Llende y ElectroClass
2ª Edición Festival Cine Al Margen: Notas de los márgenes Por Déborah García
-Llende-
Llende, codiridigida por Luis Argeo y Ramón Lluis Blande, es un retrato de personas que viven en ese espacio donde lindan los límites entre regiones. Formados ambos directores en el mundo del musical, son conocidas sus colaboraciones con Nacho Vegas o el grupo asturiano Manta Ray. Para la elaboración de Llende, ambos dicen haber sido seducidos por el proyecto The Interview Project que produce David Lynch, y dirigen Austin Lynch y Jason S. Es en esta línea de entrevistas-retrato en la que se va a situar la propuesta de ambos directores. Llende es la palabra para designar la frontera que existe no solo físicamente, también a niveles que en ocasiones pasan desapercibidos para la mayoría de nosotros. Situados en una pequeña franja que divide Asturias y Galicia el documental constituye un muestrario, un retrato de catorce personas, hombre y mujeres que irán desgranando frente a la cámara aspectos cotidianos de sus vidas. Todas las aproximaciones están compuestas de manera similar. Los protagonistas son mostrados primero mediante una imagen estática y por su propia voz en off, y el espectador es invitado a participar del relato de su día a día. Esos planos estáticos dan lugar inmediatamente después a tomas más abiertas, en ellas los protagonistas aparecerán situados en el lugar que les corresponde, generalmente, el espacio donde desarrollan su trabajo. Es así como Llende se va construyendo con los testimonios a cámara de un profesor, un pescador, una tejedora, una taxista… todos ellos hablan de manera breve sobre su vida, sobre sus trabajos, las problemáticas a las que se enfrentan cada día, y la incertidumbre a la que parecen estar destinadas las personas que como ellos viven en lugares que han quedado al margen del progreso.
Llende entronca de esta manera con otras propuestas que también, durante la celebración de la presente “edición del Festival Márgenes”, han abordado esta cuestión, poblaciones y personas que subsisten como islas en nuestro mundo globalizado.
Actividades que dejan de hacerse, oficios típicos de los núcleos rurales, idiomas que parecen abocados a desaparecer… son algunas de las cuestiones que se plantean a lo largo del documental. Como ya sugería N-VI de Pela del Álamo, en las fronteras estos protagonistas son capaces de adaptarse al paisaje. ¿O es el paisaje el que acaba siendo modificado y re-significado por ellos? Argeo y Blande no solo traspasan en las entrevistas ese muro invisible que separa al sujeto y la cámara, que a veces parece infranqueable, al final hacen que sus protagonistas lleguen hasta lo más íntimo y son ellos los que nos invitan a reflexionar sobre el lugar que ocupan en el mundo. Son personas adscritas a un escenario determinado, como bien se traducía de la apertura de los planos de los retratos: “Este soy yo, esto es lo que hago, y este es el espacio del mundo que ocupo”. Lo que los directores dejan en el aire es por cuánto tiempo los habitantes en la Llende podrán subsistir en los escenarios que, como en los retratos que les han realizado, les enmarcan.
–ElectroClass–
El trabajo de María Ruido me trasladó durante unos instantes a una parte de mi infancia que estoy segura que continua latente en mi gusto por los colores grises y los paisajes nublados repletos de construcciones metálicas. Apenas tengo recuerdos de Bilbao, pero los que tengo no se corresponden para nada con lo que es ahora. Y siento haber introducido así la película, pero cuando has vivido una época es imposible desligarte sentimentalmente de ella. La propuesta de María Ruido es interesante y casi podría resumirse en esa letra de canción que dice: What kind of minds are these that the gods and the televisión gave us 1? La directora cuestiona el mensaje hegemónico que se ha vertido desde los medios de comunicación, y se plantea hasta qué punto la televisión han conformado nuestro imaginario colectivo en torno a la figura de la clase social, la masa, e incluso las ideologías. Son los ochenta, la confrontación social en España, el postindustrialismo, el desmantelamiento de las industrias pesadas, la conflictividad laboral y nacionalista se combinan en el ámbito urbano de Bilbao, dejando en el recuerdo un periodo especialmente virulento. María Ruido con material de archivo de la televisión pública vasca se propone una difícil tarea. En primer lugar, cuestiona la imagen que tenemos de la clase social, construida en base a los testimonios de los medios institucionales e institucionalizados. En segundo, su reto es desmontar esa representación y elevar un nuevo discurso que comienza a gestarse desde el momento mismo en el que las imágenes que emplea son emborronadas, pixeladas y deformadas. El working class hero es en ElectroClass un pixel deformado. La directora se propone confrontar la memoria colectiva de entonces, creada en torno al discurso hegemónico, medios públicos y privados, con material audiovisual que muestra la conflictividad social actual. Consigue de esta manera dos cosas, primero cuestionar y segundo actualizar nuestras presunciones sobre aquella época.
ElectroClass
En el 2010 visité Bilbao después de más de once años, y me di cuenta de que a Bilbao se le ha puesto bonita, se le ha lavado la cara. No es una cuestión trivial pues, a esa reconstrucción o remodelación que se ha hecho del urbanismo, le ha acompañado una limpieza que funciona a niveles más profundos, más solapados en los que las ideologías se diluyen y la conflictividad parece solo una huella de otro tiempo. Pero lo cierto es que los idearios no han desaparecido, toman una forma mucho menos explícita vinculada a las nuevas tecnologías, a medios menos sujetos a la influencia de los poderes establecidos, como en este caso a un montaje alternativo que deconstruye y construye a su vez otro posible discurso. Como afirmaba recientemente José Luis Pardo en las páginas de Caimán cuadernos de Cine:
el acontecimiento no es siempre lo que traen las portadas de los periódicos, y que acontecer no es siempre ni solo lo que sucede de acuerdo a la lógica burocrática de los calendarios
2.