Hermia & Helena

Qué ilusos pueden ser estos mortales… Por Fernando Solla

All the world’s a stage
And all the men and women merely players
They have their exits and their entrances
And one man in his time plays many parts
His acts being seven ages…
Como gustéis (As You Like It) Acto II Escena VII. William Shakespeare, 1599

El D’A 2017 ha apostado por Matías Piñeiro en la sección Direccions. A su vez, el autor se encomienda de nuevo a William Shakespeare para titular su largometraje. Personajes siempre femeninos y protagonistas. Tras Rosalinda (2010) y Viola (2012) ahora le llega el turno a Hermia & Helena. Resulta muy interesante analizar los tres títulos en conjunto ya que, aunque las referencias al bardo se extienden también a otros trabajos del autor, plantean una actitud muy determinada y relevante a día de hoy en lo que se refiere a adaptación, inspiración y asimilación del material de partida.

¿Que tienen en común (y en qué se diferencian) estos personajes? Rosalinda es la protagonista de Como gustéis (As You Like It, 1599) y Viola de Noche de Reyes (Twelfth Night, 1601). Hermia y Helena dos de los “humanos” titulares de El sueño de una noche de verano (A Midsummer Night’s Dream, 1595). Rosalinda, hija de un duque, se enamorará de Orlando. Será expulsada de la corte y se refugiará en el bosque de Arden. Deberá esconder su identidad y disfrazarse de hombre. Viola, también de noble cuna, será víctima de un naufragio. Hermana melliza de Sebastián, se refugiará tras la identidad de un hombre, Cesario, creyendo que su hermano ha fallecido ahogado. Se convertirá en paje de un duque llamado Orsino, enamorado de Olivia, que se enamorará de Cesario que, a su vez (como Viola), lo hará de Orsino. Hermia y Helena serán nobles y amigas. Hermia será el fruto del amor de Demetrio, que a su vez lo será de Helena. En esta obra los personajes se dividen en humanos, seres fantásticos y actores. De la interacción de los dos primeros grupos y sus discusiones surgirá el enredo cómico y amoroso. De nuevo, la huida hacia el bosque será uno de los condicionantes de la trama.

Hermia & Helena

Es muy importante, para comprender las motivaciones e impulsos del personaje interpretado por Agustina Muñoz, tener presentes las siete edades del hombre según el famoso monólogo de Como gustéis: “Todo el mundo es un escenario y todos los hombres y mujeres meros actores. Tienen sus salidas y sus entradas y un hombre en la vida interpreta muchos roles, siendo sus actos siete edades…”: Infancia, colegial, amante, soldado, juez, edad avanzada y demencia o segunda infancia (proximidad hacia la muerte, “sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada”).

Las distintas edades se transformarán en una interesante y en apariencia ligera amalgama de capas narrativas. Camila, el personaje principal, será un poco Viola y un mucho Rosalinda. Más Hermia que Helena ¿o será al revés? No importa. Lo que busca Piñeiro no es para nada una adaptación, sino encontrar personajes que sean capaces de traducir esas sensaciones y sentimientos y, especialmente, las figuras que representan. Volviendo a Camila. Tras la vuelta de Carmen (María Villar) de Nueva York a Buenos Aires, donde ha realizado un intercambio universitario, llega el desencanto. No sabremos exactamente el por qué pero la joven parece desengañada, desilusionada. Ahora será el turno de Camila, que seguirá los pasos de su amiga sin muchas expectativas. La realidad de la rutina diaria y la posibilidad de descifrar el sueño. La chica será una futura dramaturga que se propondrá traducir, precisamente, El sueño de una noche de verano para llevarla a escena en Buenos Aires.

