Messi
Hablando de Messi Por Matias Colantti
Imagínense una fiesta de 15 años. Imagínense un evento familiar en un salón de fiestas. Imagínense las diferentes mesas redondas, con manteles de seda, copas de cristal, los platos blancos y los respectivos cubiertos a su lado. Imagínense la gente sentada en esas mesas: Algunos caballeros con sus trajes, mujeres con vestidos de gala y otros (los más jóvenes) de look informal, pero bien peinados y prolijos. Imagínense la cena de esa fiesta, todos hablando sobre anécdotas familiares que repiten hasta el hartazgo, alguno que otro que presenta la novia (una nueva por supuesto), otro que cuenta algo de su nuevo trabajo y lo cansado que esta de los políticos, el de al lado le propone el debate intenso sobre la crisis económica y así empiezan los gritos y las teorías sociales sobre cómo deberían funcionar las cosas, y que el camino esta errado… Se agotaron los recursos políticos y entonces el deporte se instala: Las mujeres quedan en off side y ponen cara de amargas mientras posan con una sonrisa falsa insinuando que escuchan a sus maridos hablando de fútbol, cuando en realidad están pensando en que mal se vistió la de la mesa 24 y se lo comentan a la de al lado que casualmente pensaba lo mismo y entonces ambas comienzan a someter a todas las invitadas a un exhaustivo análisis de estética moderna, pasando por estudios profundos sobre peinados, vestidos y zapatos, combinando la charla con algunos tips de la última moda de personajes de la farándula televisiva. Y por último, la pantalla gigante sobre el escenario del salón delante de todas las mesas donde se van proyectando las fotos que siguen cronológicamente el desarrollo biológico de la homenajeada desde que es una niña hasta su que se convierte en mujer, con algunas imágenes vergonzosas que transmiten risas colectivas y algunos comentarios como: “Mira ahí a la nena… Qué ternura”.
Si pudieron hacerse una imagen concreta de este cliché familiar en fiestas de salón, entonces podrán estar de acuerdo conmigo cuando digo que Álex de la Iglesia planteó el mismo imaginario visual salvando las diferencias de que su puesta en escena es en un restaurant y que el homenaje no era a una niña de 15 años, sino que era un documental dirigido al mejor jugador de fútbol sobre la Tierra (y el resto del universo). Messi refleja una proyección anecdotaria de mesas familiares sobre la vida del jugador argentino, que tal vez gusta por los datos desconocidos sobre su historia personal, pero que aburre con el abuso dialógico y artificial de sus actores.
Los ochenta minutos del documental se posicionan en la recreación progresiva de la vida familiar y futbolística de Lionel Messi, desde sus comienzos en su ciudad natal de Rosario, hasta su máximo esplendor futbolístico en el Barcelona y la Selección Mayor. En el medio se profundizan diferentes vertientes vinculadas a su vida como su problema de crecimiento y los “pinchazos” que se daba de muy chico, la desvinculación familiar y su crisis cuando viaja a Barcelona, algunas anécdotas juveniles en España, y por ultimo destacó el profundo acercamiento a la relación que mantenía con su abuela (que desde mi punto de vista es el más interesante de todos).
Para darle forma esta estructura documental tan compleja, Alex de La Iglesia plantea una reunión masiva de personajes que de una u otra forma están involucrados en la vida de Lionel Messi. En esa lógica, los distribuye a todos en diferentes mesas y segmentando a cada grupo con una característica común que comparten entre sí. Esto quiere decir que en una mesa están los amigos de la infancia, todos sus profesores de la primaria, los entrenadores de fútbol por los que ha pasado Messi, dirigentes del Barcelona, en otra algunos jugadores como Mascherano, Pique e Iniesta y por último el resto de mesas reservadas a figuras históricas e internacionales del fútbol como Alejandro Sabella, Cesar Luis Menotti, Johan Cruyff, Jorge Valdano y alguno que otro periodista que los acompaña para que no queden tan solos. Los invitados ya llegaron, la cena está servida, la cámara esta grabando y entonces… HABLEMOS DE MESSI.
