Old Stone
Carretera al infierno Por Domingo López
De vez en cuando nos llegan a los medios imágenes terroríficas de China, aquellas en las que un accidentado yace en mitad de la vía pública, totalmente ignorado por los viandantes que circulan a su alrededor, que hacen como si la cosa no fuera con ellos. Un comportamiento inhumano que es culpa tanto de unas leyes que obligan a la persona causante del accidente a hacerse cargo de todas las costas médicas del herido hasta su completa recuperación (aunque tarde años), como de las habituales estafas con accidentes fingidos en los que se busca extorsionar al auxiliador casual. Con este panorama, nadie quiere acercarse a dos palmos de una víctima, no vaya a ser que les carguen el muerto, o el vivo, según corresponda.
Tamaña infortuna es la que sufre el protagonista de este Old Stone, una excelente muestra del lado más oscuro e independiente de una de las industrias cinematográficas más prolíficas a nivel mundial, la china, con más de mil películas realizadas anualmente, principalmente explotando géneros tan populares como la comedia romántica o los blockbusters abundantes en efectos especiales. Por suerte para el cinéfilo de pro, aún hay espacio para películas como esta, no exentas de aguda crítica social (lo que les suele causar no pocos problemas a la hora de llegar a estrenarse) y que juegan de manera única con los límites que definen los géneros.
Y es que la historia de este taxista que en un mal día tuvo un accidente con un motociclista, al que provocó que se quedara en coma, traspasa los límites del cine social para adentrarse progresivamente en una zona mucho más oscura, optando por configurar una especie de thriller que nos arrastra por la creciente desesperación del protagonista, incapaz de seguir pagando las cuotas del ingreso hospitalario del accidentado, incapaz, también, de encontrar a nadie que le brinde una solución a una situación en la que se ve envuelto simplemente por ser una buena persona. Si en más de una ocasión se han conocido casos de conductores que rematan a las víctimas de atropello para que no puedan denunciarles, nuestro amigo optó, sin pensar en las consecuencias, por el camino del bien, sumergiéndose en un infierno personal que la película retrata casi como si de una película de terror se tratara, llegando hasta ese tramo final del filme en el que se desata la violencia y la muerte, en el que la injusticia se paga con el crimen.
Uno de los descubrimientos de la película es el actor que se pone en el pellejo del atormentado taxista, Chen Gang, un actor que, hasta esta película no había filmado más que insustanciales comedias de consumo rápido al estilo local (tanto delante como detrás de las cámaras, ya que también es realizador de películas como When a Peking Family Meets Aupair, protagonizada por otro monstruo del cine chino, Sun Honglei, que también desperdicia habitualmente su talento en este tipo de producciones) y que aquí realiza una composición de personaje capaz de transmitir al espectador toda la angustia que le provoca la impotencia que siente ante el sistema (e incluso el propio desprecio de sus allegados), algo que le sitúa en la esfera de personajes como aquel Alberto Sordi que protagonizara películas como Detenido en espera de juicio (Detenuto in attesa di giudizio, Nanni Loy, 1971).
Esta ópera prima del director Johnny Ma, ganadora del premio de la crítica en el pasado Festival Nits de Cinema Oriental de Vic y proyectada en la sección Kinescope del Festival de Cine de Sarajevo (un apartado que recupera las joyas de otros festivales europeos recientes) maneja con maestría las líneas temporales, construyendo un interesante rompecabezas narrativo durante la primera parte de la película, en el que somos testigos tanto del origen del conflicto como de un adelanto de lo que será la resolución final y definitiva. El montaje, que opta por un estilo naturalista y documentalista, propio del cine chino de autor, cobra fuerza y arrojo en los momentos necesarios, interrumpiendo la acción una y otra vez con unas inquietantes panorámicas de árboles en las montañas que sirven, quizá por el modo en que dejan en un estado de estupor al espectador, para agudizar la sensación de inquietud ante el futuro desenlace de la historia. Una historia que sigue viva tras la película, en las calles y carreteras chinas.
¿Dónde puedo ver esta película?