Paraíso do concreto
Aventuras infinitas sin comienzo ni fin Por Fernando Solla
"Luego todo se convirtió en una sucesión de hechos concretos
o de nombres propios o de verbos, o de capítulos de un manual
de anatomía deshojado como una flor, interrelacionados
caóticamente entre sí."
El (S8) 2015 sigue mostrando especial interés por aquellos trabajos que investigan en la formalidad cinematográfica, en este caso con la vista puesta en el cortometraje brasileño más vanguardista. La sesión Paraíso do concreto incluye siete cortometrajes de distintos realizadores, todos rodados en Super 8. La selección toma como leitmotiv el doble significado de la palabra “concreto” en brasileño: el hormigón armado con el que se construyen las ciudades de lo que se ha denominado nuevo Brasil así como la concreción de una manera de entender el cine a partir del desarrollo del formato de cada película. También hay la voluntad de mostrar la realidad de un país cuyas directrices, incluidas las cinematográficas, avanzan en la misma dirección que las del resto del mundo, convirtiendo la idea que podamos tener de una región tropical plagada de playas de ensueño en un paraíso artificial, siendo el día a día de sus ciudades algo mucho más preciso, concreto.
Empezamos con O Inverno De Željka (2012) de Gustavo Beck, cortometraje de veinte minutos de duración que es una coproducción entre Brasil, Dinamarca y Croacia. Rodada en blanco y negro la película delega todo el poder de contar su historia en las imágenes. El realizador mira al pasado para rodar sobre el presente en un delicado ejercicio de cine mudo en el que un hombre, extranjero y anónimo, viaja a través del invierno de un pueblo croata. El cineasta reflexiona sobre la identidad y el territorio desde lo compartido hasta lo individual. Un retrato atento y sensible que nos muestra el camino de lo tradicional a lo contemporáneo a través de las vías del tren, los postes eléctricos, el paisaje árido, el paisaje nevado, la tierra, el mar, el horizonte inmediato a la vista y el lejano… hasta llegar a un pueblo de marineros, al mercado de pescado (muestra de la actividad económica) y al núcleo familiar, pasando por un rúa no muy concurrida (quizá decadencia de las raíces folclóricas seculares). Un indigente fumando que mira fijamente a la cámara y una mujer que se quita los rulos risueña mientas nos explica algo que no escuchamos serán quizá el final de una generación. ¿Pero, qué le espera a la siguiente? Eso mismo parece preguntarse la joven de mirada líquida que nos mira, entre flemática y melancólica, mientras parece esperar una respuesta que no llegará.
O Inverno De Željka
En Sacris Pulso (2009) la realizadora Ana Vaz desarrolla unas premisas parecidas pero a través de la mezcla de ficción y realidad, por un lado, y de la combinación de su figura como cineasta e hija. Citando a la Medea de Eurípides, Vaz convierte a sus padres en protagonistas de su cortometraje. A partir de fragmentos de Brasiliários (Sérgio Bazzi y Zuleika Porto, 1986), corto que unió profesionalmente a sus progenitores (la madre era la protagonista y su padre el compositor de la banda sonora) y de su combinación con found footage de su propia infancia, el viaje que nos propone Vaz es hacia el recuerdo y la imaginación. Una constante sensación de pesadumbre y desencanto hacia un futuro que ya no llegará y unos recuerdos rodados en Super 8 (y que quizá formen parte de la ficción) nos conmueve desde la imperturbable y estoica serenidad que transmiten las imágenes.
Seguimos con Project 3 (2015), recientísimo último trabajo de Helder Martinovsky) que en poco más de tres minutos consigue sumergirnos en un mundo que transita por las vanguardias sonoras y fotográficas como impulso de las imágenes que rueda. Un paisaje desdibujado, gris y gastado, impresionista (y del que nunca sabremos si se nos muestran imágenes reales o animaciones de las olas del mar) nos empuja, como espectadores, a querer nadar en la misma dirección que esa sombre permanente y que no sabremos que es. Un viaje al interior del significado de las imágenes desnudas, como el esqueleto del árbol final. Tierra y mar de nuevo como símbolo de los elementos entre los que se mueve el acto cinematográfico. Desconcierto breve en mitad de la abstracción y el caos, el estado perfecto para la creación.
En cualquier viaje que se precie siempre hay una parada a la que nos gusta volver. En el caso de Paraíso do concreto visitamos dos trabajos del Duo Strangloscope, formación compuesta por Claudia Cardenas y Rafael Schlichting.La Mostra ha proyectado Time Gap (2014) y el estreno mundial de Child World (2015). Este último filme gira sobre sí mismo como si de un cubo de Rubik se tratara, haciendo que el término “experimental” se quede corto en este hipnótico juego visual ¿quizá animado? que nos descubre el cine cubista para desgranar el simplismo ideológico del capitalismo. Superposición de diapositivas y dominándolo todo una canción que hace de la repetición de la palabra loser un clarísimo leitmotiv. Diez minutos no aptos para miradas fotosensibles que suponen un paso más en el cine de esta pareja, entendido como el arte filmado de la performance. Este aspecto se desarrolla exponencialmente en Time Gap, uno de los ejemplos más perturbadores de todo el certamen. En este corto, el tema central será la característica cinematográfica de la repetición, el intervalo y el retraso. El cine como un agujero temporal y no como una representación de la realidad. Lo que no sucede en el momento no es real ya. Algo que vemos un año después de haberse rodado, no existe. Por lo tanto, volver a ello será retomar el pasado desde el futuro, que es a la vez presente. La intervención del espectador como protagonista de esta performance será indispensable para conseguir que el juego resulte. ¿Cómo hacer coincidir la realidad espacial y temporal del espectador del aquí y ahora con la de los protagonistas que cruzan un paso de cebra o miran un escaparate en la ciudad de Detroit? Busquemos formas y preguntas. Cuestionándolo todo quizá obtengamos alguna respuesta. Experiencia en primera persona palpitante, sucia y mezquina a partes iguales.
Child World
Finalmente, llegamos a Visão 2013 para Roberto Piva (Priscyla Bettim) y O cinema segundo Luiz Rô (Renato Coelho), ambos rodados en 2013. Los dos títulos son un claro ejemplo de la vocación del (S8) de evidenciar los puntos de unión del cine con el resto de las artes y su capacidad para incluirlas a todas. Bettim nos mostrará a partir de una apenas audible voz en off y una temeraria colección de espejos rotos cómo desde el cine se proyecta la visión de la ciudad de São Paulo de “ese poeta experimental que tiene una vida experimental” que fue Roberto Piva, especialmente durante la década de los años sesenta y setenta. Mirada al pasado desde el presente que nos recuerda en su estilo de enumerar de Mark Renton (Ewan McGregor) en Trainspotting (Danny Boyle, 1996). En última instancia, Renato Coelho nos ofrecerá un retrato filmado del cineasta Luiz Rosemberg Filho. Discípulo y maestro se enfrentarán a sus trabajos con una misma premisa: la subjetividad es el único proceso de crecimiento. ¿Cómo mirar al mundo a través del cine? No hay explicaciones, sólo dudas y máscaras. Filtros e imágenes.