La mano visible y Nana
Y sus mamás también Por Matias Colantti
El Festival de Sundance Short Film 2015, junto a la Fundación Bill y Melinda Gates convocaron a la colaboración de realización ficcional de cortometrajes, a dos mexicanos que iniciaron su camino artístico hace unas cuantas décadas en el DF y no dejarían de crecer en el espacio cinematográfico y televisivo. Amigos de toda la vida (como así declaran), actores, productores y directores en distintos circuitos, Gael García Bernal y Diego Luna han llegado a este evento organizado por el Instituto Sundance, para presentar dos cortometrajes que abordan ciertos estilos, temáticas y una atmósfera sociocultural bastante similar.
Tanto La mano visible (dirigido por García Bernal) como Nana (dirigido por Diego Luna), comparten algunos lineamientos que profundizan una visión comprometedora con la realidad latinoamericana, pero que también guardan una casual conexión con el primer proyecto cinematográfico que los junto en la pantalla grande hace 14 años: Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001). Esta obra maestra y de culto que se encuadró en una generación prolífica del Nuevo Cine Mexicano, marcó una etapa de la modernidad juvenil a través de la historia de estos “charolastras” con la sensual española, Maribel Verdú, y que no solo consolidaría a la dupla de mexicanos como actores que desplegarían sus alas hacia el firmamento hollywoodense y al cine europeo, sino que también su unión afectiva los haría socios en la productora Canana Films y juntos llevarían a cabo la realización de muchísimas producciones vinculadas a la comunidad latina y su querido México. Es así que en una suerte de retrospectiva hacia los abordajes temáticos de la película de Cuaron, canalizaron la dirección de estos cortometrajes con algunas ideas similares en cuanto a sus formas y contenido.
La mano visible y Nana se proponen tejer un ambiente latinoamericano cargado de miradas críticas vinculado a dos fenómenos socioculturales particulares, y que responde a los criterios de ser cronistas de un tiempo en donde estas problemáticas son comunes como “patologías de siglo”. La colisión de clases sociales bajas y burguesas, como el reflejo de un pensamiento reflexivo en torno a la pobreza extrema en los núcleos urbanos, haciendo que la sociología de la marginalidad vuelva a aparecer como la construcción estilística del Cine Latinoamericano, y un segundo fenómeno, vinculado a la “cultura familiar del divorcio” o la ruptura de los lazos afectivos paternales que hacen lugar al pensamiento contemporáneo de la psicología infantil sobre niños que se crían sin la cercanía de sus padres, tendiendo a sustituirlos con diferentes símbolos que a la larga solo funcionan como parches y heridas abiertas que nunca terminan de llenar el vacío afectivo que sufrieron desde pequeños.
La órbita temática de ambas realizaciones gira en torno a estos ejes contemporáneos y puedo decir que se relacionan directamente con las miradas planteadas por Y tu mamá también, principalmente en la conexión de puntos específicos como la situación de pobreza de México y la implícita superficie de ausencias paternales que el film de Cuarón pone en tela de juicio. Para acercarse más a esta cuestión, en Nana Diego Luna imita planos de la película recorriendo las calles urbanas del DF observando desde su cámara realista, la clase trabajadora que se moviliza en camionetas por el frio y sombrío clima mexicano, tomándose el bus con las caras curtidas por el trabajo incansable y llegando a las mansiones señalando que siempre su labor está vinculada al servicio de la burguesía.
Estos retratos del universo marginal de los núcleos urbanos y periféricos, de ambas obras recupera esa idea de pobreza que en el corto de García Bernal, también se vería ilustrado con otros detalles.
En Nana, sin embargo, el director opta por ahondar en la segunda problemática que analizaba anteriormente y que tiene que ver con la vinculación padres-hijos. En un género de docu-ficción, el cortometraje se centra en la historia de Blandina López, una trabajadora de clase baja que se dedica al cuidado de niños y el servicio doméstico en otros hogares, donde los padres son figuras ausentes obsesionados por el trabajo y el dinero. No es casual que Luna adopte esta perspectiva en su realización, ya que él ha vivido auténticamente el sufrimiento de esa ruptura maternal de la infancia cuando a los dos años perdió a su madre en un trágico accidente y tuvo que sustituirla por el paso de diferentes mujeres que se hicieron cargo de su cuidado desde pequeño. Otro punto interesante en el tejido de este punto de vista, es que el personaje de Tenoch que interpreta en el film de Cuarón tiene lazos directos con el distanciamiento de la crianza de sus padres, siempre reemplazada por los servicios de las Nanas, mucamas y personal doméstico que rodeaba la ostentosa y solitaria mansión donde vivía.
Diego Luna construye un puente entre las clases sociales bajas y altas, a través de la figura afectiva de la nana y la expone como responsable de una etapa clave en el crecimiento de las personas reflexionando sobre la importancia de dedicarle tiempo a los hijos por las huellas y marcas que generan en el futuro de ellos, y porque como dice Blandina López: “Padre no es solo el que engendra, sino el que cría también”.
Nana
En conclusión, Nana se posiciona en un crudo relato sobre las clases trabajadoras que luchan por sobrevivir en los márgenes latinoamericanos y la descentralización del núcleo familiar, permitiendo visualizar que aquellas que cuidan de otros hijos, necesitan su trabajo, pero también cuidan de sus niños y valoran la importancia de dedicarles sus vidas a ellos. “Tuve la fortuna de encontrarme con personas que me dieron la oportunidad de trabajar y poder llevar mi hija conmigo. En ese sentido me siento muy afortunada”.