Hermia & Helena 2016

¿Traducir es entender? No siempre. Es cierto que parece que hasta que no somos capaces de verbalizar algo es como si no existiera más allá de nuestro interior. Lo que no se transforma en palabras no aporta mucho significado. Luego está Matías Piñeiro, que se propone mostrarnos los dos lados del bosque. El sueño y la vigilia. Hoy ya no es Demetrio (aquí Lukas, interpretado por Keith Poulson) el único que provocará la discordia. No se huirá del padre para poder estar con el amado sino que se relativizará el capricho amoroso por buscar, precisamente, al padre. No hay afectación ni se forzará el dramatismo (mucho menos el romanticismo) de ninguna situación. Y, ¿quién es el amado sino alguien para pasar el rato y que nos distraiga de nuestras cavilaciones? Si Lukas fue de Carmen, también lo querrá Camila. Pero Camila fue en busca de un amor itinerante que hizo el viaje inverso (Nueva York – Buenos Aires), dejando a otro allí que tampoco despertará un arraigo demasiado prominente. “Lord, what fools these mortals be!” dirá Puck en El sueño de una noche de verano. La ironía aquí será mayúscula. Puck será un mensaje de teléfono móvil. El que nos hará despertar o nos cegará en otro amor, otro capricho. De ser mágico a nueva tecnología. Genial e irónico retrato de lo ilusorio de las relaciones interpersonales actuales, en las que un mensaje de texto es la base y cimiento.

La fotografía de Fernando Lockett y el montaje de Sebastián Schjaer serían los verdaderos dramaturgos. Los que nos permiten adentrarnos en el bosque y vivir nuestra particular noche de verano. Igual que los duendes modifican el transcurso de la pieza original, lo mismo harán estos tres (Lockett, Schjaer y Piñeiro) con la estructura narrativa del filme. Que si ahora seguimos el hilo cronológico, que si ahora volvemos atrás para volver a retroceder y a sumergirnos más en esta vida a la vez perecedera e inmortal. Que tiene fecha de caducidad. Cada flashback seguirá para indagar más en algún aspecto de la configuración de la identidad de Camila (de sus edades shakesperianas).

Siendo y no siendo en absoluto. Así suceden las cosas más importantes en la realidad. De repente y sin previo aviso. Y así las muestran los artífices de este largometraje. Película neoyorquina y porteña o bonaresnse a la vez. Es increíble la sencillez con la que está plasmado este doble realidad de los protagonistas a modo de flashback múltiple. Por otro lado, el tratamiento de la imagen es exquisito. Además de conseguir una dirección de actores acorde a la naturaleza de la propuesta, la elección de las localizaciones también constituye un detalle a tener muy en cuenta. Muy bien hallado que la protagonista es traductora, que en pantalla aparezca el texto (original y traducido) es una alegoría perfecta de este frustrado intento de empalabrar la realidad. En cualquier caso, los momentos más arrebatadores los generarán, como decíamos, las imágenes. La introducción en el bosque de nuestras pulsiones vitales se evidenciará a través de unos fundidos e imágenes superpuestas que mezclan los árboles de Central Park con los puentes de hierro y hormigón que podemos encontrar en las afueras de estas grandes ciudades.

Hermia & Helena D'A 2017

Matías Piñeiro es un autor orgulloso de mostrar a sus propios referentes a través de sus películas, asumiendo un curioso ejercicio de citación cinematográfica (incluyendo actores habituales de sus modelos, a través de la banda sonora…) Todo se abordará con la misma espontaneidad y normalidad como se asalta la obra del ilustre autor teatral. A destacar su elegancia para secuenciar el cambio de una realidad a otra a través de la figuración de la protagonista en bocas de metro. Se entra en el subte de Buenos Aires y se sale en el subway de Nueva York. Una vida que choca con la realidad, contra el lienzo en blanco lleno de oportunidades que promete la otra. ¡Y sólo enfocando dos bocas de metro! El juego de preguntas paterno filial también resulta todo un hallazgo. Asertividad en las réplicas y profundidad de la imagen. Aquí hay que destacar también la entrega y compromiso de Agustina Muñoz en su acercamiento al personaje.

Finalmente, todo esto toma todavía más sentido si cabe cuando nos damos cuenta que podemos resumir todo el largometraje en un viaje de intercambio. No será sólo una excusa, sino que un reflejo originalísimo de lo que supone esa toma de distancia para encontrarse a uno mismo, raíces familiares incluidas. El sentirse más uno mismo cuando más se aleja de lo que realmente (no) ha sido hasta ahora. Sólo una acción es necesaria para realizar un trabajo sobre la obra del bardo que ya les gustaría a muchos de sus historiadores. Por la validación del clásico a día de hoy a través de un lenguaje eminentemente cinematográfico, Hermia & Helena resulta un título muy valioso.

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