The Image You Missed
La imagen que te perdiste Por Javier Acevedo Nieto
La imagen que te perdiste es aquella que describe una determinada puesta en mirada. Una puesta en mirada que pliegue la visión sobre uno mismo hasta que, a partir del desencuentro entre imágenes que describen ausencias, se produzca el encuentro entre pasado y presente, elementos constitutivos de un determinado magma cinematográfico en el que el tiempo es solo y todo un estado de la materia de la imagen. The Image You Missed (Donal Foreman, 2018) conforma una puesta en mirada del desencuentro entre pasado y presente. Un videoensayo construido a partir de una mirada que determina que el tiempo del archivo es un tiempo propio, dotado de la volatilidad del recuerdo y la concreción del montaje como fijador del profílmico de espacios de memoria que lejos de derrumbarse parecen conformar un monumento de memoria. Foreman contrapone el relato histórico de Irlanda — la Gran Hambruna irlandesa, el Alzamiento de Pascua, el conflicto con el IRA y la agitación en Úlster — con el relato familiar, un hijo buscando la imagen perdida del padre, Arthur MacCaig, documentalista que grabó los peores momentos del conflicto irlandés. La puesta en mirada de Foreman abandona el documental para atisbar el desencuentro surgido de la ausencia de una imagen cerrada y plegada del padre.
La imagen que te perdiste es un acto de fe, la creencia de que existe una imagen cuya visión es revelada a partir de su invisibilidad. Si cierto cine es el arte de hacer visible lo invisible, Foreman estima que todo cuanto observa es una visión cegada. La voz en off de Foreman, el hijo, y Arthur MacCaig, padre, se intercalan en el montaje asociativo conformando un árbol genealógico de recuerdos y memorias manipulados hasta que todo rastro de imágenes de encuentros desaparezca y solo quede la mera visión del padre que nunca estuvo ahí. El cineasta recorre Irlanda, recorre Belfast, dialoga con las imágenes, inserta imágenes de archivo y una titubeante cámara en mano filma breves insertos que simulan un tiempo actual en el que la búsqueda del pasado se hace tan presente que parece como si el espacio físico se disolviera en un remolino de instante fugaces, imágenes que parpadean intentando enfocar una idea.
La imagen que te perdiste es la de un niño ojeando álbumes familiares encontrando solo la huella de la fotografía que pudo estar ahí. Navegar en el archivo del padre y hallar las epístolas que este dedicaba a su esposa desde París. Construir de esta manera la imagen de la anomia, es decir, la huella de la conciencia de un individuo que se alejó de la sociedad y se refugió en su cámara persiguiendo las masacres y el caos de una época que exigía la abolición de cualquier orden moral. El testimonio de MacCaig lega al hijo la memoria colectiva que deberá transformar en base a la presentización del recuerdo. Un padre cuya herencia está conformada por imágenes que son genuino terrorismo estético y cultural contra las instituciones del relato oficial.
La imagen que te perdiste nunca se marchitará porque todo recuerdo filmado parece presentar el valor de la morfología de días que se olvidaron pero que persisten como espectros de espacios habitados una vez por emociones que florecieron. The Image You Missed crepita en los instantes privilegiados de planos detalle que insertan memorias a quemarropa, como tiritas que tratan de contener las heridas del alma de un cineasta que parece saber recordar pero no recuerda. Crepita en los intervalos que recorren todo el metraje, y como en el cine-ojo de Vertov dichos intervalos rechazan la dimensión espacial para registrar una mirada que observe la duración entre dos instantes, una vez queda asumida que la distancia espacial entre padre e hijo solo puede abolirse a partir del encuentro de instantes conectados por la distancia del tiempo. Un cine, como el de Vertov, que mire el interior mismo de las cosas y se emancipe del punto de vista 1 hasta que toda conciencia quede superada por el flujo dinámico de imágenes que crezcan sin control, reverberando en las cavidades de recuerdos que nunca terminaron de tener un final.
«Son historias particulares dentro de la historia general. Forman parte de mí. Me han ayudado a hacer el viaje colectivo. Me ha puesto en paz con mi tiempo. ¿Filmar la historia? Son la huella de mi existencia. El cine, le hice decir a un personaje no sé dónde, es también un modo de transmitir la historia: pero contándola de otra manera.» 2
La imagen que te perdiste ha dejado la huella de una existencia que horada la superficie de la imagen, resquebraja la apariencia del presente y revela que la puesta en mirada del pasado es un acto de reescritura en el que el pasado termina por corregir el presente. Donal Foreman permite que el pasado se infiltre hasta que todo rastro del presente deje de existir. La imagen de la ausencia del padre implica una búsqueda permanente basada en desencuentros. Como si el cine fuese la historia de ideas disidentes reunidas en imágenes clandestinas que describen desencuentros y sienten nostalgia por la clausura de significados en encuentros cerrados.
La imagen que te perdiste fluyó en la duración extinta que la conectó a otras imágenes fundidas y evaporadas. Porque la fotogenia, la especificidad del recuerdo filmado reside para Donal Foreman en su carácter transitorio. Huir de la belleza de la fotografía, encontrarse en el instante nunca congelado del primer plano de un rostro cuyo movimiento arruga el formato de la imagen a medida que la luz dubitativa inmortaliza el sacrificio de imágenes fijas en pos de un movimiento que desvela la belleza efímera de fotogramas cuyo fin marca el principio de un recuerdo desnudado. Así, The Image You Missed es el intervalo exacto del desencuentro de una imagen perdida cuyo recuerdo presenta la particularidad de un tipo de cine que invisibiliza el sacrificio de fotogramas privilegiados, exhibiendo una determinada puesta en mirada cuya belleza radica en la poética fatalidad de la memoria filmada de un cineasta.
La imagen que te perdiste se encuentra en el horizonte. Heidegger apuntaría que la visión de la muerte dibuja el horizonte en el que se abre el abismo de la vida. Daniel Foreman mira a su padre, Arthur MacCaig, y la distancia entre ambos crea la imagen de un desencuentro. El encuentro se halla en la muerte. Los trenes se cruzan, justo cuando van a tocarse en su encuentro final, emerge la imagen del padre mirando a cámara. Después de todo, la imagen que te perdiste está en el horizonte de la muerte, en la reconciliación final frente al abismo de imágenes. Encontrarse en la muerte, a pesar de la distancia en vida.
- AUMONT, Jacques. (2004): La teoría de los cineastas. Barcelona, Ediciones Paidós Ibérica. ↩
- MARTÍN PATINO, Basilio: “Filmar las realidades invisibles”. Fundación Basilio Martín Patino. Disponible en: http://www.basiliomartinpatino.org/escritos/filmar-las-realidades-invisibles/ ↩