Las películas favoritas del #63SSIFF Festival de San Sebastián

Por Carlota Ezquiaga - Manu Argüelles - Mireia Mullor

El sentir general entre compañeros y amigos que nos han acompañado en esta edición de asombrosas desvirtualizaciones, pletóricas revelaciones y de felices reencuentros es que nos encontrábamos ante una edición muy floja. La espada de Damocles de la Sección Oficial ha caído con fuerza en la #63SSIFF. En lo que a servidor se refiere, sólo podía escucharles porque, bastante distanciado de la ruta que te marca el Festival, no tenía un criterio suficiente para poder evaluar el escaparate principal. Lo mío ha sido un itinerario más abocado en las paralelas y centrado en la temática dominante de esta edición: la infancia y la adolescencia, como de la misma manera Mireia ha disfrutado plenamente la Sección de Horizontes Latinos.
Puedo alegrarme que por fin Nuevos Directores sí que haya alcanzado una entidad de la que siempre ha carecido. Películas como Vida sexual de las plantas (Sebastián Brahm, 2015) o especialmente Iona (Scott Graham, 2015) podían haberle lavado la cara la SO y haber dejado fuera del foco principal a películas correctas que no trascienden más allá del inmediato visionado como Moira (Levan Tutberidze, 2015).
José Luis Rebordinos suele insistir que con el presupuesto que tiene le resulta difícil competir con los Festivales internacionales de Clase A, pero parece siempre que está pensando en reforzar más la parte del glamour cuando lo que urge es un replanteamiento de la Sección Oficial que no le lleve a un callejón sin salida como suele suceder en casi todas las ediciones. El modelo de festival hace que le cueste superar sus propias contradicciones cuando se tiene que efectuar un trabajo de funambulista con el ánimo de contentar al máximo de espectros posibles que evalúan el festival: prensa generalista, crítica especializada y público. Pero goza de una fidelidad inquebrantable de este último, que llena todas las sesiones. Desde esa base, quizás sea más recomendable de tratar de ofrecer una SO mucho más consistente, menos sujeta a traer a la estrella de turno que trae bajo el brazo una película mediocre o buscar descaradamente el crowd-pleaser, que aunque sea inevitable que exista deberían estar desterrado de la SO competitiva.
No obstante, desde esta libertad de la que gozo en la que no estoy sujeto al seguimiento obligado de la SO, sí que he podido encontrar una programación a mi medida porque esa posibilidad siempre está presente. Y en ese sentido, salvo algunas inevitables decepciones que por mucho que mi instinto me funcione muy bien son insalvables (Sunset Song, Son of Saul), me llevo de Donosti un ramillete de películas que me han puesto a prueba (Paulina, Vida sexual de las plantas), me han estimulado con su vibrante potencia (Les Démons, Iona, Sicario, El club, Evolution…) o me han afectado emocionalmente (Heart of a Dog). Y por cierto, viva Truffaut y John Hughes (Trois souvenirs de ma jeunesse, Le Nouveau), os amaré eternamente.
Os dejo ya con nuestra selección de nuestras 5 películas favoritas de todo lo que hemos visto en el #63SSIFF (ordenadas alfabéticamente), no sin antes agradecer públicamente a Carlota y Mireia que me hayan querido acompañar en esta travesía. Para mí ha sido todo un placer como espero que lo haya sido para el lector. MA

Las películas favoritas del #63SSIFF

Carlota:

Anomalisa. Charlie Kaufman, Duke Johnson. EUA, 2015 (Perlas)

¿Por qué el ser humano se comporta como lo hace? ¿Qué rige nuestros sentimientos? ¿Es posible llegar a ser feliz? ¿Es posible dejar de estar, y sentirse, solo? Porque de soledad, nostalgia, cariño, deseo y amor trata Anomalisa. Y, por supuesto, de achacarlo todo a la depresión, o a un desequilibrio químico, también. 

Anomalisa

High-Rise. Ben Wheatley. Reino Unido, 2015 (Sección Oficial)

La adaptación de la novela de J.G. Ballard nos propone un retorno a los años setenta, a la violencia post-revolucionaria y a la lucha de clases en clave distópica, utilizando un edificio como un entorno físico acotado en el que verter la parábola social. Es decir, la violencia (en apariencia) recupera su componente ideológico, superado el desierto postmodernista que la relativizó y la convirtió en carne de desmitificación paródica. Es un ejercicio auténticamente visceral que se recrea con delectación en la estética de la desintegración.

high-rise

El hijo de Saúl. László Nemes, Hungría, 2015

Ver Son of Saul es vivir un campo de concentración, y terminar de verla es darte cuenta de que llevabas casi dos horas conteniendo la respiración. Es el horror difuminado, siempre en segundo plano, que intuimos más allá del rostro de Géza Röhrig. Unos agobiantes 4:3 de pantalla hacen aún más intensa la lucha de un hombre en un campo de concentración para enterrar a un niño que podría ser su hijo. Sobrecogedora y brutal.

