Shutter Island
Las variaciones Teddy Danniels Por Aarón Rodríguez
“Yo soy Ofelia. La que el río no retuvo. La mujer con la soga al cuello. La mujer con las venas rotas. La mujer de la sobredosis NIEVE SOBRE LOS LABIOS La mujer con la cabeza en el horno. Ayer dejé de matarme. Yo estoy sola con mis pechos mis muslos mi regazo”
1. MÁQUINATEDDYDANIELS
No hay escenario. Puedo escribir sobre los pasos de Teddy Daniels porque conozco su topografía precisa sobre Shutter Island – ¿qué es Shutter Island sino la metáfora final sobre el control de los cuerpos, la Webcam que Dios se dejó encendida antes de cerrar nuestra ventana, y de ahí el psicoanálisis, y de ahí el cierre sobre la voluntad de Schopenhauer? Pero si hubiera escenario sería un pliegue entre Mercadona y Dachau, hileras de cuerpos descompuestos que asoman y de fondo esa hermosa canción –ese mantra, que repite una y otra vez Mercadona/Mercadona/Mercadona– y una voz que señala: “Hoy, en nuestra sección de oferta, hijos muertos”
Teddy Daniels pide silencio, está organizando su colección de fotografías [momificaciónANDREBAZINdeltiempo], pero cuando un loco mira una fotografía mira su mismo rostro en el rostro superpuesto de otro hombre, o quizá mira a Dios y repite, como el Presidente Schreber, que él también tiene derecho a gozar un poco. La MáquinaTeddyDaniels pide silencio pero en el manicomio/Europa estamos aullando a todas horas: Mercadona, Mercadona, Mercadona.
2. LA ESCENA EN LA QUE DOLORES MIRA A TEDDY Y LE DICE: “YA NO EXISTO, TEDDY, SOY UN MONTÓN DE HUESOS ENCERRADOS EN UNA CAJA”
El cuerpo es la intuición de las cenizas que llegan.
El cuerpo, haces el amor con otro cuerpo y en el momento tan triste del acoplamiento lo único que retumba es la configuración general del amor Every night in my dreams/I see you/I feel you, y únicamente por eso ya me imagino a Céline Dion (que representa, probablemente, todo lo que odio), encerrada en el bloque prohibido de Shutter Island con la mandíbula desencajada de tanto forzar el puto agudo, el puto subidón, todas las niñas espídicas que se venían arriba cuando les ponían el temazo en su versión techno en las discotecas…
[¿Acaso no viste, estúpida, que ese orangután que quería pincharse a tu mejor amiga no era Leonardo Di Caprio sino un niño pobre del extrarradio al que no le gustaba leer, ni pensar, decía que te amaba el muy cabrón –Te quiero es el primer temazo remember en los velatorios de la felicidad-, y ahora tantos años después cada vez que compras un producto de oferta Marca Blanca Hacendado me oyes descojonarme de tu vejez prematura, embarazo prematuro, frustración prematura…?]
…así que el amor es todo Shutter Island, comenzando por el cuerpo que se deshace de sí mismo entre las cenizas del hijo muerto –todas las parejas que dicen No quiero traer hijos a este mundo de mierda, no estoy preparado, parejas schopenhauerianas que no se privan de (mal)vivir, o de vivir a medias…
No hay escenario. Pero si lo hubiera sería el ademán de Teddy Daniels al deshacerse el cuerpo de Dolores bajo la lluvia. No para de llover en Shutter Island.
3. EXPLICACIÓN DEL FINAL DE SHUTTER ISLAND
No hay escenario. Pero imaginemos que Teddy Daniels de pronto llama a tu puerta, y te sugiere una obscenidad –dice, por ejemplo, Lo estás haciendo todo mal o dice Puedo leer tus sueños y no significan nada o dice, por ejemplo, Cillit Bang y la suciedad se va en un BANG, lo que por otro lado resultaría ser falso porque la suciedad no se va nunca, y cada uno de los espejos en los que te has mirado de madrugada recuerda todos esos errores, claro, esos mismos errores, en fin, puedes taparlos con cine de Woody Allen & canciones de Iggy Pop & libros de Paul Auster & licenciaturas & masters & perfiles de Facebook
…lo que quiero decir, claramente: si Shutter Island nos ha fascinado es porque dice claramente que estamos locos…
[la lógica del tipo que reescribe su vida porque no puede soportar haber perdido a sus hijos es la lógica del tipo que abre un perfil de Facebook, se hace cuenta de Twitter, se hace crítico de cine, o cocinero, o monje mendicante, o postpoeta] [Teddy Daniels dice una obscenidad, por ejemplo, aprenderás a pedir perdón, y Max von Sydow responde La carne está presta, pero el espíritu es débil, aunque quizá eso es otra película, ya sabes, la del caballero y la muerte]
No hay escenario. Pero si lo hubiera, Teddy Daniels atraviesa el espejo en dos direcciones, una es un Mercadona que en un parpadeo se convierte en La Salpetriere, una es un avión de Ryanearth, otra es una película porno imaginada por Jacques Lacan, una es tu habitación, la otra es Solaris.
4. TEDDY DANIELS ENSEÑA INTELIGENCIA EMOCIONAL
No hay escenario. Pero estamos obligados a reconstruir nuestra identidad con retazos de un pasado delirado, una configuración histérica [intentaba defender la teoría Afterpop y entonces la hermosísima psicoanalista me miró con desprecio y me dijo: Aarón, no me jodas, no seguirás creyendo a estas alturas que el sujeto puede elegirse a sí mismo]
Pero elegirse a sí mismo –I love the way you lie, Teddy Danniels-, elegir las cuerdas que conectan los ademanes de un Dios que ya no existe pero que sigue siendo inconsciente- es el gran reto, elegir los síntomas y los tics e intentar gozarlos y mantenerlos hasta que la psicología conductual extrema nos atraviese con su palo metálico, a la psicología conductual que se apoya en dinámicas y psicofármacos no le gusta la manera en la que mentimos, es decir, la manera en la que funciona el aparato consciente, y ahí está la problemática del Yo [Mi impulso de muerte se desataba cada vez que veía a Céline Dion pero después de haber tenido pesadillas en las que el cuerpo deseado se manifestaba comprendí lo de Every night in my dreams / I see you, pero era una fórmula inversa, una fórmula de terror puro, y por eso los sueños de Shutter Island lo son todo y lo explican todo y lo confiesan todo, y hablan de mi trauma y de mi configuración melancólica, My heart will go on es una mala escritura: Mi deseo, mi pulsión will go on por encima de lógicas, antidepresivos, divanes, así que déjame suspirar y aprender a convivir con mi trauma, aprender a elegir el trauma que ya me ha elegido, Max von Sydow configura en Shutter Island la conexión entre sueño y trauma y LA VERDAD LLEGA EN UN BANG]
No hay escenario para tu dolor, o para mi dolor.
Pero si lo hubiera, si pudiera haberlo, sería una isla llena de cuerpos locos representando una obra de teatro para un policía. Para la Ley. Una Ley que ha enfermado de tanto ver cadáveres, niños muertos, Ley después de Dachau, corazón.
No hay escenario, pero si lo hubiera…