The Leftovers (1a Temporada)
¿Y ahora qué? Por Roger Gonzàlez i Mercader
G'mork: (...) los humanos están perdiendo sus esperanzas y olvidando sus sueños. Así es como la Nada se vuelve más fuerte.
Atreyu: ¿Qué es la Nada?
G'mork: Es el vacío que queda, la desolación que destruye este mundo.
Imaginemos que, de repente, desaparece el 2% de la población mundial, sin dejar absolutamente ningún rastro y de forma totalmente aleatoria. Casi 150 millones de personas de cualquier edad, credo, o etnia repartidas por todo el mundo dejan de existir en el acto, ese es el novum 1 radical de The Leftovers, uno de los más potentes nunca acaecidos en la historia del audiovisual. Pero la grandeza de la serie, creada por Damon Lindelof (responsable también de la serie Perdidos –Lost. J.J. Abrams, 2004-2010-) y Tom Perrotta (basada en su novela homónima) para la prestigiosa HBO, no está solo en plantear este cataclísmico acontecimiento sino en convertirlo en un simple macguffin para plantear temas de gran profundidad y actualidad.
The Leftovers, para empezar, podría haber caído en lo fácil: convertirse en un thriller trepidante de descubrimiento intentando averiguar el por qué de estas masivas desapariciones. Lo mismo hizo hace unos años la serie Flashforward – Brannon Brag, David. S Goyer, 2009-2010- (donde todos los habitantes del planeta sufrían un desmayo al unísono con visiones futuras incluidas) y fue un fracaso que se saldó en su anulación tras la primera temporada. No. Por suerte el thriller de acción policial no es el género donde se mueve la serie. The Leftovers deja claro, tras una elipsis de 3 años (y tras una primera secuencia estremecedora) que nadie, ni siquiera una comisión de científicos mundiales, ha encontrado una explicación racional a los terribles acontecimientos.
¿Qué sucedió? Esa no es la pregunta que se hace The Leftovers, sino una mucho más interesante: ¿Y ahora qué?
La serie, decía, no es un thriller, y de hecho genéricamente se hace difícil de definir: ¿Drama intimista fantástico? ¿Pseudo-distopía cercana? ¿Post-apocalipsis de la emotividad? Buena señal: si se hace difícil de encasillar probablemente estamos ante un producto interesante y original. Y éste es el caso de The Leftovers, una serie que atrapa, descoloca y emociona a partes iguales.
The Leftovers (que literalmente se podría traducir como «los sobrantes») es drama intimista, pues a pesar del efecto global focaliza las terribles consecuencias en un pequeño pueblo del estado de Nueva York y en sus traumatizados personajes. Este es otro gran acierto de la serie, el de prescindir de una mirada global, a pesar de que el evento es terráqueo, para centrarse en una pequeña comunidad, ubicación más que suficiente para retratar complejos traumas morales y espirituales de la clase media. La serie, por suerte, no intenta coralidades multiétnicas al estilo de series como sense8 -Wachowski Bros., Michael Straczynski, 2015– The Leftovers, sin moverse de un pequeño pueblo, consigue más representatividad emocional y personajes complejos que la serie de los Wachowski en sus constantes cambios de localización inter-continental (quien mucho abarca…). Y acercando más el zoom, la serie se centra especialmente en la familia de Kevin (Justin Theroux), un policía de la comunidad, y su pareja Laurie (Amy Brenneman) con dos hijos (de una antigua pareja) los cuales, bajo una aparente felicidad middle-class, dejarán entrever inestabilidades y secretos que estallarán de forma radical con las desapariciones masivas. La tristeza y el dolor de Laurie y sus quehaceres en la nueva secta a la que pertenece, el vacío existencial de la adolecente hija Jill (Margaret Qualley) que representará, en general, la pérdida del sentido que viven los jóvenes, o el derrumbe de Kevin que intentará mantener su cordura a la par que las constantes vitales de una comunidad terminal, serán algunos de los ejes dramáticos centrales de la serie. Fuera de este núcleo familiar personajes como Meg (Liv Tyler) que ingresará en la misma secta de Laurie, o Nora (Carrie Coon) que ha perdido a su marido y sus dos hijos pequeños, nos mostrarán también la profunda cicatriz que tan masiva pérdida ha representado para los seres humanos. Éste último personaje, además, con brutales tendencias pseudo-suicidas y frases como:
