Revenge
De la venganza rápida Por Antoni González Gilabert
El rito de la violación, exento de calidad evolutiva dentro del ámbito cinematográfico, marca nuevamente un proceso hacia la intimidad, vacío, o más bien despreocupado en la búsqueda de lo intelectual. Saliendo del pasado festival de Sitges junto a algunas cintas más sobre violación y venganza – o rape & revenge– como Marlina the Murderer in Four Acts (Mouly Surya, Marlina Si Pembunuh dalam Empat Babak, Mouly Surya, 2017) delimitan dos estilos iguales, pero de tratamientos muy dispares cuyas directoras reflejan la impotencia y la sublevación a través de la rabia a partir de una mirada que trata el feminismo desde un punto de vista un tanto ambivalente. La interpretación del feminismo y, en este caso con mayor atisbo, de la violación, siguen siendo temas prácticamente de una inamovilidad férrea cuyo tratamiento no ha variado ni parece interesado en hacerlo, desde que salieron las primeras cintas de rape & revenge a mediados de los setenta de la mano del cine de explotación. Dicha inmovilidad parece precedida por la comodidad que desprende la repetición de un patrón con la justa modificación en el aspecto formal para que esta se diferencie mínimamente de la anterior.
Este subgénero estipula, de forma homogénea, una estructura ya instaurada a través de un primer acto donde se presenta a un personaje; objeto, generalmente una mujer, aunque podemos encontrar casos aislados dónde el papel de víctima recae sobre una identidad masculina cómo fue el caso de Ving Rhames en Pulp Fiction (Quentin Tarantino, Pulp Ficiton,1994). El personaje es violado, martirizado y abandonado para morir en algún lugar lejano; asesinado en algunos casos. Si tal es el caso, deberá ser la familia quien proceda a efectuar la venganza. Durante el transcurso del segundo acto, desde su “despertar” hasta el inicio de la venganza, el personaje principal se recupera durante un proceso generalmente acelerado a modo de montaje. El caso que nos atañe es abordado desde una perspectiva más metafórica, tratada desde la más absoluta rabia otorgando a Jen una fuerza sobrenatural que consigue traerla de nuevo al mundo para llevar a cabo su venganza. Mezclándose con el segundo acto, el tercero y último deviene la parte más violenta y vacía del filme. La venganza es llevada con gran frialdad durante un acto que comprende dos terceras partes de la duración total.
La primera parte, aunque narrativamente mas aburrida, resulta ser mucho más atractiva gracias a un predominio fuera de control de diversas manifestaciones (formas) cinematográficas. Coralie Fargeat, consciente de la sencillez de su ópera prima, juega de manera inteligente con la puesta en escena de su primera mitad (posteriormente se deja llevar por la simpleza de la violencia y la ausencia de todo recurso autoral) y crea, puede que sin darse cuenta, una derivación del género que trata. De la metáfora, Coralie Fargeat se vale en numerosas ocasiones para alcanzar símiles que son tratados de forma evidente en la imagen, ya sean los significados de la luna o la manzana, entre otros. Formas indiscutiblemente forzadas a ser leídas por el espectador, pero que devienen en un elemento más de lectura para el mensaje de la directora.
En virtud de la capacidad de Coralie Fargeat en su trabajo de la puesta en escena, destaca la valía que reside en la incorporación de elementos más cercanos al cine de gags que al propio del rape & revenge. Más que elementos podríamos hablar de personajes y actitudes presentes y que se repiten a lo largo de la historia. Lejos de reclamar un subgénero tan marcado -y cerrado- cómo resulta ser el rape & revenge, el debut de la directora francesa se pone a disposición de la actitud burlesca para paliar, o al menos contrarrestar, toda la parte más visceral del filme y dejar en entredicho de forma cómica, las actitudes criticadas duramente. De esta forma, y aunque solo sea durante una pequeña parte de la cinta, la mezcla de géneros le otorga a la historia, y al rape & revenge, una visión nueva y una pequeña oportunidad para abrirlo a nuevas tendencias y tratamientos a los vistos hasta el momento.
De forma generalizada, la directora nos representa a través de la figura de Dimitri, un personaje pasivo que mira; un voyeur del mal incapaz de mostrar algún signo de empatía con cualquier tipo de dolor. Las relaciones empáticas creadas con los sonidos e imágenes, en muchos casos, del televisor de la casa se producen de forma espectacular. El montaje, posiblemente su arma más poderosa a lo largo de Revenge, se encarga de poner en entredicho todas las convenciones que Coraline Fargeat pretende destruir, o al menosal presentarlas de una forma tan irónica que sea necesario de una mirada personal para replantearnos a través de la risa (o la risa silenciosa) qué es lo que nos lleva a llegar a actitudes similares.
Sí, Revenge es una película muy simbólica. Lo que pretendía era hablar de toda clase de violencia que pueda ser aplicada sobre una mujer. Puede ser violencia verbal, violencia psicológica, física o sexual. La idea era unir todo esto y retorcerlo y revertirlo […] Básicamente era jugar con los códigos y los clichés. 1
En su estudio sobre feminismo y rape & revenge, Kayley A. Viteo 2 ya dista lo femenino del feminismo dentro del subgénero que nos atañe. Empezamos con una mujer femenina y terminamos con una mujer feminista -o eso se nos pretende transmitir-. La víctima siempre es sexualmente inocente; una figura que se rompe en mil pedazos. Coralie Fargeat pretende utilizar los mecanismos sobre la sexualidad femenina instaurados en la sociedad moderna para revertirlos y hacer que jueguen a su favor como bien apunta la propia directora: y también tienen todos los clichés en el principio que pueden ser como se usan las mujeres en una película, como los accesorios con que viste 3. Por tanto, la mujer utiliza su sexualidad para, en este caso, llevar a cabo su venganza (siempre se trata de conseguir algo a través del propio deseo de su cuerpo). Hecho que difiere con el discurso de algunas corrientes internas del movimiento feminista. Al fin y al cabo, aunque su fin sea distinto de otros de un ámbito más sexual, el cuerpo es utilizado de nuevo para una satisfacción personal. Como prosigue Viteo, es difícil encontrar lo feminista en lo vengativo. De todas formas, ¿es mejor ver al personaje femenino de nuevo como la representación de lo insignificante o como el vencedor?
Aunque la sencillez de Revenge no supera el juego del ratón y el gato, la capacidad de su directora de crear un tratamiento que juega con las reglas del género en pos del alejamiento de lo estático del rape & revenge, conjugan una cinta que sin llegar a las aspiraciones de Coralie Fargeat de imitar a sus grandes referentes como Ajá o Cronenberg, consigue la plasmación en su ópera prima de tintes autorales que pueden dejar mella.
- BONZO, Alfredo (2017): Entrevista a Coralie Fargeat. En Fiebre Cabina (consulta: 03/08/2018): http://fiebredecabina.com/entrevista-a-coralie-fargeat/ ↩
- VITEO, Kayley A., «Day of the Woman?: Feminism & Rape-Revenge Films» (2012). Electronic Thesis and Dissertation Repository. 1018. ↩
- BONZO, Alfredo (2017): Op. cit ↩