Volver a nacer y All apologies

Por Manu Argüelles

El campanazo del día fue Volver a nacer. Nos habían llegado los ecos del pase de prensa del día anterior donde un pobre Castellito que acudió, suponemos que para captar de primera mano como la prensa acogería a su film, tuvo que sufrir el choteo que se vivió en ese pase.

Film desafortunado, mal ensamblado, con situaciones irrisorias y actores desorientados como Emile Hirsch, Volver a nacer es una película inútil, fallida, que se precipita en el melodramatismo más ruidoso. Es de esos films almibarados que se hace acopio de las estrategias culebronescas de cualquier telefilm mercenario para imprimir a golpes un dramatismo que de tan forzado acaba cayendo en la ridiculez más absoluta. Fue la peor película del festival que solo se justifica su inclusión en una Sección Oficial para traer a Donosti a una Penélope Cruz, que acaba siendo la tuerta en el reino de los ciegos, es decir, que ella trata de impregnarse de su papel lo mejor que puede ante un material de derribo, en una secuenciación dramática que acaba cayendo en el delirio absoluto, es decir, en el humor involuntario. ¡Ah! por si no lo sabían Kurt Cobain is dead. El cocktail nos lleva al conflicto de los Balcanes, a una mujer estéril que ansía tener un hijo y unos laberintos entre tiempos y personajes que acaban resultando un despropósito. De mujeres estériles que ansían un hijo tendríamos una mejor muestra con la película china All apologies.

volver a nacer

Volver a nacer

San Sebastián el año pasado dedicó una de sus retrospectivas al cine chino de última generación. Este año nos traía dentro de la Sección Oficial a concurso All apologies, que aunque fue recibida con frialdad por parte de algunos de mis compañeros, guarda sus puntos de interés si nos alejamos de la red simbólica de la historia, tramada en una telaraña de turbiedad moral, con maternidades desplazadas y obsesiones de ausencias que merecen compensación. All apologies resulta sugestiva en la descripción sutil y esquinada, pero visible a los ojos que quieran mirarla, del mundo exterior fenoménico que rodea a los personajes, anclados en sus traumas y en sus códigos de actuación que guardan relación con una justicia internalizada pero distante de la legal. No solo hay un grado de clase social entre los personajes en liza sino que también hay una confrontación entre el espacio rural de la aldea y la gran ciudad, indeterminada para alcanzar un mayor grado de representatividad. No es un realismo social gráfico y visible como el de los directores de la Sexta Generación. Sino que la sutilidad, el subtexto si se quiere, nos refleja el proceso de industrialización que está asolando a China, pero sin la sentencia árida de Weaving girl (Wang Quan’an, 2009), que focalizaba sus imágenes a través de una mujer que decide repasar su pasado cuando le diagnostican un cáncer. Se aleja de los espacios high-tech y el diseño colorista de los lugares de Green Tea (Zhang Yuan, 2003), que parecían una postal de una China que ha borrado todo vestigio de su pasado comunista y se ha embarcado en la urbanidad más chic. La ciudad en All Apologies no tiene nada de lugar estilizado sino de marco decadente y degradado, como por ejemplo la sala de patinaje o el reflejo del patrón que antes de pagar a sus trabajadores prefiere gastarse el dinero en bebidas y en putas. Vemos que es una ciudad en construcción, como ya veíamos en Weaving girl, para reflejar como el tiempo de China es un tiempo de mutación, donde los seres que habitan el film se enfrentan a problemáticas morales como la que ya se plasmaban en In Love We Trust (Wang Xiaoshuai, 2007). De hecho, me recordó mucho a este último film en su aspecto de pequeña película intimista centrada en sus personajes que se enfrentan a resoluciones extremas para resolver el vacío que deja la muerte y la tragedia, como reflejo de una sociedad en transformación que hace frente a problemáticas que se escapan de su dominio.

El film presenta las situaciones con ajustada clarividencia y su exposición y descripción de personajes y comportamientos es lo suficiente clara para que el espectador pueda adelantarse a los acontecimientos, aunque su resolución acaba siendo precipitada. Puede ser que su aspecto de película pequeña le haga ensombrecerse frente a otros films más ambiciosos de la Sección Oficial como Rhino Season, pero, en todo caso, no se trata de un film desdeñable.

All apologies

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