“Quiero creer que todo puede volver a ser como era. Quiero creer que no me rodean las ruinas abandonadas de una civilización muerta. Quiero creer que todavía es posible acercarse a alguien. Pero es más fácil no hacerlo» 2
Es especialmente relevante el episodio 9 en el que, tras empatizar profundamente con los protagonistas a lo largo de la serie, por fin se nos desvela qué hacían en el momento del desvanecimiento, respondiendo muchas preguntas y demostrando, definitivamente, que estamos ante un guión al servicio de sus potentes personajes. 3 Especialmente impactante es lo que le sucede a Laurie, y me parece muy representativo el hecho que, ante su terrible pérdida 4, se opte por aguantar el primer plano en su desconcertante mirada, sin mostrar en ningún momento el terrible (e innecesario) contra plano que todos esperamos. De hecho el vacío que han dejado todos los desvanecidos es, de alguna forma, el más terrible fuera de campo.
The Leftovers es fantástico, pues parte de un hecho inexplicable (conocido como «Ascension») más cercano a lo maravilloso e inexplicable que a la ciencia ficción, un hecho radicalmente irracional que creará una multitud de sectas y creencias pseudo-religiosas repartidas por doquier, vanos intentos para adaptarse y entender un hecho que supone una crisis espiritual sin precedentes. Los sugerentes créditos de la serie, cual Capilla Sixtina, acompañadas por la profunda y melancólica música del joven compositor Max Richter 5, dejan entrever muy claramente la lectura religiosa y cuasi mística de la serie, dejando de lado, definitivamente, cualquier explicación científica ante las perdidas. Personajes como Matt (Cristopher Eccleston), un clérigo que intenta mantener la fe cristiana en éste entorno de caos espiritual, subrayará la importancia de la religiosidad en la serie. Ya lo decía Susan Sontag:
«Norteamérica es una nación con el alma de una iglesia evangélica, propensa a anunciar finales trágicos y flamantes comienzos» 6
Aunque aquí el nuevo comienzo no es flamante, sino apabullantemente doloroso. El «halo fantástico» también está presente a través de un guión enigmático, que plantea más preguntas que respuestas (aunque sin caer en los laberínticos callejones sin salida de Perdidos), 7 potenciando así el efecto fantástico de la incertidumbre 8; la visiones y dobles personalidades de Kevin, la locura de su padre (un veterano Scott Glenn), los aparentes poderes de Wayne (Peterson Joseph) jefe de una secta en la que está involucrado el hijo mayor de la familia, Tom (Chris Zylka) o las mujeres embarazadas de niños a los que Wayne llama “los elegidos”. Preguntas que mantendrán la tensión y el halo fantástico, algunas de ellas aún sin respuesta después de esta primera temporada.
The Leftovers es también, de alguna forma, distopía cercana y post-apocalipsis, pues estamos ante un mundo aparentemente igual pero totalmente diferente al que conocemos tras tres años de un evento que ha exterminado más gente que cualquier guerra o acto humano. Un mundo que trata con dificultad de recomponerse emocional, moral y racionalmente de un evento brutal, creando, en el fondo una nueva sociedad post-desvanecimiento. Con un mundo plagado de nuevas sectas, la serie se centra especialmente en los Culpables Remanentes (secta a la que pertenece Laurie) con sus silenciosos y fumadores miembros cuyo objetivo es el de hacer recordar, por doloroso que sea, el momento de la gran pérdida. A través de ellos The Leftovers reflexionará sobre el necesario debate del olvido y el recuerdo post-traumático. Unos quieren seguir como si nada hubiera pasado, los otros hacen del recuerdo el único sentido de su existencia, el equilibrio es imposible en una sociedad que nunca antes había mostrado con tanta evidencia su extrema fragilidad.