Son of Saul

Nuestra pequeña hermana. Hirokazu Kore-eda. Japón, 2015 (Perlas)

La nueva película de Hirokazu Kore-eda empieza igual que acaba: con un funeral. La muerte, que es principio y es fin, se revela ante los personajes de Nuestra pequeña hermana como un punto de inflexión, una amarga convergencia entre la vida y la muerte y los desengaños que se han de aceptar.

Yo, él y Raquel. Alfonso Gomez-Rejon. EUA, 2015 (Perlas)

Otra de las diferencias sustanciales con estas películas es que, en realidad, Yo, él y Raquel no es una película sobre el cáncer ni la muerte, sino sobre la adolescencia. Por eso está mucho más cerca de Las ventajas de ser un marginado (The perks of being a wallflower, Stephen Chbosky, 2012) que de dramas como La decisión de Anne (My sister’s keeper, Nick Cassavetes, 2009) o Camino (Javier Fesser, 2008).

La mejor de la Sección Oficial: High-Rise. Ben Wheatley. Reino Unido, 2015

High-Rise Ben Wheatley

Manu:

El Club. Pablo Larraín. Chile, 2015 (Horizontes Latinos)

El club es una provocación que nace de la realidad más cercana e insana, una declaración de guerra hacia los abusos de lo tradicional y un revés certero a lo conservador(…) Estos delitos han quedado impunes bajo la manta santa de la Iglesia Católica, todopoderosa en el cielo y en la tierra, y que se convierte en el blanco indiscutible del film. Es esta institución, una de las más influyentes y poseedora de adeptos del mundo entero, la que es objeto en El club de un reflejo sórdido: el suyo propio. La crítica social y política de Larraín es agresiva y apunta directamente donde duele. Eso es saber meter el dedo en la llaga.

El club #63SSIFF

Heart of a Dog. Laurie Anderson. EUA, 2015 (Zabaltegi)

Heart of a Dog acaba resultando un tratado sobre las distintas formas posibles para afrontar la ausencia.Pero lejos de convertirse en un libro de autoayuda, la película deviene en una lúcida reflexión sobre la existencia. Prescindiendo de todo sentimentalismo, su narración en primera persona nos facilita un diálogo íntimo en el que se mira de frente el dolor, una experiencia de vida que deviene en una serena melodía de diferentes tonalidades de imágenes, sonidos y palabras para, tal como más o menos dice Laurie, vivir la tristeza sin sentirnos triste.

Heart of a Dog #63SSIFF

Le Nouveau. Rudi Rosenberg. Francia, 2015 (Nuevos Directores)

 Le Nouveau se erigió en esa película que te da la vida en el transcurso festivalero. Ese balon de oxígeno que te llega cuando ya te acusa el cansancio ante un ritmo frenético. La fantástica naturalidad en el retrato adolescente que cuenta con unos personajes entrañables y carismáticos, desde el primero al último de ese pequeño grupo que se crea al margen, que recuerda al añorado y nunca olvidado John Hugues, el candor y sobre todo el sanísimo humor para afrontar el drama y la amargura de la exclusión, de la asincronía entre el adolescente y su entorno, acabó resultando la película más viva, dinámica, la más irresistible y la que te acaba conquistando sin remisión.

Le Nouveau #63SSIFF 2015

Sicario. Denis Villeneuve. EUA, 2015 (Perlas)

En un momento de Sicario se comenta que los límites se han cambiado de sitio. Porque, sí, el film de Villeneuve jugará con el intercambio de los puntos de vista, con la alternancia y con la ambigüedad en una jauría de lobos que distrofian las fronteras entre el bien y el mal, la ley y el crimen, entremezclándose de forma enfermiza en un maremágnum en el que resulta imposible discenir el héore del villano. En este thriller fronterizo absorbente y vibrante, Denis Villeneuve demuestra con creces ser uno de los mejores directores que cuenta el cine norteamericano para el género criminal. Un paso de gigante tras Prisioneros, que cuenta con una fantástica banda sonora y una no menos asombrosa fotografía a cargo de Roger Deakins, sobrevuela con soltura las deudas contraídas con La noche más oscura (Zero Dark Thirty, Kathryn Bigelow, 2012). Atención al combate de boxeo entre los fantásticos Emily Blunt y Benicio del Toro.Todo un chute de adrenalina.

