X Sevilla Festival de Cine Europeo: Introducción
Por Manu Argüelles
Escribimos estas líneas a la finalización de la décima edición del Festival de Cine Europeo que este año antes de su estreno había cosechado una alta expectación, en virtud de su cuidada programación que se resiste a las concesiones fáciles para el gran público y apuesta por convertirse no sólo en una muestra del mejor cine europeo si no en una apuesta por el cine más innovador y transgresor, contenido en Las Nuevas Olas (nuevos realizadores) y Resistencias, nueva sección destinada exclusivamente al cine español más subversivo. Desde Cine Divergente se han desplazado dos de nuestros colaboradores, Laura del Moral y Christian G. Carlos, los cuales a partir de aquí irán detallando aquellas películas que les han resultado más estimulantes o que consideran de mayor relevancia. La crónica estará concentrada en la Sección Oficial y Nuevas Olas, aunque también han asomado la cabeza a apartados como Focus Portugal, país al que se le dedica una retrospectiva (con Centro histórico, escrito por Christian, daremos el pistoletazo de salida), Resistencias o Eurimages (películas producidas con fondos del programa homónimo).
Lo cierto es que frente a otros festivales del panorama español de mayor envergadura como San Sebastián o la Seminci, el Festival de Cine Europeo de Sevilla ha conseguido aglutinar en este año las películas más destacadas y esperadas del viejo continente.
Y gracias a las benditas co-producciones, no sólo eso, sino que se han podido ver en primicia en España películas como The Inmigrant de James Gray o Stray Dogs de Tsai Ming Liang, dos de los directores más importantes del panorama internacional. Este año estaban convocados nada menos que directores como Arnaud Desplechin (prácticamente ignorado aquí por la exhibición convencional pero que es uno de los mejores directores franceses en activo), Claire Denis (Les salauds), Alain Guiraudie (quién se alza con el Giraldillo de oro con El desconocido del lago) o Bruno Dumont (Camille Claudel, 1915). Los mejores directores franceses que este año tenían nueva película bajo el brazo estaban aquí, a los que se sumaban de países vecinos: Lukas Moodysson (We Are the Best!), Danis Tanovic (Un episodio en la vida de un chatarrero) o Paolo Sorrentino(La gran belleza). No se trata de personalizar porque eso es fruto de un equipo pero el sello Cienfuegos quedaba bien patente este año, cuando han conseguido aglutinar esos nombres que revuelven a la cinefilia pendiente de la autoría más excitante y que huyen de lo acomodaticio y lo convencional.
Además también ha podido verse la última película ganadora del Festival de Venecia, Sacro Gra (Gianfranco Rosi), Costa da Morte de Lois Patiño, tras recibir el premio al mejor director emergente en la pasada edición de Locarno, o Shirley – Visions of Reality, vista en el Festival de Berlín y que propone una ficción a partir de 13 pinturas de Edward Hooper.
Por supuesto, un certamen, y éste lo ha cumplido, también sirve para descubrir nuevos valores. De esta manera, también conviene mencionar a Salvo, Gran Premio en la Semana de la Crítica de Cannes y ópera prima de la pareja formada por Fabio Grassadonia y Antonio Piazza o In Bloom, dirigida por Nana Ekvtimishvili y Simon Gross, uno de los escasos títulos de la producción cinematográfica del año en Georgia, que también pudo verse en la pasada edición del Festival de Berlín.
A partir de aquí que sean Laura y Christian los que detallen, reflejen y transmitan su experiencia tras su paso por esta edición, de la que nos alegramos haber sido testigos.