The Leftovers es, en definitiva, una crítica oscura y mordaz del modo de vida del capitalismo occidental y del “american way of life”, encontrando, como haría un Lynch 9, las terribles fisuras que se esconden en el aparentemente apacible y consumista modo de vida occidental: pérdida de valores, odio, prejuicios, vacio interior… el novum fantástico sirve solo como chispa para destapar, como Pandora, los pecados del hombre occidental.
The Leftovers también es, y diría que sobretodo es, una serie post-11-S.
Una serie que habla del vacío inexplicable y del odio irracional que queda tras la pérdida incomprensible. De ese enemigo de occidente, ilocalizable, difícilmente situable en un mapa, una idea, un vacío como el que dejan los desvanecidos. Ésta, quizá, no es la serie que quieren ver los norteamericanos que contemplaron horrorizados el 11-S o los europeos que han sufrido los atentados de Madrid, Londres o París. Pero es la que necesitamos ver. Como catarsis de la pérdida no sólo física, sino también espiritual, porqué aquí es donde The Leftovers nos hace ver la horrible verdad: que el terror y el vacío se encuentran, de hecho, en nosotros mismos. Una Nada que se oculta tras la máscara postmoderna de nuestra sociedad 10 .
The Leftovers nos muestra, en definitiva, la grandeza del fantástico, un género a menudo híper-alimentado de efectos especiales y productos inertes, que aquí nos muestra de lo que verdaderamente es capaz: de ir más allá de las apariencias y profundizar en temas complejos vinculados radicalmente a nuestro presente. Pocas series fantásticas consiguen esto (Battlestar Galactica – Glen A. Larson, Ronald D. Moore. 2005-2009- o Black Mirror – Charlie Brooker, 2011- serían algunas excepciones en esta nueva Edad de Oro de la serialidad fantástica) pero además The Leftovers lo hace incorporando una fuerza emocional sin precedentes, creando un ponzoñoso nudo en la garganta (y en la mente) del espectador. Estamos sin duda ante una dolorosa obra maestra.
- El Novum, concepto desarrollado por el teórico Darko Suvin, es aquel elemento central a partir del cual se estructura una obra de ciencia ficción. Según Suvin, pero, el novum ha de tener una base racional-científica y este NO es el caso en The Leftovers, quizá sería más adecuado hablar aquí de un pseudo-novum. ↩
- Episodio 10 ↩
- Muchos de ellos nominados a diversos premios como Justin Theroux (nominado al Critic’s Choice), Carrie Con (nominada al Critic’s Choice) o Cristopher Eccleston (nominado al Critic’s Choice y al Satelite Awards), evidenciando la importancia de la actuación dramática en la serie. ↩
- Soy dado a los spoilers cuando son necesarios, pero en este caso el evento es tan potente que he preferido mantener (igual que hace la serie) la sorpresa en el espectador ↩
- Tanto el compositor Max Richter como los créditos han sido también nominados a diversos premios por The Leftovers. ↩
- Susan Sontag citada por Pablo Francescutti en La pantalla profética (Cátedra, 2004. Pag. 208) ↩
- Parece, pues, que Damon Lindelof intenta no caer en los excesos de guion que le atraparon en la serie que creó junto a J.J.Abrams. ↩
- En la definición de Todorov de lo fantástico como vacilación y duda. ↩
- El ciervo que aparece en la serie (tan dulce y a la vez tan traumado) del episodio 9 recuerda especialmente esas metáforas surrealistas y oscuras de Lynch. ↩
- El vacío en la postmodernidad es especialmente tratado por Gill Lipovetsky en su ensayo La Era del vacio (Anagrama, 2003) ↩
Flipant Roger! Tinc ganes de começarla a veure