Como dije al principio, el documental Messi se inicia con mucho potencial, utilizando el recurso por excelencia de este formato que es el archivo. Imágenes jamás vistas le dan inicio al film y entonces nuestros ojos observan fragmentos fotográficos de su infancia en donde lo vemos con un disfraz de caracol en un acto de su escuela primaria, una foto de todo el alumnado y él disfrazado de bombero, algún que otro video de esos actos escolares y fiestas en su Rosario natal, sus maestros de primaria sonriendo con él junto a la bandera argentina, muchos momentos de su paso educativo y diferentes cuadros familiares que lo muestran con sus hermanos y amigos del barrio. La infancia de Lionel, contada desde el archivo y el tesoro fotogénico de la familia Messi es de lo más original y honesto que pudo realizar Álex de La Iglesia, sumado a otros pequeños destellos que traza en ciertos momentos, pero que no alcanzan para redondear una obra entretenida o por lo menos interesante.
Y el principal problema en que radica esta narración documental de sentido familiar y nostálgico, es el exagerado artificio de sus actores. Y digo actores para ponerles un nombre, porque en realidad no son profesionales del arte teatral o cinematográfica, sino más bien personas que realmente participaron de la vida del jugador. Las charlas en la mesa, que por supuesto acompañan la ilustración visual de sus comentarios, abusan de la estructura dialógica y “políticamente correcta” en donde se nota abruptamente como sus palabras están medidas y pautadas por un guion débilmente diseñado. Cada frase como “me acuerdo lo travieso que era”, “no le podías quitar la pelota en los recreos”, “todos querían ser su amigo” son reiterativas (tal vez de diferentes formas), y quizás son sinceras o realmente piensan eso, pero el error está en que es muy obvio que esos diálogos están sostenidos por el artificio del guion escrito por Jorge Valdano, y que cada expresión está más entrenada que el propio jugador cada vez que juega Barcelona.
Dentro de este eje de análisis sobre lo “hablado” sobre Messi, destaco un punto de inflexión y que tiene que ver con la selección de voces autorizadas como las de Alejandro Sabella y Cesar Luis Menotti. Ambos técnicos de la selección argentina, disparan reflexiones profundas, serias y con mucho criterio, que festejo en realidad porque se exaltan en el recurso de la sinceridad. En cada una de sus intervenciones (que no son muchas), su postura al tomar la palabra son de las pocas que se salen del guion y de eso estoy muy seguro. Se visualiza honestidad y autenticidad en sus rostros, escapando a la mecánica anécdota de las demás mesas, principalmente porque en cada palabra que sueltan se nota su sabiduría inmensa sobre el fútbol y sobre la genialidad del astro argentino. Ellos no necesitan que le pauten el pensamiento, o que les digan que decir, son como Messi en algún punto: hacen lo que saben mejor.
Aclaración aparte. El formato documental puede entrecruzarse con las narrativas y esencias ficcionales, no son mundos distintos y es necesario decir que un documental no es una representación, sino una construcción. Esto quiere decir que su mensaje tiene las licencias de utilizar elementos de la ficción para tomar fuerza, pero no hay que olvidar que se debe tener cierto pulso y ojo entrenado para saber cómo, cuándo, dónde y porque aplicamos la unificación de los criterios documentalistas y ficcionales. Estoy seguro de que Álex de la Iglesia, lo tendrá más claro que yo a esto, pero me cuesta mucho entender porque no logro aplicar estos conceptos y combinarlos de tal forma que su producto haya tomado un mejor camino que el que escogió.
