Sinais en curto. Sesión 2

Recorridos abreviados Por Fernando Solla

"La luz es el primer animal visible de lo invisible"José Lezama Lima

¿Qué significado tiene nuestra vida como individuos, es decir, como seres únicos y aislados? ¿Qué importancia e valor añadido que aportamos cada uno de los entes que formamos parte de nuestra sociedad? ¿Por qué el cine, a través del poder de la imagen es capaz de incluir al resto de disciplinas artísticas, trascendiendo corrientes de pensamiento o estéticas y potenciando el formato como ingrediente molecular del argumento?

Estas preguntas se plantearán los espectadores que hayan asistido a las dos sesiones de cortometrajes que el (S8) 2015 ha presentado dentro de su sección Sinais en curto. Para esta reseña nos centraremos en cinco de los ocho trabajos que se han presentado en la segunda sesión, quince en total si incluimos la primera. Cinco propuestas que tras un visionado conjunto nos permiten trazar una línea temática conjunta en la que conceptos como viaje y huida se anteponen a cualquier ilusión de restitución temporal. La concepción estoica del eterno retorno no tendrá cabida en esta pócima existencialista que otorga al poder de la imagen la categoría principal para el éxito de la situación comunicativa que, en definitiva, es todo acto cinematográfico.

La infancia será la primera parada de este viaje que iniciamos con While It Spins de Xiana Gómez Díaz. Dos niños en una atracción de feria como únicos protagonistas y una cámara para captar el efecto giratorio de la misma. Poco más de tres minutos para este corto que funciona tan bien en el terreno de la ficción como del documental. Experimento que utiliza como banda sonora el solo para violín BWV 1004 de la Partita en D menor de Bach para mostrar el recorrido de este par de criaturas que ruedan y ruedan felices en su afán incansable por chutar un balón. Conmueve la capacidad de la realizadora para captar en función de dónde coloca la cámara en cada momento la perspectiva entre las figuras del objeto y los individuos, ampliando y reduciendo su tamaño para simbolizar el afán de los protagonistas por dar un puntapié a la pelota, tan felices como amargo el deseo de los adultos que contemplamos la pieza. ¿Quién de nosotros no volvería a ser un niño para propinar una patada a la carga que supone el peso de la vida adulta? Entre la lluvia de algo que tanto podría ser confeti como diminutas hojas secas Gómez Díaz sugestiona con este emotivo ejercicio cinematográfico.
El visionado conjunto de Lua de Miguel Mariño y Trance de Clara Sobrino propone un nuevo alto en el camino de Sinais en curto. En ambos casos nos enfrentamos a una experiencia en que tanto la presencia de luz y color así como su ausencia (al igual que en el caso del sonido) asumen la función catalizadora del argumento. En el caso del corto de Mariño la luna resulta la única protagonista. Trabajando directamente sobre celuloide, el realizador convierte al satélite en un hipnótico punto de luz situándolo en el horizonte de nuestro punto de vista. La luna tratando de abrirse camino entre la oscuridad absoluta mediante un uso del blanco y negro no como calidad de la película fotográfica sino como únicos colores presentes en este proyecto, adaptación (si se quiere) cinematográfica de la cita del poeta existencialista cubano José Lezama Lima (1910-1976) “La luz es el primer animal visible de lo invisible”. Cine animado hecho a mano, pintado gota a gota sobre celuloide de 16mm que Mariño ha continuado con Decalcomanía, también visto en la sesión.

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Lua

En el caso de Trance presenciamos un delicadísimo ejercicio de montaje sincopado que podemos contextualizar en ese subgénero cinematográfico de los estados alterados de la consciencia del hombre. Oscuridad entre destellos de color que copan toda la pantalla en la que destacamos la ausencia de sonido que acompaña a este baile infinito en el que nos situamos cuando, en una discoteca, cerramos los ojos y nos encontramos a nosotros mismos en un momento de soledad máximo al que sólo es posible llegar rodeados de gente. De nuevo, el individuo en medio de la muchedumbre. Colores láser que creemos divisar a través de nuestros párpados cerrados. ¿Degeneración gradual de los cuerpos físicos y su ilusión de belleza? Avanzamos estáticos de frente o de perfil, mirando hacia el futuro o hacia el pasado. A ritmo acelerado o a ralentí. El work in progress de Clara Sobrino plantea preguntas sin cesar que son en sí mismas las únicas respuestas que recibiremos.

Finalmente, llegamos a la última parada: el sueño y la vigilia. Ser de luz de Diana Toucedo y Superficies – Peter (tubo) de Alberte Pagán. El found footage llega al (S8) 2015 mediante el trabajo de Toucedo que capta a través de las imágenes la sensación del miedo al paso del tiempo y el movimiento de los cuerpos. Mediante la combinación de lo que parecen negativos o fotografías veladas (que también podrían ser ecografías) superpuestos sobre escenarios naturales, la realizadora utiliza el vídeo doméstico para rodar en exteriores. Su cortometraje resulta especialmente evocador y tentador a partir de la aparición de la sombra de ese hombre en mitad de lo que suponemos es un bosque. El sueño de una caída o el miedo a que una mano nos levante de la cama mientras dormimos. Un juego constante entre las dimensiones y de los cuerpos y su superposición y supeditación constante. Fondos que se funden con las figuras que contienen para terminar convirtiéndose en filmaciones de mujeres negras que aparecen ante nuestros ojos como figuras de ébano en medio de un trigal. Material encontrado de unos personajes que parecen reclamar su lugar en la historia desde el sueño de un ser anónimo y ficticio. Luz negra y penumbra blanca en este filme de apariencia ligera cuya complejidad resulta inabarcable y fascinante a partes iguales.

Cerrando la sesión, Superficies – Peter (tubo), que hemos escogido también para concluir este texto por la reflexión que desarrolla sobre el poder de la imagen. El corto que nos ocupa forma parte de una serie de obras que Pagán proyecta sobre superficies que en principio no están destinadas para este uso, en este caso un tubo de imagen, cuya finalidad no sería la proyección sino la recepción de las imágenes desde su interior. En pantalla veremos a un hombre que escucha una exhortación sobre el poder de la imagen. Expresionismo y arte abstracto para demostrar que el lienzo en blanco contiene el indicio del arte dramático. Idea plasmada a través de unas gafas que miran fijamente a cámara que nos permitirán mirar a través de sus cristales hasta que el hombre receptor del mensaje sea convertido, como nosotros mismos, en la imagen plasmada sobre el lienzo.

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Superfície – Peter (tubo)

Una reflexión irrefutable sobre lo que está dentro y fuera del arte cinematográfico y su relación con el resto de disciplinas, superponiendo de nuevo el formato y convirtiéndolo en el verdadero contenido. Proyección y emisión como símil de la contradicción existente entre el celuloide y el digital, una de las constantes de la Mostra, así como la participación de los espectadores, convertidos en los principales protagonistas de las distintas propuestas.

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