Yo, él y Raquel
Lecciones de vida y muerte para adolescentes (o cinéfilos incomprendidos) Por Carlota Ezquiaga
Si la adolescencia es ya de por sí una etapa difícil, imagínense una adolescencia con cáncer. Ahora intenten hacer una película divertida, inteligente y optimista sobre el asunto. ¿Lo tienen? No se preocupen, alguien lo ha hecho por ustedes. Alfonso Gómez-Rejón dirige Yo, él y Raquel (Me and Earl and the Dying Girl, 2015), que puede verse ahora en la sección de Perlas de San Sebastián, y con la que ya ganó el Gran Premio del Jurado y el Premio del Público en el Festival de Sundance.
Igual les he formado la idea equivocada: el protagonista de esta película no tiene cáncer. Si eso, algún problema de autoestima. Quien tiene leucemia es su nueva amiga Raquel, con quien pasa la mayor parte de su último curso de instituto. Greg, el protagonista, tiene una táctica infalible para sobrevivir a la adolescencia: no tener amigos, solo conocidos. El instituto no es más que un molesto trámite por el que hay que pasar y es más sencillo hacerlo sin llamar la atención. Para ello, la clave es llevarse bien con todo el mundo evitando cualquier atisbo de profundidad o intimidad. Y mucho humor ácido como mecanismo de defensa. El comedor descartado, por supuesto; come en el despacho del profesor guay.
Sin embargo, y aunque le cueste admitirlo, tiene un amigo. Él prefiere llamarlo “compañero de trabajo” porque juntos hacen películas caseras versionando clásicos del cine. Y son buenas; así lo han confirmado las risas del público cinéfilo de San Sebastián. Los guiños a la cinefilia siempre funcionan en estos casos.
Gómez-Rejón dirige una película con mucha frescura y personalidad. Sin embargo, pueden apreciarse ciertas referencias. Parece ya un tópico hablar de imagen ‘wesandersonesca’, pero no puede negarse la semejanza. O somos nosotros, los espectadores, que estamos muy obsesionados con Wes Anderson y lo vemos en todas partes, o hay una nueva generación de directores que tiene una gran influencia del americano. También algo del Iñárritu de Birdman puede verse en los travellings, por ejemplo. No hay que olvidar que Gómez-Rejón empezó su carrera como asistente de Iñárritu, entre otros: también de Scorsese o De Niro. Se curtió siendo director de segunda unidad en películas como Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006), Julie & Julia (Nora Ephron, 2009) o Argo (Ben Affleck, 2012). Y, no menos importante a la hora de coger tablas para esta película, dirigió varios capítulos de la serie adolescente Glee (Ryan Murphy, Brad Falchuk e Ian Brennan, 2009-2015).
Dividido en capítulos, el guión de Jesse Andrews -basado en una novela del propio Andrews de 2012- es inteligente, conmovedor y muy gracioso. Es muy difícil no compararlo con otra adaptación de una novela de cáncer adolescente (glups), Bajo la misma estrella (The fault in our stars, Josh Boone, 2014). Sin embargo, Yo, él y Raquel carece de esos momentos de buscar abiertamente la lágrima que sí tenía la adaptación de John Green. Sí la termina provocando es por el propio peso de la historia.
Otra de las diferencias sustanciales con estas películas es que, en realidad, Yo, él y Raquel no es una película sobre el cáncer ni la muerte, sino sobre la adolescencia. Por eso está mucho más cerca de Las ventajas de ser un marginado (The perks of being a wallflower, Stephen Chbosky, 2012) que de dramas como La decisión de Anne (My sister’s keeper, Nick Cassavetes, 2009) o Camino (Javier Fesser, 2008). El personaje de Greg no es más que un adolescente confundido, un inadaptado divertido; y si no necesariamente lo segundo, todos hemos sido lo primero. Nos cae bien, nos hace reír. Eso sí, amigos de Greg: no necesitamos que nos digáis tantas veces lo mucho que se odia a sí mismo para saber lo bueno que es; ya nos ha quedado claro.
Me gusta Yo, él y Raquel porque es importante que haya cine sobre y para adolescentes más allá del mundo Disney Channel y las sagas de vampiros. Absolutamente placentera para todos los públicos, claro. Pero Gómez-Rejón y Andrews intentan hacer por los adolescentes lo que Herzog, Coppola y los demás hicieron por Greg.
Ah, y para los directores, una lección muy importante a aprender de esta película: para triunfar en un festival de cine, utiliza muchas referencias cinematográficas.