Y esto me lleva a analizar que esto de la utilización del aparato del artificio no solo se registra en la articulación de las conversaciones de mesa, sino que también se traslada al campo estrictamente visual. Igualmente, en esta decisión estética no me pongo tan tajante, ni detallista porque se destacan ciertos momentos de logro y acierto, que no se comparan con la irritación que me causo lo de las charlas robotizadas de sus maestros de primaria y amigos. En este aspecto, el director español se ha chocado con un complicado desafío. El desafío de encontrar la originalidad y los costados desconocidos del protagonista del film. Con esto me refiero, a que convivimos en tiempos de la hipermedia y el culto de la imagen, en donde todo se ha visto, todo está expuesto, el avasallamiento visual es masivo y los contenidos están constantemente “viralizados” en el organismo social. Tiempos en donde hasta la persona más desinteresada por el fútbol se ha cruzado por lo menos con alguna imagen de Messi al prender la TV o dar click en alguna página de vídeos en Internet. ¿Cuál es el desafío entonces? ¿Qué no se ha visto de Messi? Si dije difícil al principio, me quedo corto.
Álex de la Iglesia se ha cargado este proyecto conociendo este obstáculo y que sin embargo ha resuelto en ciertos pasajes, de buena manera. Como estructura central, decide colocar una entrevista de Messi, cuando llego a Barcelona en donde se lo ve a él muy tímido con un peinado que parte su cabeza en dos, con el micrófono pegado a la boca y un entrevistador que le va soltando preguntas para intentar dar a conocer al rosarino recién llegado al club y que es una de las promesas futbolísticas más grandes de la historia (no se equivocaron). En base a este documento, el film se va desplegando en diferentes escenarios de la vida de Messi, alternándose desde su infancia en Rosario.
En este punto, de la Iglesia acierta con la reconstrucción de muchos videos caseros del argentino jugando al fútbol, y combinándolos en un estupendo trabajo de edición, que parece continuar perfectamente lo que las imágenes del archivo no muestran del todo. Este recurso, que se hace repetitivo, densifica el relato bastante pero adquiere su máximo potencial de contenido cuando la cámara se posa en la historia que une a Messi con su abuela de Rosario. No voy a hacer spoiler sobre este fragmento del film, pero adelanto que en esta vertiente de la biografía la película refleja su más alto valor en el descubrimiento de aspectos tal vez desconocidos por la masa futbolera y el mundo entero. El desafío de enaltecer este vínculo, es de los puntos claves de la narración, porque no solo es valorable desde la chance de contar una historia tal vez no muy sabida, sino que se le aplican los elementos emotivos y dinámicos suficientes como para que el documental no caiga en la monotonía de archivos televisivos que repiten hasta el hartazgo las gambetas alucinantes y los maravillosos goles de la carrera del futbolista.
Como cierre de esta lectura, me quedo con una imagen y una frase del documental que tiene lugar en una charla que tiene el técnico Alejandro Sabella con dos periodistas en su mesa, y que se refiere a la interminable discusión sobre las comparaciones entre Messi y Maradona. Uno de los periodistas dice: “Maradona es ese argentino que todos somos y Messi es ese tipo ideal que todos los argentinos queremos ser”. Sabella abre los ojos con una cara de rechazo absoluto a lo que acaba de decir el periodista y mirando hacia su costado sonríe irónicamente en busca de alguien que pueda compartir su sentimiento de castigar al caballero que dijo semejante ridiculez. Ese rostro, que tal vez muchos espectadores expresaron cuando se acercaba el epilogo del documental, se combina con una frase genial que termina de redondear una conclusión determinante. “Messi es como si no estuviera… Pero al mismo tiempo esta”.
La conclusión determinante es que Álex de la Iglesia tropezó mucho en retratar una biografía solida sobre la vida del argentino, aplicando un cansino recurso de la “opinologia” de mesa de fiesta familiar y logrando una progresiva desaparición de su protagonismo entre las habladurías mecanizadas y así, volviendo a la cita de Sabella, el resultado es la apariencia de que Messi no está pero que al final si está en cada pensamiento de fútbol y vida que se nos puede cruzar por la cabeza. La palabra Messi es mucho más grande que cualquier homenaje que quieran hacerle. Nunca va a alcanzar un documental para toda su grandeza.