La internacional impresionista
Alcanzamos las nubes de impresión Por Yago Paris
En el clasicismo pictórico primaban las formas, la definición, la concreción, pero una serie de pintores de la segunda mitad del siglo XIX comenzaron a enfocar este arte desde otras perspectivas. La luz se convirtió en el centro de atención. Se le daba más importancia a su captación que a definir los objetos que la emitían. El trazo era más intenso, más emotivo, y en él había una mayor intención de captar sensaciones que de plasmar realidades. El impresionismo nacía mucho antes de que se le diera tal nombre, situación que se dio tras la famosa exposición de artistas independientes que tuvo lugar en París en 1784. El responsable involuntario fue Louis Leroy, un crítico de arte que, en tono irónico, se refirió al cuadro de Claude Monet, Impresión: sol naciente en los siguientes términos: “¡Impresión! Desde luego, produce impresión”. Esta tendencia causó rechazo, como toda innovación que amenaza con alterar las comodidades del orden establecido, pero el tiempo les dio la razón a estos artistas, que revolucionaron la manera de entender la pintura. Una influencia que traspasó medios y que se prolongó hasta alcanzar a la realización cinematográfica.
Ya desde los primeros años del siglo XX, los vanguardistas y los impresionistas cinematográficos convirtieron el fotograma en un lienzo sobre el que plasmar sensaciones y jugar con la luz. Germaine Dulac fue una realizadora imprescindible de su época, y a pesar de su corta filmografía no pasó al anonimato. Ni siquiera su condición de mujer la condenó al olvido histórico, pues su talento trascendía prejuicios. Sin embargo, su proyección probablemente se vio mermada por tal condición, por lo que, en una labor de mirada al pasado para entender el presente y proyectar el futuro, (S8) Mostra de Cinema Periférico le dedica una retrospectiva a esta cineasta, tan ligada a otro de los apartados fundamentales de esta 7ª edición, no en balde subtitulada Os novos impresionistas (los nuevos impresionistas). Se trata de la Internacional Impresionista, que el pasado jueves fue proyectada en la sala PALEXCO del Palacio de Congresos de A Coruña. Un recorrido por la vanguardia internacional en busca de fragmentos de celuloide que remitan al impresionismo o que directamente formen parte de este movimiento.
Something Between Us. Jodie Mack, EUA, 2015, 16mm, 10 min.
La artista Jodie Mack introduce en el plano una serie de joyas que funcionan como prismas. Al ser atravesados por fotones, estos dividen el haz de luz en las diferentes longitudes de onda del espectro del visible, es decir, en los diferentes colores, como si un pequeño arco iris se proyectara a través de estas piedras preciosas. De esta manera, la artista parece dispuesta a inundar de luz y de color la escena, un mecanismo que se libera del propio objeto con el paso del tiempo. Una vez desaparecen las joyas, en el fotograma prevalecen estos haces multicolor, que se funden con la naturaleza para provocar una explosión de colorido lumínico.
Something Between Us
Fish Point. Pablo Mazzolo, Argentina, 2015, 16mm, 7 min.
Esta pieza del argentino Pablo Mazzolo se inicia como una batería de fogonazos lumínicos que parte de la oscuridad total para alcanzar el deslumbramiento. El artista sitúa la cámara en en medio de un bosque, donde juega con la exposición del fotograma para alcanzar diferentes valores de intensidad lumínica. En ella predomina el verde, intensificado por un balance de blancos que convierte estos parajes naturales en una caldera que hierve color. Este verde intenso muta en azul y las fluctuaciones lumínicas de estabilizan, como así lo reafirman las líneas del horizonte que aparecen al filmar el mar abierto.
Fish Point
BROUILLARD – passage # 14. Alexandre Larose, Canadá, 2014, 35mm, 10 min.
La de Alexandre Larose es una propuesta excelente en lo que a adaptación de los preceptos impresionistas se refiere. El realizador toma la cámara y altera el proceso de filmación, de tal manera que los fotogramas se difuminan como los trazos de los pintores impresionistas. La estética se mimetiza con la de Monet o Van Gogh, y la sensación es la de múltiples trazos que se alejan de la definición de los objetos filmados –en este caso, un frondoso jardín que acaba en un embarcadero a orillas de un lago– para resaltar el colorido de las formas naturales. Un viaje apasionante, cargado de intensidad lumínica, que transporta al público a un mundo cercano al nuestro pero en el que las emociones se intensifican y la ligera sensación de extrañeza se percibe como un incentivo para no abandonar tan gustosos parajes.
BROUILLARD – passage # 14
Short. Robert Todd, EUA, 2013, 16mm, 5 min.
