Noche real

La princesa y el piloto Por Fernando Solla

Tell me how can this make any difference?
How could it matter at all?
How do I make such a major event
out of something so small?
What If? (Brian Yorkey y Tom Kitt, 2013)

Tras casi una década confinado en el formato televisivo, el realizador británico Julian Jarrold vuelve al terreno del largometraje cinematográfico en lo que podría leerse como el reverso relajado del filme El discurso del Rey (The King’s Speech, Tom Hooper, 2010). Con un diseño de producción muy cercano a Downton Abbey (Julian Fellowes, 2010-2015) el título que nos ocupa propone una revisión de la comedia romántica de época que va mucho más allá del simple ejercicio perpetuador del género.

Cronológicamente nos situamos en 1945, Día de la Victoria. La acción nos traslada al Londres de entonces. Las protagonistas del relato serán unas jovencísimas princesas Elisabeth (Sarah Gadon) y Margaret (Bel Powley). Ambas se nos presentarán en un momento vital en el que las hormonas las empujan a querer vivir lo que ellas consideran las aventuras propias de la edad, obviando sus cargos nobiliarios y la institución monárquica, el futuro de la cual representan. Ante la atónita mirada del rey, George VI (Rupert Everett), y la reina consorte (Emily Watson), que no tendrán más remedio que actuar como cualquier progenitor ante tal situación, las princesas obtendrán el permiso para festejar el acontecimiento fuera de palacio.

Noche real

Hay varios aspectos en Noche real  que distinguen al largometraje, convirtiéndolo en una más que estimable puesta al día de los cuentos tradicionales. Aquí no hay personajes fantásticos que puedan cobrar nueva vida a través de los efectos especiales, pero sí que encontramos una escrupuloso y detallado análisis de un cierto modo de vida británico (y monárquico) y el paso al siguiente, al actual, como trasfondo. Valiéndose de un nostálgico, que no anticuado o acartonado, sentido del humor, Jarrold entrega una notable y simpática pieza de la que se desprende su aprecio por un tipo de realización artesanal, académica si se quiere. A medio camino entre el efectismo y la persuasión, como ya pudimos ver en anteriores trabajos como Kinky Boots (2005) o su adaptación de Retorno a Brideshead (Brideshead Revisited, 2008).

Más allá del argumento y su desarrollo, lo que más sorprende de la película es la capacidad del realizador para integrar la dirección artística de Tim Blake y Steve Carter como un protagonista más del largometraje. Esta preeminencia se desarrollará de un modo completamente alejado al estilo del filme de Hooper, citado más arriba. La reconstrucción será mínima, ya que se utilizarán localizaciones exteriores reales tal y como las conocemos hoy en día. La decoración se basará en pequeños detalles para ambientarla en la época y al momento concreto en los que se circunscribe la acción. Sin caer tampoco en el catálogo gratuito, la labor de todos los implicados en este terreno consistirá en reflejar a la perfección el estilo de vida de la población de a pie y cómo la ciudad forma parte de ella.

97-Girls Night Out-Photo Nick Wall.NEF

Sin olvidar que lo que se nos está explicando es un cuento, el choque entre las dos maneras de ver el mundo, lo propiciará el personaje del soldado desertor Mickey (Mark Hadfield). La novedad en el tratamiento del antagonista reside en que, además de la inevitable confrontación ante la diferencia de clases, la convivencia de la princesa y el joven evidenciará que ambos participan de unas instituciones quizá no obsoletas, pero sí igualmente jerárquicas. El guión de Trevor de Silva y Kevin Hood evita las típicas disquisiciones entre el rigor y el posicionamiento moral del asunto, teniendo siempre muy presente que el formato en el que se mueven no las pide.

A pesar de esto, el desarrollo de la historia y de los personajes sí que proporciona momentos francamente divertidos que funcionan combinando el lugar común con la sorpresa. Los personajes secundarios serán tan prototípicos como los principales. Lo inusual se mostrará en las situaciones de las que participan. Momentos como el del burdel o el desayuno real cercano al desenlace del filme, así lo demuestran. En lo referente al terreno romántico, la cinta huye del edulcorante excesivo y no promete imposibles utópicos teniendo en cuenta la naturaleza de los oficios de la pareja principal. Detalles como el beso entre Elisabet y Mickey fuera del campo visual del espectador resultan muy significativos de la honestidad del trabajo de Jarrold.

Noche real Jarrold

Finalmente, y valorando el oficio de todas las disciplinas técnicas y artísticas implicadas en esta película por su adecuación uniforme para desarrollar el relato, hay que destacar la dirección de actores. La vis cómica de Powley propicia momentos francamente hilarantes sin caer nunca en la caricatura ni en la imitación de su homóloga real (en ninguno de los demás personajes sucede tampoco). Pero sin duda es Sarah Gadon la que deslumbra por su capacidad de amplificar y dotar de profundidad al suyo, con una mirada que nos dice todo lo que los gestos o las réplicas no le permiten. La joven actriz aprovecha la planificación de Christophe Beaucarne, cuya fotografía parece entenderse a la perfección con el montaje de Luke Dunkley, amplificando la anticipación e impaciencia de la protagonista en todo momento.

En última instancia, Noche real se disfruta también como una benevolente farsa. Si bien las situaciones no son tan realistas como la puesta en escena, el desarrollo de los símbolos y metáforas transforma al largometraje en una dinámica comedia de enredo. Una sincronizada sucesión de encuentros y desencuentros, entradas y salidas (excelentemente rodadas) y persecuciones por los pasillos y las calles de la metrópolis que ofrece un ejercicio de estilo que va mucho más allá del simple entretenimiento. Como distinción final, si se quiere la moraleja a extraer del cuento, es muy relevante el tratamiento que se hace de la responsabilidad de los individuos (súbditos) más humildes en la perpetuación organizativa de la sociedad británica, perfectamente extrapolable a cualquier otro modelo actual.

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