La vida lliure

El paraíso amenazado Por Yago Paris

El director catalán Marc Recha ha escogido el Tallinn Black Nights Film Festival (PÖFF, en sus siglas en estonio) como el lugar en el que realizar la premiere mundial de su nueva obra, a la vez que en el Festival de Gijón, certamen con el que comparte fechas. La película, que lleva por título La vida lliure, ha participado en sendas Secciones Oficiales, y, en lo que respecta al evento del báltico, se ha convertido en uno de los films más destacados de la competición.

La vida lliure narra la historia de Tina y Biel, dos hermanos que viven en la isla de Menorca a principios de siglo XX. Se trata de una época turbulenta, en la que la gripe asola a la población europea de igual manera que la Gran Guerra. Una época de penuria económica que obliga a grandes migraciones, como es el caso de la madre de los dos pequeños, que se ha trasladado a Argel para encontrar trabajo, dejándolos a cargo del tío de estos. Semejante panorama, sin embargo, queda al margen en la isla, especialmente desde los ojos de un niño y una niña. Juegos constantes, historias, fantasías y cuentos de hadas pueblan el día a día de los hermanos, que recorren diferentes parajes de la isla y rellenan los espacios con relatos que den forma a su realidad, tanto presente como pretérita.

La vida lliure

Todo cambia el día que conocen a Rom -interpretado por Sergi López-, misterioso pescador que vive al lado de la playa. Tina, la mayor, todavía no lo sabe, pero la interacción con esta persona cambiará su perspectiva sobre el mundo. Rom es juguetón y congenia rápidamente con los pequeños, a los que cuenta historias y enseña aspectos de la vida, como localizar setas comestibles o reconocer medusas venenosas. Sin embargo, hay algo en él que no termina de cuadrar, algo de lo que Tina será consciente de ello, lo que le provocará sentimientos encontrados con los que tendrá que lidiar. Por tanto, ante el paraíso en el que viven los protagonistas, el personaje de Rom funciona como una amenaza para el statu quo: tanto por la posible pérdida de la seguridad física como por la desaparición de una visión idílica del mundo. La interacción de la niña con este hombre es un símbolo de la pérdida de la inocencia,y de cómo el universo a su alrededor va mutando a medida que gana perspectiva sobre la verdadera esencia de las cosas y sobre la conducta del ser humano.

Esta vulneración del paraíso en el que viven aislados se amplía ante la presencia de un pequeño yate en la bahía en la que vive Rom, y que Tina observa a diario. Ante ella se plantean nuevas dudas, esperanzas y deseos, como los de huir. Quizás por insuficiente consciencia de los peligros que acechan fuera, y sólo atendiendo a las ansias de descubrir, una vez que se ha abierto la puerta de la curiosidad, llevan a la pequeña a querer ir junto a su madre, a abandonar la minúscula isla de Menorca, que conocen de sobra, para entrar en contacto con el mundo que hay ahí fuera. Es en este punto cuando los conceptos de isla como microcosmos apartado y de barco como billete a la aventura cobran especial fuerza.

Pero nada será tan sencillo, y Tina tendrá que lidiar con el lado oscuro de Rom, lo que le permitirá terminar de madurar, aunque para ello deba endurecerse y aprender a desconfiar de la humanidad. Aunque todavía no ha captado todas las implicaciones que ello conlleva, la protagonista comienza a asimilar que el mundo es un lugar despiadado, nada que ver con el paraíso en el que habita, y es precisamente la asunción de esta realidad lo que resquebraja los cimientos del hábitat en el que vive. Ya nada será lo mismo, y, aunque sigan estando a salvo en la isla, esta puede dejar de ser un lugar seguro -idea que se refuerza en el tercio final del metraje con la aparición de un par de cadáveres, víctimas de la fiebre-.

La vida lliure 2017

Marc Recha, que en el guion describe en profundidad los procesos mentales de la niñez en su paso turbulento a la edad adulta, aplica una puesta en escena acorde a los requerimientos de su libreto. Con un lenguaje minimalista, de corte naturalista, el realizador se adentra en la naturaleza para convertirla casi en un ente mágico, lo que no es otra cosa que la manera que los niños tienen de vivirla. La vida lliure es una película narrada desde el punto de vista de los pequeños, y lo es en la forma y en el fondo. Con total sencillez, sin aspavientos formales, como si no se diera importancia a sí misma, la cinta le saca el jugo esencial de la vida a las situaciones cotidianas. La capacidad para encontrar verdad en sus planos es una constante en el film, que de principio a fin retrata el crecimiento personal de la protagonista, y lo hace a partir de matices, miradas, gestos y silencios. De la misma forma que la localización de una lata con dinero se convierte en el apasionante descubrimiento de un tesoro, las complejidades de la vida pasan ante los ojos de Tina cuando comparte unas setas a la parrilla con su nuevo amigo, Rom. Cuando se conoce lo que se quiere contar, pocos recursos bastan para alcanzar la esencia del relato.

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