Sarajevo Film Festival 2015. Cierre
Por Bea González
7 días justos hace que aterrizamos en Barcelona tras nuestra aventura por tierras balcánicas, en esta nuestra primera experiencia en el Sarajevo Film Festival, que apunta a que no se quedará en única. 25 películas vistas en 8 días de festival, algunas más de las que inicialmente habíamos previsto, en una incursión que pretendíamos algo más relajada de lo habitual dado el doble objetivo de conocer un poco la zona y disfrutar como buen turista de los días de vacaciones.
El balance global, tras superar una accidentada entrada en la ciudad digna de una comedia de Woody Allen, y un primer contacto con el staff de prensa también de película, es muy positivo. Y es que en Sarajevo, y por extensión en Bosnia, las cosas discurren a otro ritmo, y es responsabilidad del visitante el permitirse dejarse llevar y dejar en el aeropuerto ideas preconcebidas sobre como las cosas deberían hacerse o cómo se hacen en otros sitios.
Sarajevo Film Festival
Antes de seguir adelante, algo de información práctica para los que se aventuren en ediciones próximas a darse una vuelta por Sarajevo. El festival es en sí pequeñito y accesible, al menos si se compara con otros que conocemos más, como San Sebastián o Sitges (ya no quiero pensar en compararlo con otros que ni hemos pisado, tipo Berlín o Cannes). Como acreditado de prensa tienes acceso directo, oficialmente, a los pases matinales en el Teatro Nacional de las películas de la Sección Oficial, uno o dos, dependiendo del día. Extra-oficialmente, porque no está escrito en ningún sitio y no conseguimos que ningún miembro del staff de prensa nos lo confirmara, también tienes acceso directo al pase de la tarde (16:00) en el Teatro Nacional de las películas de la sección In Focus, siempre y cuando quede aforo disponible, que en nuestro caso fue siempre. Aparte, puedes pedir entrada para dos pelis al día, solicitándolas 24h antes, apuntándote en una lista en el mejor de los casos o en un post-it (¡!) en el peor. El mismo día de la proyección te pasas por taquilla y si estás entre los afortunados la recoges. Debo decir que nosotros no nos quedamos nunca sin la entrada que habíamos pedido, pero el festival deja clarito que todo es posible. Además, cada día puedes consultar el press protocol donde te informan de algún evento más para la prensa, tipo coffee with, Q&As, mesas redondas y alguna cosita más, que no utilizamos mucho, debo reconocer. Lo que sí no nos perdimos casi ningún día fue el post-screening tras el pase de prensa de las pelis de S.O, siempre con miembros del equipo y muchas veces el propio director y los actores principales, por una vez factible a nivel temporal, sin que ello supusiera dejar de lado las necesidades fisiológicas que uno pueda tener antes de hacer cola para la siguiente sesión. Ahora que hablo de colas, son casi inexistentes, ya que los sarajevitas acostumbran a llegar justitos a las pelis y a entrar al mogollón, por lo que son un motivo menos de preocupación, además, si no hay sitio, ya se encargan los voluntarios de la sala de ponerte una silla plegable o un mullido cojín en la escalera de la sala (sí sí, como leéis). Alguna cosa más: las proyecciones tienen lugar básicamente en cinco espacios, el Teatro Nacional (un mix entre el Teatro Principal y el Victoria Eugenia, para los asiduos a Donosti), un correcto multicine del centro de la ciudad, una sala polivalente (el Meeting point) anexa a un bar, también muy céntrico y que pinta a espacio habitual de proyecciones alternativas de la ciudad, y dos espacios al aire libre, de los que solo llegamos a conocer el más grande, el Open Air. Poca queja al respecto, todos cómodos, de fácil acceso desde el centro y prácticamente abarrotados en cada sesión de espectadores locales. Por último, antes de ponernos a repasar las películas, advertir que el festival es especialmente parsimonioso a la hora de confirmar las acreditaciones de prensa, 9 días antes del comienzo del festival este año (¡!), lo cual puede resultar algo ansiógeno si, como es mi caso, eres de los que puntúas alto en neuroticismo.
Post-screening de The High Sun – Sarajevo Film Festival
Volviendo al terreno estrictamente cinematográfico, pocas sorpresas respecto a las expectativas globales previas que la programación sobre el papel nos había generado.Es decir, a grandes rasgos mereció y mucho la pena el acercarse hasta Sarajevo, al menos para quién esto escribe, no tanto para Domingo López, aunque en su caso, el festival también cumplió su expectativa, la de ser un paraguas que albergaba films en su mayoría diametralmente alejados de sus intereses cinematográficos.
