Hazme reír
La jodida comedia Por Déborah García
La comedia se ha convertido en los últimos años en el género perfecto para preguntarse por el estado de las cosas o mediante el que reflexionar. Un género hiperconsciente, autocrítico, y a través del cual cuestionar y cuestionarnos. Desde la serie Freaks and Geeks (íd., 1999, Paul Freig), Judd Apatow ha copado los puestos de guionista, productor, y finalmente director de numerosas películas. Y no sólo eso, es la figura central de una constelación de directores y actores que han ido creciendo casi a la par: Seth Rogen, Jason Segel, o Harold Ramis. Hazme reír acusa su larga duración y también la falta de equilibrio entre las partes que la componen, pero aun con toda su imperfección, es el trabajo en el que Judd Apatow mejor demuestra su carácter autoral.
La película cuenta cómo cambia la vida de George Simmons (Adam Sandler), un cómico dedicado a hacer monólogos, al que le diagnostican una enfermedad terminal. La proximidad de la muerte le hace replantearse su vida. Aparentemente es un hombre de éxito, rico, poseedor de coches, una gran mansión, mujeres… pero lo cierto es que es un hombre solitario, que se arrepiente de haber dejado escapar al amor de su vida. En una actuación conoce a Ira Wright (Seth Rogen), un cómico joven que está empezando, y al que Simmons le propone convertirse en su secretario, amigo, acompañante, enfermero, e incluso escribir sus chistes y elaborar sus monólogos. George Simons representa a uno de los modelos típicos dentro de cine de Apatow, un hombre ya maduro con problemas para comprometerse, una especie de Peter Pan, pero no a la manera de Steve Carell en Virgen a los 40 (The 40-year old-virgin, 2005), sino más al estilo de Paul Rudd en Lío Embarazoso (Knocked up, 2007). El personaje de Ira, mucho más infantil a primera vista, acaba equilibrando y siendo un punto de apoyo fundamental en el desarrollo psicológico de Simmons. El de Ira es otra figura arquetípica del cine de este director, que el propio Seth Rogen ha llegado a interpretar en otras comedias del director.
En el cine de Apatow, no sólo hay espacio para el chiste sexual, sus películas siempre acaban mostrándose tremendamente sentimentales hasta un punto casi insoportable, como sucede en Hazme reír.
Tras la primera hora, parece que estamos viendo una película completamente distinta a la que empezó.
Hazme reír pasa por muchísimos estadios diferentes, basta con señalar que empieza como una especie de mumblecore y acaba pareciendo un auténtico drama familiar. Es tras esa primera hora cuando empieza a manifestarse la carencia de equilibrio que antes mencionaba, pero paradójicamente esa indefinición en la que comienza a moverse la película es lo más reseñable e interesante.
En inglés el nombre de la película es Funny People, lo que no dice el título es que ésta no es una historia de gente divertida. Es una historia de gente que trabaja con la risa. Gente jodida habría sido mucho más apropiado. Lo que intento expresar con esto es que llega un momento en el film donde importa poco lo que sucede. Tras toda la autoparodia y la autocrítica que manifiesta el personaje principal durante la primera parte, e incluso los demás, empieza a mostrarse la verdadera película. Es cuando Hazme reír empieza a perder el equilibrio, cuando sucede lo realmente interesante. Esa etiqueta que es el título se desvanece. Compruebas que se empiezan a mezclar los géneros, que el director introduce grabaciones caseras, y que incluso sus hijas forman parte del elenco. Es entonces cuando crees entender que lo que Judd Apatow está haciendo, igual de manera inconsciente, es cuestionar la llamada nueva comedia americana (NCA), y por añadidura, su propio cine.
En sus vacilaciones, en sus decisiones estilísticas y narrativas, en el destino que se perfila para el personaje de Adam Sandler (¿lo mato? ¿lo convierto en padre y lo hago madurar?), se están mostrando las grietas y las dudas de este género. Desde el backstage, que tanto aparece en Hazme Reir, George Simmons revela lo que yo considero que es la crítica más importante. Simmons le dice a Ira (o Apatow se dice a sí mismo) que deje de hacer chistes sobre pollas y pedos, porque de esa manera nunca se llevará a una mujer a la cama. Es como si realmente el director estuviera haciendo crítica de sus propias películas, de su cine (sería interesante analizar la figura femenina en el cine de Apatow), donde la mujer generalmente aparece relegada a un segundo puesto, como un ser al que temer, y al que nunca le otorga la capacidad de poder generar risa. No creo que sea casual la incursión de la cómica estadounidense Sarah Silverman (El show de Sarah Silverman) haciendo un chiste sobre su vagina. Y aunque el cine de Judd Apatow es mucho más que chistes sexuales y hombres con complejo de Peter Pan, temerosos de las vaginas, nadie es más duro que uno mismo a la hora de valorar lo que hace. Hazme Reír es sin duda un punto de inflexión en su corta filmografía… ¿Un nuevo comienzo?