Con respecto al film de Gael García Bernal, podemos profundizar sobre otros puntos analíticos de estos fenómenos. En principio, el cortometraje La mano visible, a diferencia de la inquietud primaria de Nana, se engendra como proyecto para el Festival, consolidado por la primera idea vinculada a la pobreza en Latinoamérica. En declaraciones del mexicano, acerca de la producción de este cortometraje le dijo a la revista Vice:
“La idea era hacer un cortometraje pequeñito, con poco presupuesto, sincero y discreto sobre lo que hace la gente para evitar la pobreza extrema. La consigna me pareció muy interesante y algo completamente transversal. Cuando uno empieza a ponderar la pobreza extrema surgen un montón de vertientes.”
La mano visible
Siguiendo las palabras de García Bernal, se puede decir que la propuesta temática de su cortometraje está vinculado a la pobreza, pero observado desde una perspectiva particular y que puede resultar superficial en el desarrollo de la trama de La mano visible, pero que tiene mucha contundencia, sobre todo cuando al comienzo del film leemos una frase marxista que profesa:
“-El valor de una mercancía existe independientemente del intercambio.
-Por ser resultado del trabajo humano, ¿no?”
La cobertura de su temática va a estar abordada por el análisis de las plataformas virtuales y las redes sociales como una nueva herramienta que puede generar trabajos y vínculos solidarios para evitar la pobreza. En el cortometraje, las protagonistas, Susana y Romina establecen relación a través de un sitio web que ofrece la posibilidad de intercambio de servicios que van desde masajes, hasta cafés creados por sus usuarios. Este sistema que imita las bases del antiguo mercado del trueque está expuesto como un componente de lectura sobre las clases medias y bajas que necesitan mantener su posición económica con la incorporación de este tipo de labores que combinan hobbies y habilidades con una actividad de trabajo seria remunerada.
El foco está puesto en la narración ficcional de una mujer adulta (Susana) que contrata un servicio de peluquería on-line. Romina, la peluquera, que es en realidad profesora de educación física en primarias es quien llega al departamento de Susana para realizarle el corte de pelo, y allí el relato se comienza a tensar entre las dudas e incomodidades de la mujer al pensar en cederle la estética de su peinado a esta extraña joven que conoció por Internet. El desconocimiento entre ellas, no es el conflicto central del argumento y el problema radica en un sentimiento especial del cabello de Susana y que está vinculado al desprendimiento de la muerte de su esposo. “Cuando nos conocimos en aquella época se usaba así”, confiesa la mujer con cierta tristeza al saber de qué va a cortar con parte del recuerdo de su difunto marido. La aparición de su hijo Julio, que sería quien se cortaría el pelo realmente en un intento de Susana por evitar la situación de tristeza, desprende una tonalidad humorística que rompe con la tensión dramática que se lleva hasta el momento, llegando a un epilogo picaresco y alegre.
La mano visible
Es clave tener en cuenta esta perspectiva de la viudez de Susana, para conectarse con el fenómeno de la desarticulación de las estructuras familiares, que en este caso está relacionado a la circunstancia fatal que representa la ausencia de la figura paternal y la escena de dialogo con su hijo. Esto tiene que ver con la inversión del proceso que sucede en el film de Diego Luna y está vinculado a la figura maternal como una presencia protectora y un tanto controladora. En una lectura de estéticas juveniles que no sintonizan con las anticuadas y “pasadas de modas” miradas de los adultos, se genera una reflexión de tradicionalismo maternal relacionado a esa idea reacia hacia la cultura del “pelo largo” y las actividades del “grafittero” y el “skater”, propias de la juventud de siglo XXI. El miedo de Julio por perder la identidad de su cabellera, se exhibe como un momento que funciona como el elemento de liberación de culpas de su madre, que prácticamente disfruta de ver cómo le cortan el pelo a su hijo. Esta visualización de la “pesadez” de las madres y esas clásicas sobreprotecciones conservadoras, en un intento de no perder nunca ese lazo afectivo con el niño que ya no es tan niño, porque está creciendo, también es un reflejo de los síntomas de distantes relaciones madres-hijos que, según mi opinión Gael García Bernal extrapola de la situación que viven Julio y Tenoch en la nombrada Y tu mamá también.
Las estéticas realistas compuestas con cámaras subjetivas y decorados no artificiales se le suman como detalle cinematográfico adicional a las construcciones similares que tienen los films desde sus formas, a pesar de tener ciertas divergencias en los géneros.
Esto forma parte de una línea de autoría independiente que sintoniza con el Festival y la necesidad de expresar el compromiso con estos temas desde una observación de realismo extremo.
Los proyectos de ambos sólo se presentaron como parte de una colaboración y no ingresaron como parte de la selección oficial del Festival, pero a pesar de no recibir galardones, el premio está en ofrecer una mirada de estos fenómenos socioculturales e invitarnos a pensar en ellos desde nuestros entornos familiares y la comunidades en donde solemos pasar nuestras vidas. Gael y Diego son artistas a seguir y en realizaciones como estas, tal vez es importante no perderlos de vista, sobre todo en este rol de directores que están experimentando.