que, ¡viva!
Lost in Thailand