Hasta ahora, todo lo comentado ha sido filmado en color, intenso color. Short, sin embargo, opta por el blanco y negro, pero lo que podría entenderse como un paso atrás en las aspiraciones para alcanzar el impresionismo, es en realidad una inteligente destilación de sus preceptos. Aunque la luz y el color van de la mano, lo cierto es que el impresionismo persigue, ante todo, la primera. Y esta persecución, aplicada al blanco y negro, se facilita. Al reducir el espectro al mal llamado blanco y negro –en realidad, a un espectro de grises–, el contraste entre luz y oscuridad se intensifica, de ahí que la primera resalte en mayor medida, si cabe. En este caso, otra modificación más aleja a esta obra de las anteriores: el director filma espacios esencialmente inertes, como lo son los urbanos. La luz los baña de vida y los equipara a algún que otro elemento orgánico que todavía pervive en estos lugares, como es el caso de algunas flores, una libélula o una mujer. Encontrar la luz, encontrar la vida, y hacerlo en lugares poco propicios.
Short
Sea Series # 14, # 19, # 20. John Price, Canadá, 2014-2016, 35mm, 10 min.
Este conjunto de obras de John Price toman el mar como elemento de base, sobre el que construye su discurso. Ya sea en blanco y negro (#14 y #20) o en color (el azul apagado de#19), los ambientes marinos son protagonistas de estos fotogramas, en los que el juego con el obturador varía la intensidad de la luz, en función del objetivo que persiga. Tal es el caso de #19, en el que a la poca cantidad de luz entrante se le suma la baja definición de la imagen, lo que provoca un acercamiento al minimalismo expresivo, que reduce cada objeto a su esencia. En este caso, el autor contrapone el mar a una fábrica, la libertad al estricto orden de líneas, la vida a lo inerte, lo informe a la homogeneidad estructural.
Facing the Waves. Eva Kolcze, Canadá, 2016, 16mm, 5 min.
El cortometraje de Eva Kolcze se hermana en cierta manera a los preceptos de Short, de Robert Todd. Si en aquel caso se comentaba la idea de destilación de las formas hacia lo esencial, entendidas como un paso del color al blanco y negro, en el caso de Facing the waves la maniobra consiste en alejarse de los objetos en sí y filmar sus proyecciones, en forma de sombras. La autora sale a la calle y, sin pasar al blanco y negro, filma aceras –nuevamente, espacios urbanos– en las que aparecen figuras convertidas en sus sombras. Personas, árboles, objetos varios, esta reducción expresiva sirve para captar la luz y mostrar, desde lo opuesto, desde la sombra, cómo la luz define al objeto.
Facing the waves
Poem. Dan Browne, Canadá, vídeo, 4 min.
En Poem, Dan Browne solapa fotogramas en su filmación de un mismo espacio cerrado. El autor emplea sucesivas panorámicas de 360º de una misma habitación, que solapa entre sí, en las que varía la intensidad de la luz y juega con el contraste de sombras. El retrato de diferentes objetos, muchos de ellos más intuidos que reconocidos, sumado a la reiteración de recursos narrativos y al propio solapamiento, parece destinado a tratar el tema de la rutina, de la monotonía, de la sucesión de recuerdos. Un solapamiento formal que se traduce en solapamiento de recuerdos, idea reforzada por el constante martilleo de un segundero que no para de sonar en todo momento y que versa sobre el incesante paso del tiempo.
Poem
Save my Heart from the World. Jacques Perconte, Francia, 2016, vídeo, 10 min.
La sesión de la Internacional Impresionista reservó para el final el que, a juicio de este crítico, ha sido el mejor film de los que se han dado cita en la mostra. Jacques Perconte y su manipulación de los codecs de los archivos digitales, técnica denominada glitch y de la que es absoluto experto, nos han sumergido en un mar de siniestro ensueño. A las imágenes de Save my heart from de world les acompaña un hilo musical ideado por el proyecto musical Mutant, pero es la primera la que se acopla a los golpes de ritmo de la segunda. El conjunto es un viaje hipnótico por los parajes de error digital entendido como sublimación artística, que se hermana con el viaje lisérgico de Videofilia (y otros síndromes virales) (Juan Daniel F. Molero, 2015), otra obra que se basaba en el vídeo digital y radicalizaba sus formas para alcanzar ideas visuales apabullantes.
Save my heart from de world
La Internacional Impresionista desplegó sus alas lumínicas para hacernos partícipes del viaje impresionista a los lugares más desconocidos de la cinematografía mundial. Un conjunto de obras excepcionales por atípicas y por talentosas, que dejan un poso de impresión, que, esta vez carente de toda ironía, invocan la necesidad de investigar en el uso de las formas e innovar en los terrenos de la narración cinematográfica.