Sicario #63SSIFF

Trois souvenirs de ma jeunesse. Arnaud Desplechin. Francia, 2015 (Perlas)

Con Trois souvenirs de ma jeunesse, Arnaud Desplechin echa la mirada hacia atrás sobre sus propios pasos y reconoce sin pudor la herencia adquirida del legado de la Nouvelle Vague, especialmente de François Truffaut, director al que Desplechin lo hace respirar entre sus pliegues, todo un ejercicio de espiritismo nostálgico que a su misma vez se convierte en un vademécum integral del propio universo de director que nos ocupa. Desde los cambios de tonalidades y la estructura episódica, de las aventuras en la Europa de los dos bloques al conmovedor y lacerante amour fou, Desplechin consigue brindarnos su película más emotiva y nos da fuerte, muy fuerte. Trois souvenirs de ma jeunesse con su otoñal romanticismo preñado de ira y de desolación nos deja en un páramo, un ajuste de cuentas sobre las decisiones mal tomadas, una expiación catárquica de los errores de juventud estremecedora. Porque todos amamos a Esther. Porque yo me acuerdo, yo me acuerdo…

Trois souvenirs de ma jeunesse #63SSIFF

La mejor de la Sección Oficial: Les démons. Philippe Lesage. Canadá, 2015

Mireia:

Mountains May Depart. Jia Zhang Ke. China, 2015 (Perlas)

“La alegre melodía de una de las canciones más conocidas de los Pet Shop Boys suena a todo volumen mientras un grupo de amigos bailan una coreografía bien estudiada del famoso tema. Es la Nochevieja del 1999, un año crucial de cambios tecnológicos y sociales. 26 años después, la joven que se colocaba en el centro de aquel coro está paseando a su perro bajo la tímida nieve de Zenyang (Singapur), su pueblo natal. Entonces suena esa nostálgica Go west, y ella reproduce, con gestos cansados pero una sonrisa cómplice, la coreografía de un tema que dice más de lo que parece en la última película del director chino Jia Zhangke. Mountains may depart es, digámoslo desde el principio, una obra maestra.”

#63SSIFF Mountains May Depart

Paulina. Santiago Mitre. Argentina, 2015. (Horizontes Latinos)

“Paulina tiene esa capacidad para atraer, para enganchar, para provocar las más interesantes reflexiones sobre su forma y contenido. Santiago Mitre se sirve de las perspectivas diferentes para una misma escena, de los planos largos e hirientes, de la cercanía de su cámara a ese remolino de sensaciones que es la cara de Dolores Fonzi, que promete y mucho. De Argentina llega una de las películas más duras y sinceras de esta edición del Festival de San Sebastián, en la que los latinos han brillado como nunca.”

#63SSIFF Paulina

The Boy and the Beast. Mamoru Hosoda. Japón, 2015. (Sección Oficial)

El gran Mamoru Hosoda demuestra una vez más que su talento para la animación fantástica no tiene límite. Después de firmar algunas de las mejores películas de anime japonés de los últimos años (Summer wars, Wolf children), Hosoda se embarca en un film que busca la convergencia entre el mundo de los humanos y el de las bestias, la unión entre nuestro instinto social y nuestro instinto animal, en un relato sobre la amistad, la lealtad y el amor.

The Boy and the Beast #63SSIFF

The Assassin. Hou Hsiao-Hsien. Taiwán, 2015. (Perlas)

“En este film se cruza lo mejor del clasicismo con una mirada renovada, la de un director que se desmarca de sus precedentes para crear una auténtica proeza técnica: la reinvención de una versión menos violenta y más existencialista, más poética, del wuxia. Es un cruce entre la lírica más espectacular de La casa de las dagas voladoras (Zhang Yimou, 2004) y los silencios cargados de significado del mejor cine de vanguardia. Incomprendida por muchos en su paso por el Festival de San Sebastián (es una de las peor valoradas por el público), The assassin está destinada a ser película de culto. Tendrá que pasar un tiempo para convertir lo novedoso en modélico y lo auténtico, en leyenda.”

#63SSIFF The Assassin

Yo, él y Raquel. Alfonso Gomez-Rejon. EUA, 2015 (Perlas)

El director Alfonso Gómez-Rejón se aleja del sentimentalismo fácil (aunque lo roza en algunos momentos de su parte final) y construye una comedia adolescente que pretende mirar de frente a la muerte y negarse a sucumbir en su tristeza. A la vez, Yo, él y Raquel es un profundo ejercicio de cinefilia: sus protagonistas se dedican a parodiar películas clásicas europeas, desde El séptimo sello (Det sjunde inseglet, Ingmar Bergman, 1957), que para ellos es La séptima foca, hasta Cowboy de medianoche (Midnight Cowboy, John Schlesinger, 1969), en la versión de los amigos, Cowboy a las 2:25. Una serie de hilarantes caricaturas absurdas basadas en los grandes hitos del cine que arrancaron carcajadas en su paso por San Sebastián.

La mejor de la Sección Oficial: High-Rise. Ben Wheatley. Reino Unido, 2015

High-Rise #63SSIFF

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