La Sección Oficial, que pudimos ver al completo, resultó irregular y algo descompensada, alternando grandes cintas cuyo visionado confirmó con creces las alabanzas previas que sobre ellas habíamos leído, como es el caso de Son of Saul (Saul fia, László Nemes, 2015), Mustang (Deniz Gamze Ergüven, 2015), The High Sun o The Treasure; alguna pequeña y grata sorpresa, como la de la bosnia Our Everyday Life o la rumana Back Home; una decepción cuyo eco llegaba ya desde su estreno en Locarno, la de la griega Chevalier (Athina Rachel Tsangari, 2015); y luego pues las típicas cintas que seguramente tienen no pocos aciertos, pero que tristemente terminan pasando desapercibidas en su medianía, como en el caso de la turca Entanglement (Dolanma, Tunç Davut, 2015) y la austriaca Superwelt. Hacernos desear no haber entrado en la sala, la verdad, solo sucedió con la serbia Panama (Pavle Vuckovic, 2015); así que haciendo balance no está mal.
Panama – Sarajevo Film Festival
De la sección In Focus, que justamente por su foco también en el cine de la región, podía depararnos grandes alegrías, terminamos sacando al final poco provecho, aunque bien es cierto que de los 7 títulos, 3 ya nos los traíamos vistos de casa. De entre los otros 4, pudimos ver una de las mejores películas del festival, One Floor Below; pero también uno de los grandes disgustos, el Aferim! de Radu Jude, que no acabamos de apreciar en su justa medida, en parte por nuestra incapacidad de adaptar nuestro ritmo de lectura post-comilona a la endiablada velocidad con las que los subtítulos en inglés traducidos desde el rumano antiguo aparecían en pantalla. Una pena, cruzo los dedos para poder recuperarla en mejores condiciones. In Focus también nos depararía uno de los contados despropósitos del festival, la croata You Carry Me (Ti mene nosis, Ivona Juka, 2015), un intento fallido por parte de su director de cruzar tres historias, a cada cual más anodina. En cambio, de la turca Sivas (Kaan Mujdeci, 2014), nos llevamos mejor impresión, en parte por nuestra simpatía incondicional ante los coming of age, vengan de donde vengan.
Kinoscope, ya sin foco regional, tal y como comentamos en la presentación, nos permitió hacer un poco los deberes con buenos resultados en general, viendo pelis ya confirmadas para otros festivales, como es el caso de Fires on the Plain o Yakuza Apocalyse, presentes en Sitges; El abrazo de la serpiente o The Treasure que se verán en Donosti, o la sorprendente In the Crosswind, que se paseará por Gijón dentro de la sección Convergencias. Dentro de Kinoscope disfrutamos también del fresco debut de la costarricense Paz Fábrega con Viaje; y acogimos, con opuesta valoración, la laureada y también controvertida, Tikkun (Avishai Sivan). Aunque en lo que sí coincidimos Domingo y yo es en cambiar nuestra primera impresión del filme israelí (que nos pareció de lo más forzado y pretencioso) tras escuchar a su director explicar que decidió centrar la película en la comunidad ortodoxa judía simplemente por su aura de misterio y por lo cool de sus ropajes. Aún estamos en shock. De lo inicialmente previsto para ver de la sección se cayó a última hora, el Taxi de Jafar Panahi, por su próximo estreno comercial en nuestro país, y el trio Green Room–45 years–The Lobster, que por ser de habla inglesa, y ser yo dura de oído, preferí guardarme para ver en mejores condiciones ante los gritos de júbilo de Domingo, que inmediatamente pensó en la posibilidad de tener más tiempo para invertir en la ruta de manjares locales.
Tikkun – Sarajevo Film Festival
Sabina K. (Cristobal Krusen,2015), supuso por su parte nuestra una única, y desafortunada, incursión en la sección de cine bosnio (BH Film). La presentación inicial a cargo de su director, americano, una especie de profeta new age evangelista bien nos puso sobre aviso de lo que estábamos a punto de ver, pero estábamos estratégicamente mal situados en una fila central y no teníamos escapatoria. Y Chuck Norris Vs Communism, nuestro escueto paso por la sección de documentales, una sorpresa que seguro tendremos la oportunidad de volver a ver por aquí en algún festival especializado.
Como no le acompañé, poco puedo contaros, de la escapada impulsiva que hizo Domingo a la programación infantil tras ver el poster de Antboy II entre los expuestos en la sala de taquillas del festival. Tan emocionado volvió que se empeñó en dedicarle una reseña, que ya habréis tenido la oportunidad bien de leer bien de saltaros en los días anteriores.
Y por último nuestras dos experiencias al aire libre, en el Open Air, con These Are the Rules, que trasladaron por lluvia a un gigantesco polideportivo de cuando las olimpiadas (por mucho que os intente explicar el contraste de la película con el espacio de proyección me quedaría corta), y Fúsi, el film de clausura, una deliciosa manera de poner punto final al festival, con los espectadores locales bien provistos de abrigo para la gélida noche estival sarajevense y la que os escribe en manga corta, y aun arrastrando las consecuencias de ello desde entonces.
Y hasta aquí, mi experiencia personal del festival, pero antes del ahora sí punto final, con el obligado top-10 de películas vistas, mi agradecimiento a Pablo, de Cine Maldito, fantástica compañía durante estos días en Sarajevo, y a Manu, uno de los jefazos de Cine Divergente, por su apoyo y confianza en esta aventura.