Nocturna 2014
La crueldad Por Manu Argüelles
Si mi primer día fue salvado gracias a Tom Cruise y la ciencia ficción, en el día siguiente no tuve tanta suerte. Tres largometrajes con un mismo denominador común. No es terreno exclusivo del cine de terror pero la crueldad es uno de los puntales en los que se asienta el género. No es extraño que los tres films que a continuación comentamos ilustren esta característica de la naturaleza humana que nos coloca frente a nuestra inherente condición de monstruos irracionales.
Respecto a Cruel and unusual, ganadora del Premio Nocturna Dark Visions, la crueldad es la que se ejerce sobre los personajes, pero no así el enfoque fílmico. El largometraje nos plantea un purgatorio para aquellos que han cometido crímenes. Como le pasaba al Tom Cruise de Al filo del mañana, los integrantes de esa sala, la cual parece una reunión de alcohólicos anónimos, están obligados a rememorar una y otra vez el mismo acto. Esa es la condena de todos sus integrantes, lugar al que va a parar nuestro protagonista tras haber asesinado a su mujer, hecho que niega haber cometido. Por tanto, retuerce de forma perversa el programa terapéutico de este tipo de asociaciones, porque, en este caso, que compartan en público sus experiencias no está destinado a que se curen, sino que en la obligación insistente de participar en estas sesiones queda inscrita la tortura y el martirio. Una forma original de hacer figurar la penitencia. No existe expiación posible, no hay perdón.
A partir de aquí la estructura narrativa se articula de forma muy similar a Saw (James Wan, 2004). Un personaje aparece en un lugar extraño sin saber por qué y poco a poco se va desvelando de forma intermitente la secuencia completa que le ha conducido a ese inhóspito paraje. Se le dosifica al espectador la información, mientras vamos conociendo a algunos de sus compañeros con los que el orondo personaje va estableciendo trato, especialmente con una suicida, tratada dentro del grupo con desprecio, como si fuese una violadora de niños en una prisión. La peor agresión posible es la que uno puede ejercer contra sí mismo y el dolor más insoportable es aquel que deja en su entorno cuando decide matarse. Eso es lo que en apariencia se deja patente a través de los comentarios de los personajes, todos ellos asesinos con una particula ética censora, pero el director poco a poco irá cuestionando dicho juicio. Articulada en dos tiempos paralelos que se van entrelazando, el film aborda, por un lado, la reconstrucción de los últimos momentos en la tierra del protagonista, la parte menos interesante y, por otro, los intentos de éste por escapar del espacio diabólico en el que ha acabado confinado.
Cruel and unusual
El film juega con las fronteras morales, el reconocimiento de nuestras acciones y el castigo. En cierta manera Cruel and unusual reformula los planteamientos de la tradición judeocristiana en torno al pecado capital, el cual lleva consigo una condena eterna, y lo ambienta en un escenario que toma prestado buena parte del imaginario que ha consolidado David Lynch cuando visualiza espacios de lo irracional y de la maldad. Sobre el papel es una propuesta que a priori resulta muy interesante y la pesadilla kafkiana del personaje tiene la suficiente capacidad sugestiva para que nos mantengamos pendientes. Pero la película acaba acusando cansancio, le cuesta labrar la tensión cuando el largometraje parece prestado a ello, ya que se extiende de forma innecesaria todo el tramo de él con su mujer e hijastro –los recursos interpretativos de los actores, tampoco ayudan-y es toda una dimensión que acaba resultando un incordio. Podría haber resultado un ejercicio claustrofóbico y sofocante pero el director se recrea demasiado en aspectos que lastran el ritmo y desdibujan la atmósfera de opresión, excesivamente interrumpida. Merlin Dervisevic no consigue zafarse de su mortal enemigo, el aburrimiento del espectador, por mucho que trate de realizar giros que no acaban de resultar todo lo engrasados que debieran para un film de estas características. Lo que resulta más atractivo es la disociación del film con su protagonista. Mientras él en su fuero interno trata de librarse de una situación que le parece injusta, el director, en cambio, está más pendiente de exculpar a otro de los personajes, refutando así el tratamiento moral que la religión católica dictamina frente al suicidio. Es aquí donde el film desvela sus intenciones; lástima que la senda que le conduce a ello no esté lo bien asfaltada que debiera.
