Serpent’s Path y Eyes of the Spider

Venganza y bajos fondos en universos narrativos paralelos (o el díptico Niijima) Por Luis Baena

Tras el éxito de Cure (Kyua, 1997), Kiyoshi Kurosawa asumió como realizador una serie de proyectos bastante variopintos para estrenar en el año 98: Serpent’s Path (Hebi no michi) y Eyes of the Spider (Kumo no hitomi), dos películas de escaso presupuesto directas a vídeo; un corto de terror titulado Kodama para la película televisiva Gakkōô no kaidan G; y la más personal License to Live (Ningen gōkaku).

En este texto vamos a analizar las dos primeras películas mencionadas, que fueron las primeras en estrenarse en Japón, entre febrero y abril de 1998 (fuente: IMDb). La propuesta que recibió Kurosawa fue el filmar ambas películas con un presupuesto muy limitado, en apenas dos semanas y un equipo creativo muy similar. Como siempre en él, un material aparentemente de derribo y sin demasiada enjundia es absorbido por el director de Pulse (Kairo, 2001) y a través de su personalidad creativa es capaz de generar dos películas con muchos puntos de interés, que se comunican entre ellas a través de aspectos temáticos (hijas asesinadas, bajos fondos y venganza), formales (travellings y grandes planos generales) e interpretativos (Shō Aikawa interpreta en ambas películas a personajes que se llaman Niijima).

Serpent's Path

Serpenth’s Path, izquierda; Eyes of the Spider derecha

A pesar de que están lejos de ser obras mayores, no dejan de ser pequeños ensayos sobre intereses ya tratados en películas anteriores de Kurosawa, que han expuesto mis compañeros en este especial: la ausencia de moralejas; la importancia de la disposición de personajes y objetos dentro del plano; irrupciones sorprendentes de humor absurdo; personajes carentes de pasiones y que pululan sin sentido por la ficción,etc.); y ambos filmes anticipan varios aspectos que Kurosawa profundizaría en películas posteriores, como la aparición de lo sobrenatural en la intimidad del hogar, aunque sea de manera fugaz en Eyes of the Spider.

Álvaro Peña acierta al decir que Kurosawa, en general, es un autor más acumulativo que narrativo o expositivo, aunque en Serpent’s Path quizás estemos ante la película más “matemática” del director japonés a nivel narrativo. En esta película hay una vuelta de tuerca muy interesante sobre el concepto de “master of puppets”, un misterio que se resuelve hacia el final. Kurosawa actúa como narrador como si estuviera realizando una fórmula matemática de Niijima, misterioso personaje que desde el principio ayuda a Miyashita (Teruyuki Kagawa) a vengar la horrible muerte de la hija de este último a manos de un asesino vinculado a una organización criminal. El secuestro del primer sospechoso para torturarlo acaba revelando poco a poco una red criminal aún mayor que también se dedica a la producción y distribución de snuff movies. Cada secuestro de nuevos sospechosos y cada avance en la investigación particular de los vengativos personajes principales termina desvelando otras tramas, en una escalada narrativa que nos lleva a un final muy perturbador, pero poco misterioso (al contrario que en Cure). Una suma de elementos que desemboca en un gran truco final cerrando un círculo de venganzas.

Serpent's Path

Serpenth’s Path

Pero lo más interesante de esta película no está en su desarrollo, sino en algunos elementos visuales y formales dignos de destacar, como el uso insidioso de grabaciones (una idea que el guionista Hiroshi Takahashi también usa en The Ring [Ringu, Hideo Nakata, 1998] ), o una puesta en escena en interiores muy perturbadora en el uso de travellings dentro del plano (algunos parecen falsos planos en primera persona), y que acrecientan la sensación de que siempre hay alguna presencia misteriosa observando las acciones de los personajes, en especial en la nave donde Miyashita y Niijima encadenan y atormentan a los sospechosos de haber torturado y asesinado a la hija del primero.

Serpent's Path 2

Serpenth’s Path

Aunque parece que el leitmotiv de Eyes of the Spider también es la venganza por el secuestro y asesinato de la hija de Niijima, el hierático protagonista, rápidamente la película abandona esta premisa para adentrarse en su vida íntima tras vengar a su hija, algo que sucede en los primeros cinco minutos. Niijima es uno de los muchos personajes grises e impasibles que circulan sin un objetivo vital claro por el universo creativo de Kurosawa hasta que lo excepcional trastoca sus vidas. Se trata de un oficinista desencantado de su trabajo y de la vida con su mujer, con la que comparte comidas y poco más a pesar del trauma que tienen ambos por el asesinato de su hija, como refleja muy bien el hecho de que ninguno de los dos se haya atrevido a limpiar la habitación de la niña. Lo excepcional llega gracias a la aparición de Iwamatsu (Dankan), antiguo compañero de facultad de Niijima, quien le ofrece una nueva oportunidad laboral en “import-export”. Niijima acepta sin saber que Iwamatsu trabaja para una organización criminal que usa a su equipo para liquidar a los que no pagan las deudas contraídas.

Eyes of the spider

Eyes of the Spider 

Tanto Iwamatsu como liquidador como Niijima como oficinista realizan sus labores con apatía y aburrimiento, aunque el día a día juntos genera una cierta unión que choca con los intereses de los mandamases de la organización criminal. En este momento donde el humor absurdo y las situaciones un tanto extravagantes entran en escena: el jefe mafioso es un friki apasionado de la geología y al que le gusta jugar al “aquí te pillo” con sus subordinados; el grupo de Iwamatsu, Niijima y sus matones van a pescar juntos; etc. Estas rupturas de tono parecen sacadas directamente de una película de Kitano, así como un final lleno de sangre y muerte sin demasiado sentido.

Eyes of the spider

Eyes of the Spider 

Pero dentro de esta película, que bordea lo anecdótico, hay una escena que sintetiza de manera excelente cómo lo fantasmal/fantástico rompe lo cotidiano en el cine de Kurosawa: Niijima vuelve de una jornada de trabajo y se encuentra a su mujer sollozando porque ha visto a su hija en la habitación, entonces se asoma a la estancia y, en un corte muy abrupto del plano,  aparece la niña, para en un siguiente corte desaparecer. Lo ambivalente, donde Kurosawa es un maestro, se resume en esta escena, en la que no sabemos si hemos asistido a una aparición fantasmal o es fruto del trauma psicológico de los personajes.

Una ambivalencia y unos recursos que Kurosawa sublimará en películas posteriores, como Barren Illusion (Ōinaru gen’ei, 1999), Pulse o Journey to the Shore (Kishibe no tabi, 2015).

Eyes of the Spider 

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