Cruel and unusual
Circus of the Dead, en cambio, se olvida de todo precepto moral y busca lo extremo y la transgresión a partir de su obsesión enfermiza por la crueldad. El regodeo constante en el sadismo, la desmesura y la violencia explícita le acercan a un torture porn desopilante que acaba siendo víctima de sí mismo. Su referente inmediato es la actualización de Rob Zombie del American Gothic a través de La casa de los 1000 cadáveres (House of 1000 Corpses, 2003), en cuanto toma de base el mismo punto de partida crispado y decadente para crear un realismo sucio que refleje a la vulgar white trash tejana que acaba siendo víctima de los criminales dementes. Por lo que Circus of the Dead quiere ser un espejo deformante que trae a la luz toda la putrefacción que se esconde entre las grietas del profundo sur.
Pero, por desgracia, Billy ‘Bloody Bill’ Pon carece del talento de Zombie para recrear un clima enfermizo y malsano. No es que no lo consiga, a base de insistir en lo grotesco lo alcanza en momentos aislados, pero acaba cansando ante tanto abuso, evidenciando unos alarmantes problemas de edición y de tempo. Que pierda el oremus y el largometraje acabe perdido entre tanto salvajismo podría resultar incluso provechoso si hubiese sabido articular mínimamente su búsqueda del caos, más allá de la simple exhibición de la brutalidad donde parece querer instalarse. Supongo que se plantea como reto superar a Zombie, pero aquello acaba resultando todo un despropósito. El film resulta insostenible no por su ejercicio desmesurado de grand guignol Siglo XXI, ni por su pegajosa y sucia lascivia, ni tampoco por su amoral humor negro, sino por la ineptitud de su director a la hora de componer un largometraje.
Puede resultar incluso valorable su forma de enmarcar esta pesadilla de los payasos psicópatas en una vertiginosa anarquía del dolor y la destrucción. Atesora algún momento brillante cuando escarba en lo desagradable y resulta magnético el payaso líder pero acaba resultando inoperante atrapado en su propio embrujo nihilista.
Circus of the Dead
Y respecto a Lord of Tears, podríamos considerar la crueldad que recae sobre el desdichado protagonista. Ya es mala suerte acabar enamorado de quien se enamora. Aunque lo suyo, más que crueldad es infortunio. Una maldición pesa sobre él desde que es niño y de la que no logra zafarse ni en su conclusión final. El pobre hombre está condenado a vagar en la desdicha.La premisa: el protagonista tras la muerte de su madre hereda la casa familiar, a la que no había visitado desde su infancia. Una casona gótica aislada en la campiña de las Highlands. Su intención de volver a ella y el recuerdo de unas pesadillas que tiene con un hombre de cabeza de búho hacen que el film flirtee con los cultos de antiguas civilizaciones paganas, al estilo de El hombre de mimbre (The Wicker Man, Robin Hardy,1973).
La película quiere recuperar el tono gótico y melodramático de las mejores traslaciones de Edgar Allan Poe. Un cine casi anacrónico y relamido que adolece de falta de medios para resultar lo suficientemente barroco y atmosférico que el señor Corman, por ejemplo, con pocos recursos conseguía, por no hablar del cine italiano gótico, para mí el mejor, sin olvidarme de los logros del maestro Fisher. Miren que tengo una clarísima debilidad por este tipo de cine de terror gótico artesanal, que todavía confía en lo físico antes que en lo digital para articular lo tenebroso…pero uno no esperaba el inesperado giro que toma el film en contra de su voluntad. No hay nada más cruel para un largometraje que el humor involuntario. Y Lord of Tears se convierte en la campeona. Una película esperadísima entre los fieles del Nocturna y que acabó siendo una de las sesiones donde más se rió la gente sin que la película lo buscase. Por tanto, la crueldad en Lord of Tears es la que ejercerá el espectador cuando la señorita Eve Turner, que aparece por allí como inesperada vecina de la casa de su madre, acabe arruinando toda la película. Al margen de que la señora más repipi y cargante no puede ser, a través de ella la película acaba convirtiéndose en una caricatura estrambótica. El espectador asiste perplejo a unas estampas que indefectiblemente sangran a la película. Después de una secuencia donde la sra. Turner baila sin parar, Lord of Tears ya no puede recomponerse. Es imposible que nos la podamos tomar en serio. Todo lo que sigue ya acaba siendo ridículo y el espectador se desconecta de la aflicción del protagonista. Lo cierto es que da lástima ver como la película se descarrila sin frenos. Cómo termina siendo algo bobalicón y risible porque no ha sabido calibrar bien ni el tono ni la orientación del film. Uno no quiere ser cruel pero al final es imposible evitarlo.
Lord of Tears